El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, aprobó este martes un aumento temporal de 1,500 militares para complementar los esfuerzos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) en la frontera sur de ese país.
Durante 90 días, los soldados cubrirán lagunas críticas de capacidad, como la detección y vigilancia desde tierra, la introducción de datos y el apoyo a los almacenes, hasta que la CBP pueda atender estas necesidades mediante apoyo contratado.
«El personal militar no participará directamente en actividades policiales. Este despliegue en la frontera es coherente con otras formas de apoyo militar al Departamento de Seguridad Nacional durante muchos años», dijo el Departamento de Defensa en un comunicado.
Esta noticia se da a nueve días de que llegue a su fin el Título 42, una política implementada por el entonces presidente Donald Trump que permite expulsar rápidamente a migrantes indocumentados bajo el argumento de la emergencia sanitaria por covid-19.
Las autoridades estadounidenses han dicho que una vez que concluya esta política, el próximo 11 de mayo, se aplicará el Título 8. Esto significa que las personas que crucen hacia Estados Unidos de manera irregular serán procesados, se les tomarán huellas dactilares y serán expulsados del país.
Si vuelven a cruzar sin documentos, enfrentarían cargos penales y serán expulsados de EE.UU. hasta por 10 años.