LO OSCURO. La presencia del sindicalismo en México se remonta a inicios del siglo XX, convirtiéndose en un actor fundamental en la defensa de los derechos laborales. En las últimas décadas, los sindicatos enfrentan un escenario crítico que pone en riesgo su sostenibilidad y relevancia en el contexto laboral actual.
La fragmentación interna del movimiento sindical ha debilitado su capacidad de representación. Según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social STPS, en 2021 existían aproximadamente 995 sindicatos reconocidos en el país, pero solo cerca de 320 lograron registrar una afiliación significativa de trabajadores.
El bajo nivel de representatividad se correlaciona con la falta de confianza de los trabajadores en sus líderes, quienes a menudo han sido acusados de colusión con los patrones. Como aquellos conocidos casos de Napoleón Gómez Urrutia, del sindicato minero y Elba Esther Gordillo, ex líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE, quienes han sido señalados por prácticas que erosionan la confianza en el sindicalismo.
La reforma laboral promulgada en 2019 introdujo un nuevo marco jurídico que democratiza a los sindicatos y sus procesos electorales. Esta reforma permite la creación de sindicatos de empresa, que han proliferado desde su implementación. Según la STPS, en 2023 se registraron más de 100 nuevos sindicatos así, como el Sindicato de Trabajadores de Coca-Cola FEMSA y el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma de México SITUAM. Aunque tal transformación busca fomentar la transparencia, también ha generado una competencia interna que debilita la cohesión de los sindicatos tradicionales, como el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana STPRM, quien ha perdido afiliación ante el surgimiento de las nuevas organizaciones.
Sumado, la globalización transformó las dinámicas laborales y, en consecuencia, la estructura del empleo. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que entre 2000 y 2022 el sector informal aumentó su participación en el mercado laboral de México, pasando del 30% al 57%.
Este crecimiento lleva a una proliferación de trabajadores independientes y contratistas que carecen de una estructura organizacional adecuada, pues el modelo de contrato colectivo de trabajo queda fuera de su alcance. Así, la capacidad de los sindicatos tradicionales para adaptarse a estas nuevas realidades se encuentra en entredicho.
Y lo que se avecina. Los jóvenes trabajadores conforman un segmento creciente de la fuerza laboral mexicana. Según una encuesta del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, el 65% de los ‘milenials’ y miembros de la generación Z considera que los sindicatos son irrelevantes para sus necesidades laborales. Ejemplos de organizaciones que han intentado conectar con esta nueva generación son el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Construcción STIC, que ha modificado su enfoque para incluir temas de flexibilidad laboral y bienestar. La falta de afinidad hacia los sindicatos tradicionales reduce su capacidad para atraer y organizar a ese grupo demográfico crucial.
A pesar de los desafíos que enfrentan, el papel de los sindicatos sigue siendo vital para la defensa de los derechos laborales. Estudios realizados por la Organización Internacional del Trabajo OIT han demostrado que los países con un alto nivel de sindicalización presentan mejores indicadores relacionados con los derechos y condiciones laborales. En México, la sindicalización se ha reducido del 12.9% en 2000 al 8% en 2023 INEGI, lo que indica una necesidad urgente de revitalización. Promover la participación activa de los trabajadores en los sindicatos -como el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social SNTSS y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud SNTS- y educarlos sobre la importancia de su papel puede ser clave para evitar su extinción.
Aunque existen múltiples factores que sugieren una posible extinción de tales organizaciones —como la fragmentación interna, la reforma laboral, la globalización y las cambiantes expectativas de los jóvenes trabajadores— es imperativo que se implementen estrategias para fortalecer la solidaridad y la organización laboral. La historia ha demostrado que la lucha colectiva es una herramienta poderosa; su preservación es crucial para garantizar un futuro laboral más justo y equitativo en México.
COLOFÓN: Hoy las ‘tiendas de raya’ de antaño, responden al nombre de Elektra… pero eso es otra historia.
El equilibrio de las relaciones obrero patronales es un factor eficiente y fundamental para lograr sociedades progresistas.
Ya reconocimos que los lideres charros son el motivo real del fracaso de los movimientos sindicalistas. Solo es darle una verdadera figura jurídica y preservar los derechos de los trabajadores.
Ojalá. ¡Y que no se metan en política!