Por Francisco Ramos Aguirre
Al menos hasta la década de los cuarenta una vez expedido el decreto de la
expropiación petrolera por el presidente Lázaro Cárdenas del Río, el término gasolinera o
gasolinería no estaba de moda para designar los establecimientos donde vendía el
combustible para motores. Más bien y con fines mercantiles, en Ciudad Victoria como en
el resto del país se les denominaba estaciones de gasolina. En esos años las empresas
mejor posesionadas de la marca PEMEX en la capital tamaulipeca, eran Servicio Victoria
de Constancio Zuani -16 Hidalgo-, Estación Huasteca de Salvador Cano Adame -Juárez y
Juan B. Tijerina y Estación Salinas en la calle Guerrero y Juan B. Tijerina propiedad de
Librado Salinas y posteriormente de la señora Oralia Guerra de Villarreal. Todas las
estaciones contaban con el característico logotipo del charrito de piernas arqueadas y
vestimenta nacionalista.
Por diversos motivos, en aquellos años era común que el abastecimiento de
gasolina en Victoria ocasionara ciertos problemas principalmente en la demanda de los
turistas que transitaban por esta localidad. Por ejemplo, a principios de los cuarenta se
recuerda la estancia de la artista norteamericana Betty Davis en el Hotel Sierra Gorda,
quien al no existir gasolina para rellenar el tanque de su lujoso automóvil, decidió pasar
una noche acompañada de su esposo en ese céntrico lugar de hospedaje.
Otro viajero destacado de aquella época era el escritor, poeta y ensayista
regiomontano Alfonso Reyes, quien después de cargar gasolina en Ciudad Valles llegó a
Ciudad Victoria y se instaló en el mencionado hotel donde durmió, se bañó y se deleitó
con un desayuno al estilo norteño acompañado de su amigo Germán. Ahí se enteró del
fallecimiento de Francisco Benítez “paisano y amigo de la infancia.”
En los años cincuenta existía en las goteras de Victoria un hotel para turistas y
Tráiler Park con 30 habitaciones disponibles con baños y abanicos de techo, atendido por
su propietario Ernesto Martínez Gómez. Algunas contaban con aire acondicionado a un
costo de 10 pesos sencilla y doble de 20 a 21 pesos. También ofrecían el Plan Europeo.
Por lo general el diseño arquitectónico de aquellas estaciones de gasolina, consistía
en una techumbre colindante sostenida por columnas de concreto a escasos centímetros
de la banqueta y una oficina. En algunos casos, el diseño tenía características o rasgos
estilo art decó. En ocasiones el acceso a las bombas, era complicado sobre todo para los
camiones de carga, tráilers y autobuses que circulaban por la Carretera Nacional. Los
colores característicos de los muros eran blanco, rojo y verde donde sobresalían los
rótulos de las marcas de combustibles, pinturas de una torre petrolera, imágenes
publicitarias de envases de aceites y lubricantes sin faltar el citado Charrito Pemex y la
leyenda “Petróleos Mexicanos Al Servicio de la Patria.”
Gasolinera La Huasteca de Salvador Cano
La Estación de Gasolina Huasteca propiedad de Salvador Cano y su papá José Elías
Cano, originarios de Burgos, Tamaulipas tenía las citadas características y operó desde
finales de los treinta, al menos hasta la década de los sesenta del siglo pasado. Estaba
ubicada en la parte posterior del Hotel Sierra Gorda, con un edificio estilo californiano de
dos plantas y techo de teja. Disponía de varias áreas donde funcionaban oficinas,
restaurante, sector de lavado y engrasado, pensión, sanitarios, bodegas, expendio llantas
US Royal y diversos accesorios para vehículos. Es muy probable que la construcción de
este edificio estuvo a cargo del arquitecto ruso Pedro Stepanenko, quien dejó en Victoria
varias obras importantes con ese estilo.
