Nadie le puede poner a usted en cautiverio, ni amenazarle, ni hacerle ningún daño físico, sin que ello signifique un grave peligro para todos; – aunque al que ataquen no sea ni pariente ni amigo – hay que brincar todos, porque el derecho colectivo depende de que se conserve el de cada uno. La garantía de seguridad de todos se quiebra cuando atacan a cualquiera; porque esos mismos atacantes van a atacar de nuevo y cualquiera puede ser la próxima víctima. Sucede en el comportamiento de los depredadores que atacan al ganado, los que tienen animales lo saben; y sucede igual con los criminales cuando agreden a una de sus víctimas. Y sólo cuando todos se defienden juntos se puede cortar de tajo la amenaza de que estos los ataques se repitan. Porque el poder de los agresores sólo se da cuando agarran a víctimas aisladas de una por una. Ante la violencia NO hay poder más grande que la unidad de una comunidad. La paz y la tranquilidad son privilegios que se necesitan ganar con un gran esfuerzo social porque ha sido mucho lo que se ha sufrido por culpa de una minoría de bandidos que han asaltado y amenazado de muerte a su capricho. Y será la más grande victoria lograr transformar nuestros pueblos en lugares confiables donde los niños puedan crecer y para que las familias vivan en un ambiente seguro. Pero para eso tenemos que estar a salvo todos. Nadie está seguro si los depredadores rompen los derechos fundamentales de la libertad y la integridad física de cualquier de nosotros.