Uno de los legados de Cabeza de Vaca, a los usos y costumbres de la política tamaulipeca, es el de involucrar a los gringos, y considerarlos los jueces supremos de la calidad moral de los actores políticos.
Aunque afortunadamente ya no está al frente del gobierno, el “american citizen”, Cabeza de Vaca, sigue imponiendo sus puntos de vista y su manera de razonar y entender la vida pública.
Lo digo a propósito del incidente que tuvo el alcalde de Matamoros, Alberto Granados, con las autoridades norteamericanas, cuando el municipe intentó ingresar a territorio norteamericano, un incidente por cierto, del que no se ha dado explicación oficial por parte del alcalde matamorense.
No pretendo defender al presidente Granados, lo que busco es compartir información que tenemos los que vivimos en la frontera, y sabemos que las autoridades gringas son tan falibles y sujetas a intereses como las nuestras.
Los agentes de la ley norteamericana que cuidan los puentes internacionales, realizan una labor conjunta de todas las corporaciones y siglas, por lo que te puede tocar que tu ingreso a USA lo decida un aduanal, un agente de migración, un policía del condado, un agente de la oficina de alimentos o de agricultura, un policía de la DEA o un “Ranger” o policía estatal.
Cada uno de estos agentes tiene el sesgo de la institución a la que pertenece, y así tenemos que los agentes antidrogas revisan muy bien el vehículo, utilizan espejos para ver la parte inferior del automóvil y son propensos a echarte los perros y pasar el auto a revisión en rayos X.
Los de migración suelen interrogar largamente al interesado en ingresar a territorio yanqui, en un ánimo de encontrar inconsistencias en la que responde el visitante.
El agente que está en las casetas de ingreso decide si te deja pasar o no. Tienen el poder de rechazarte y no hay apelación posible.
Conozco casos de ciudadanos a los que le quitaron la visa por no declarar un bulto de naranjas que en un descuido se quedaron en la cajuela del auto.
De mi propia experiencia les digo que en una ocasión, siendo yo menor de edad, nos chocaron en el centro de McAllen, un influyente contratista de la ciudad, y por esa razón mi madre mi hermano y un servidor, estuvimos detenidos -sin saberlo- hasta que un tercero se presentó a tramitar nuestra liberación.
Conozco varios casos de personas detenidas, hombres y mujeres, por permitir que en el patio de su casa, sus hijos menores de edad, en compañía de otros menores, tomaran bebidas alcohólicas.
Pudiera seguirle con un montón de ejemplos que nos muestran las diferencias entre la ley y la actuación policiaca en nuestro país y en el vecino, pero creo que basta lo escrito para decirles que los gringos pueden hacer lo que quieran en su territorio, pero no son, ni deberíamos dejar que sean, los prefectos de la vida pública de nuestro país, como lo ha querido el gringo Cabeza de Vaca.