Sin agua potable, la salud se pone en riesgo y se causa mucho malestar día a día. Por eso el agua es un derecho principal protegido en la ley suprema, la constitución federal.
La ONU en 1992 declaró el 22 de marzo día mundial del agua y convoca a los gobiernos a detener la sequía y contaminación del agua. La ONU recomendó que el desarrollo económico se haga respetando los recursos naturales y recomendó un programa que le llamó agenda 21. Sin embargo, el gobierno federal, los estados y municipios poco hacen y la misma actitud asume el sector social y privado de la economía. No cumplen la Agenda 21.
El problema se agrava porque aumenta la sequía. La escases de agua provoca que baje la producción agropecuaria y esto reduce la producción de alimento básico y tenemos que comprarlo en otro país. Por tanto, aumenta el descontento social por la falta de agua. Esto explica que surjan organizaciones en defensa del agua y del planeta.
Los gobiernos reconocen el problema. Admiten la importancia del agua para salud y bienestar. Sin embargo, no dan prioridad a la prevención del deterioro ambiental que causa sequía y contaminación del agua. Por ejemplo, no lanzan un programa de reforestación eficaz. De ello son testigos ríos y arroyos moribundos. Los gobiernos poco hacen para vigilar las industrias contaminantes y toleran que empresas refresqueras acaparen agua, poniendo en riesgo la salud.
En consecuencia, no habrá mucho que festejar el próximo 22 de marzo, Día Mundial del Agua.