Vale decir que la administración del restaurante correspondía al joven Alberto
Montelongo, quien contrató un talentoso cocinero de origen tampiqueño de nombre
Fortunato Sánchez Betancourt. Después de radicar en Ciudad Victoria por varios años, en
1951 este personaje se trasladó a Corpus Christi, Texas donde instaló un restaurante.
La estación de gasolina de don Salvador Cano, fue una de las primeras concesiones
que a partir de 1938 otorgó PEMEX a numerosos particulares. Además, se convirtió en una
de las preferidas de turistas norteamericanos y canadienses, tenía dos bombas de gasolina
y una de diésel. Entre los aceites de moda en aquella época era la marca Pemex-Sol en
bote de lámina. Era común que acudiera a ese lugar un personaje de apodo “Chico”
Amaro, uno de los pocos guías de turistas bilingüe certificados de Victoria en aquella
época cuando la gasolina costaba 22 centavos el litro.
Cercano a ese lugar estaban las oficinas de tránsito, Clínica del Seguro Social,
Garage Central, Café Turista, Transportes Flecha Roja y otros establecimientos. Enfrente
de la Plaza Hidalgo a un costado de la Parroquia del Refugio se localizaba el Garage
América y contaba con una gasolinera PEMEX. Uno de los anexos del edificio era ocupado
por el famoso restaurante La Tía, con especialidad en comidas regionales -taquitos de
picadillo, asado de puerco, bistec ranchero, enchiladas, pozole, pollo norteño, milanesas,
carne a la tampiqueña y otros platillos regionales-.
Al mismo tiempo Armando Cano Garza hijo del empresario gasolinero se hizo cargo
de otro negocio del mismo giro, denominado Gasolinera La Loma ubicada enfrente de la
Escuela Normal Federalizada, cerca del Restaurante El Peñón y el Hotel Bella Vista Courts
de la familia Montelongo.
La tercera gasolinera propiedad del señor Cano se encontraba a la salida a Soto la
Marina, por tal motivo la llamó JAPALMA que posteriormente fue adquirida por Jorge
Cárdenas González. De acuerdo a su octanaje y adelantos de refinación en aquella época,
existían tres clases de gasolina: verde, amarilla y roja. Al transcurrir del tiempo, a partir de
la década de los ochenta se denominaron Extra, Nova, Magna Sin, Premiun y PEMEX 100
entre otras.
Gasolinera Arce
A partir de la década de los cincuenta, la capital tamaulipeca experimentó un
crecimiento extraordinario. Para 1978 existían alrededor de ochenta fraccionamientos y
colonias, se abrieron las primeras tiendas de autoservicio y las facultades y escuelas
universitarias empezaban a consolidarse. Al aumentar el crecimiento urbano y cantidad de
vehículos automotrices, surgieron también nuevas gasolineras. Al mismo tiempo las que
existían, modificaron su infraestructura, diseño arquitectónico y manera de operar más
funcional.
En 1952 fue inaugurada la Gasolinera Arce, ubicada a la salida de la Carretera
Nacional prácticamente en despoblado. En aquellos años alrededor de Victoria existían
abundantes huertas de árboles frutales, establos de vacas lecheras, fincas de henequén y
predios baldíos. Sus originales propietarios eran los hermanos Rafael y Armando Arce,
quienes decidieron establecerla en un amplio terreno. Al paso de los años modificaron su
infraestructura y agregaron mayor cantidad de bombas de servicio, aparatos de aire para
neumáticos, agua y lubricantes para automóviles. Además, se abrieron a sus alrededores
una tienda de autoservicio, sucursal bancaria, cafés, campos deportivos, plaza comercial,
restaurantes y estacionamiento.
En 2017 la empresa propiedad de la señora Carmelita Serna de Arce, finiquitó su
contrato con la marca PEMEX y adquirió la franquicia Exxon Mobil, una de las firmas
petroleras más destacadas mundialmente. Las gasolinas comerciales que actualmente se
expenden son Extra 87 octanos y Supreme 91 octanos, además de diésel de alta calidad.