Por Concepción Delgado Parra
La semana pasada 46 intelectuales, literatos, ensayistas y exfuncionarios mexicanos publicaron un desplegado para exigir “que en los canales estelares de la televisión abierta y en los horarios de máxima audiencia, se den iguales espacios de calidad a ambas candidatas, tanto en cobertura como en entrevistas”.
Dos aspectos llaman la atención de la publicación. La ausencia de datos de los “abajo firmantes” que demuestre la inequidad en las campañas que declaran se está llevando a cabo. Para desmentir tal afirmación, basta encender el televisor, la radio, leer un periódico o navegar por las redes sociales para encontrar en todas partes a Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición opositora PRI-PAN-PRD.
El segundo aspecto que sorprende, como señala en su columna el periodista Jorge Zepeda Patterson, es la pobreza argumentativa del texto, pese a contar con intelectuales de obra de gran valía para su redacción.
El reclamo dirigido a “Palacio Nacional” –eufemismo utilizado por este grupo de intelectuales para referirse al presidente Andrés Manuel López Obrador–, carece de fundamento. Para cualquiera es sabido que los canales estelares de la televisión abierta y los horarios de máxima audiencia no los controla el gobierno, sino la iniciativa privada.
Pero ¿cuál sería el motivo de este grupo de personajes para lanzar una acusación de este tipo en contra del presidente?
Por ahora, apuntaré dos razones. Claudia Sheinbaum representa la continuidad de la 4T, pero, sobre todo, es una figura pulcra a la que no se le ha podido demostrar ningún acto de corrupción.
Recientemente, la Auditoría Superior de la Federación, entidad fiscalizadora superior de México, declaró no haber encontrado prácticamente ningún desvío de recursos en el gobierno de la CDMX, entre 2018 y 2023. Esta circunstancia sitúa a la candidata oficialista en una condición de ventaja sobre su opositora.
Cuando los medios corporativos abren un espacio a Claudia Sheinbaum, por mínimo que sea, la resonancia de su discurso se amplía geométricamente porque genera credibilidad en la población. En este sentido, al “desdoblar” el contenido del desplegado publicado por los intelectuales, lo que se expresa es un “llamado de atención” a los dueños de los medios corporativos a no abrir ningún espacio a la candidata de Morena.
Simultáneamente, el desplegado permite apuntalar la narrativa de que el presidente está “metiendo las manos” en el desarrollo de las campañas. Y, aunque no se presenten pruebas, queda la marca de un precedente en caso de resolverse la elección en tribunales.
Al “alertar” sobre la presión que pueda ejercer “Palacio nacional” en el control de los medios de comunicación, “similar a la que se ejercía desde Los Pinos en tiempos del antiguo sistema político, que buscan privilegiar a la candidata del oficialismo en detrimento de la candidata a la oposición”, los abajo firmantes lanzan un mensaje a los propietarios de los medios de información a cerrar cualquier espacio mediático a Claudia Sheinbaum. Y, aprovechan para sembrar la idea de que el presidente está interviniendo en las campañas electorales de 2024. Se trata de un desplegado, sin pliegues.
Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale