Federico Anaya Gallardo:
En su comentario con Ciro Gómez Leyva del pasado 5 de julio de 2023, Epigmenio Ibarra mencionó a Santiago Creel, a santo de su lacrimoso discurso al inscribirse en el proceso interno del Frente Amplio por México (FAM), la coalición de las derechas rumbo a la elección presidencial de 2024. De la gesticulación de don Santiago nos dice Ibarra: “estridencia, virulencia patética, tardía y fallida que le va a servir de poco”. (Liga 1.)
Los aspavientos melodramáticos de Creel, dignos de un Ariel (no lo digo yo, lo dijo el comentarista “Risco” @jrisco, Liga 2), tuvieron un segundo capítulo el 17 de julio de 2023, cuando el panista declaró: “He sido objeto de infundios, ataques, no solamente a mí, a mi familia, a mi origen, al color de mi piel, al color de mis ojos. Porque es una discriminación inversa la que él (López Obrador) hace. Porque aquí no todos somos iguales: El pueblo es de él, y los demás ni a pueblo llegamos”. (Liga 3.) Creel agregó que el presidente López Obrador tiene “un vicio de perversidad sicológica de dividir, de confrontar y de hacerlo con resentimiento, con división, con odio, con venganza”. (Liga 4.)
Todomundo (incluidas las facciones buenaondita de las derechas e izquierdas que acompañan los esfuerzos de la oposición al obradorismo) le aclaró al ciudadano Creel que no existe eso de la discriminación inversa –porque SÓLO puede discriminar quien está en una posición de poder y quien tiene la capacidad efectiva de excluir al débil y vulnerable. (Liga 5.) Por lo mismo, al día siguiente don Santiago trató de rectificar.
Asediado por los medios en el Senado de la República –adonde está sesionando la Comisión Permanente del Congreso de la Unión– el aún diputado presidente de los diputados y diputadas señaló que su declaración del día anterior fue “un lapsus, un equívoco y bueno pues fue algo que así sucedió y así hay que reconocerlo, y el equívoco no quita que hay un trato diferenciado del presidente. Claramente él está gobernando para los suyos, y para nosotros ni diálogo, insultos, descalificaciones y además pone categorías, él sí, descalificatorias”. (Liga 6.)
He citado en extenso la aclaración creelina (¿creeliana? ¿creelista?) porque nos muestra algo inusual en el carácter de don Santiago: enjundia. La foto que agrego a este texto nos muestra a Creel al momento de reconocer su error –jocoso, como si hubiese sido una gracia. Inmediatamente después, y con gesto adusto, un seriecísimo don Santiago reiteró que su equívoco no quita que hay un trato diferenciado del presidente. Y reitera sus dichos. Ya no dice que sea discriminación inversa, pero insiste en que el presidente le trata (a él y a quienes están en su campo social) diferente y descalificándoles.
En este punto conviene recordar algo más acerca de las sociedades en las cuales nació el derecho humano a la igualdad y las luchas en contra de la discriminación. Se trata de sociedades divididas en clases. En ellas los privilegios se concentran en una minoría mientras la mayor parte de la población trabaja para sostener esos privilegios. Los católicos del Concilio Vaticano II denunciaron que esto es fruto del pecado de egoísmo institucionalizado. Los marxistas denunciaron que los pocos engullen ilegítimamente el fruto del trabajo (plusvalor) de los muchos.
Desde 1500, en Occidente, esta diferencia se racializó (so pretexto de una seudociencia biológica). Especialmente en las Américas, riqueza y poder se ligaron al color de la piel: mientras más clara sea esta, más poder, riqueza, educación. (Para México, consulta la página creada por El Colegio de México sobre este tema, Liga 7.) Esto ocurrió porque la minoría de dominadores de color claro, europeos y europeos nacidos en América (criollos), utilizaron todos los artilugios de la ley y la religión para protegerse de la inmensa masa de trabajadoras y trabajadores de piel oscura que les rodeaban. Uno de esos artilugios es el lenguaje. Otro es la representación social. Pero los dominadores deben tener mucho cuidado cuando los usen… porque toda magia cobra un precio.
