BALCÓN DEL PENSAMIENTO
Alicia Caballero Galindo
El respeto, es una cualidad o valor que consiste en la consideración que tiene un individuo hacia las otras personas, hacia una idea o una institución. El respeto incluye actitudes como acatar ciertos códigos de protocolo o de conducta, mostrar tolerancia hacia las opiniones o el accionar diferente, adherirse a ciertos lineamientos éticos o morales y valorar los intereses ajenos.
La primera dimensión del respeto, y casi la única existente en la Antigüedad- es la aceptación teórica y práctica del orden y sus necesidades. Es un reconocimiento de los poderes y las leyes, así como una disposición habitual a obedecerlos de buen grado, rindiendo incluso al poder cierto tributo de estimación, deferencia y honor.
Hasta antes del renacimiento, respeto significaba obediencia total a la palabra de los padres, los maestros, la iglesia y los gobernantes, era un autoritarismo total fundamentado en el escolasticismo prevaleciente en su tiempo. Con la aparición del racionalismo, empieza el cuestionamiento en las mentes pensantes en todos los aspectos de la vida, sobre todo la ciencia y la religión. En ciertos gobiernos prevalece el autoritarismo, incluso hasta nuestros días.
La democratización política y social reforzó o prolongó el paso del honor al respeto. Iba siendo paulatinamente perceptible la ley de democratización que rige la historia de los pueblos en desarrollo. La democratización política, cuyo efecto consiste en atribuir el poder soberano a la asamblea del pueblo y conferir a todo miembro de la sociedad la autoridad propia del ciudadano, tendría por respuesta lógica una democratización del respeto, actitud de deferencia hacia la autoridad.
En la actualidad, cuando hablamos de la palabra “respeto” es necesario aludir el aspecto que se desea ponderar. La gama varía desde el respeto a los padres, la sabiduría, la religión, corrientes políticas y científicas, respeto a la naturaleza, a la diversidad de pensamiento. Entendiendo que no debe confundirse el respeto con la obediencia, que no es necesariamente por convicción sino por obligación, cohecho o conveniencia.
En nuestros días que, se supone, la razón y los derechos son norma que debe regir la buena marcha de las cosas, el respeto, forma parte de la equidad y el buen juicio de los individuos, el autoritarismo, cada vez pierde validez y cuando una acción es impuesta por la fuerza, se le llama represión.
La universalización del pensamiento, por medio de las formas de comunicación actuales que permiten difundir los acontecimientos de interés, casi en el momento en que ocurren, así como el conocimiento de las diversas formas de pensamiento, obligan al individuo a abrir el ángulo visual y conocer formas de pensamiento y comportamientos de todo el mundo y, si no se comulga con algunas tendencias, es importante aprender a respetar la diversidad. La humanidad es plural
El conocimiento del medio ambiente, y el detrimento de las riquezas naturales a nivel mundial, pone de manifiesto la necesidad del respeto profundo a la naturaleza, porque la especie humana, es parte de ese todo, mantenerlo en equilibrio, es compromiso ineludible de todo ser humano. El poseer un intelecto superior al resto de los seres vivos, representa un gran compromiso: proteger y revertir el daño infringido el planeta por la ambición, y la soberbia de la especie humana. El planeta es nuestro hogar y el respeto a las leyes naturales y la preservación de las especies animales, vegetales y los bienes inorgánicos, es compromiso de todos.
Los tiempos cambian y el ser humano, evoluciona, las nuevas generaciones tienen enfoques distintos y válidos del respeto a los mayores, porque entienden que todos, independientemente de la edad o sexo, son dignos de respeto. Los adultos mayores, deben entender y aceptar esos cambios para evitar quedarse rezagados de la natural evolución del pensamiento y el comportamiento de los demás.
De igual manera, para hacerse respetar, es necesario entender los cambios en la sociedad y adecuarse a ellos.
Respetar para ser respetados, abrir la mente a los cambios y evolucionar con los tiempos que se viven.
Debe entenderse que el respeto verdadero, surge del razonamiento y no de la imposición y deberá ser espontáneo y racionalizado.