En su libro Los Dominados y el arte de la resistencia, James C. Scott nos explica que en la relación entre dominados y dominadores se pueden usar metáforas teatrales. Los unos y los otros interpretan un papel en el gran teatro del mundo que es la política. El dominador juega su rol y se debe saber rodeado de “un público listo para burlarse de él si no sigue el guion ya establecido. Desde su perspectiva, [el dominador] no es más libre de ser lo que quiere ser, de romper las convenciones, que un esclavo en presencia de un amo tiránico. Si la subordinación exige representar convincentemente la humildad y el respeto, la dominación también parece exigir una actuación semejante, de altanería y dominio. Pero hay dos diferencias. Si el esclavo no sigue el guion, corre el riesgo de recibir una paliza, mientras que [el dominador] sólo corre el riesgo de quedar en ridículo. Y otra diferencia importante es que la necesaria pose de los dominadores proviene no de sus debilidades sino de las ideas que fundamentan su poder, del tipo de argumentos con los que justifican su legitimidad. Un rey de título divino debe actuar como un dios; un rey guerrero, como un valiente general; el jefe electo de una república debe dar la apariencia de que respeta a la ciudadanía y sus opiniones; un juez debe parecer que venera la ley. Es muy peligroso cuando las élites actúan públicamente contradiciendo las bases de algún principio de su poder. El cinismo de las conversaciones grabadas en la Casa Blanca durante la presidencia de Richard Nixon fue un golpe devastador para la pretensión del discurso público de representar la legalidad y la nobleza de sentimientos. Asimismo, en el bloque socialista, la existencia apenas disfrazada de tiendas y hospitales especiales para las élites del partido minó las afirmaciones públicas del partido dominante de estar gobernando en nombre de la clase obrera.” (Scott, traducido por Jorge Aguilar Mora. Era, 2000, pp. 35-36.)
Regresemos a la enjundia de Creel. Dije que era inusual porque don Santiago no se ha caracterizado por ser fuerte y vigoroso –y cuando trata de parecerlo, @jrisco lo llama Santiagoku. Pero enjundia también significa “parte más sustanciosa e importante de algo no material” asegún asevera el diccionario de los académicos monárquicos de nuestra lengua. Creel reiteró su denuncia contra López Obrador a quien acusa de gobernar sólo para los suyos, excluyendo a Creel y a los suyos del diálogo político.
¿Quiénes son Creel y los suyos? Hay que creerle a él: son los de piel clara y ojos azules. Es su familia –como él mismo dijo. Y esa familia desciende de personajes cuyas acciones forjaron la República en que vivimos. Su bisabuelo, el gobernador de Chihuahua Enrique C. Creel Coulty presidió sobre el “despojo masivo de tierras primero contra pequeños rancheros y luego a gran escala en favor de familiares y amigos”… incluido el Clan Terrazas (aquellos que no eran de Chihuahua, sino que Chihuahua era de ellos). Su abuelo, el abogado y banquero Luis Creel Terrazas, casó con Teresa Luján Zuloaga (sí… de los Zuloaga del presidente reaccionario de 1858).
Hay que recordar, sin embargo, que aquel Creel porfirista era hijo de un cónsul estadunidense nombrado por el gran Lincoln y que se casó con Paz Cuilty Bustamante –descendiente del secretario del gran Morelos, el historiador insurgente Carlos María de Bustamante. También es cierto que su padre René Creel Luján y su tío Enrique acompañaron a Gómez Morín en la etapa heroica-democrática del PAN.
¿Cuáles de sus ancestros dominan el corazón de nuestro Santiago? ¿Queda en él algo de la radicalidad antiesclavista de su tatarabuelo linconiano? ¿Qué tanto vibra aún la cuerda insurgente de los Bustamante? ¿O su alma está más cercana al reaccionario Zuloaga y a los explotadores porfiristas de los pueblos en Chihuahua? ¿Es demócrata-social como el PAN de 1970 o filo-fascista como el PAN de 1940?
Creo, con dolor, que estas preguntas son demasiado complejas para Creel. Su lapsus al denunciar “discriminación inversa” se parece más al del adolescente güerito de una highschool estadunidense que se queja de que los afro-americanos y méxico-americanos no lo invitan a sus fiestas. Si miramos con seriedad los posicionamientos de don Santiago, veremos que no hay en ellos ideas grandes. De allí su sonrisa nerviosa al ser “cachado” en el error. De allí su insistencia en que él es el excluido. Su castigo –como sugería Scott– es el ridículo. Pero el daño que su cinismo causa a los dominadores de nuestra sociedad de clases es monumental.
Compañeras y compañeros de la izquierda: agradezcámosle al Destino darnos adversarios como éste… pero no nos confiemos. La sociedad opresora sigue allí, igual de fuerte, como siempre. Por eso digo que las lágrimas de Creel son de cocodrilo. Son las que derrama el feroz carnívoro al destrozar a su presa, aparentando que le importa el dolor de su víctima. (Que don Santiago no sepa que él es un carnívoro no cambia la realidad.)
Ligas usadas en este texto:
Liga 1:
https://www.radioformula.com.mx/p/en-vivo/1041-fm.html?msvid=64a593c23e411171223ef93d
Liga 2:
https://twitter.com/jrisco/status/1676340123049533440
Liga 5:
https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2023/07/17/santiago-creel-acusa-a-amlo-de-discriminacion-inversa-existe-ese-tipo-de-agresion/
Liga 6:
https://www.eluniversal.com.mx/nacion/creel-reconoce-lapsus-al-declararse-victima-de-discriminacion-inversa/