Federico Anaya Gallardo
El 30 de Noviembre de 2022 –el pasado miércoles– Violeta Vázquez-Rojas Maldonado, lingüista del Colmex, fue invitada a la mesa de análisis de Es la Hora de Opinar, el programa de comentario político de Leo Zuckermann para Televisa en ForoTV. (Liga 1.) Rodeaban a Violeta Denise Dresser, Pablo Majluf y el conductor. La lingüista agradeció a este último el convite, pero le señaló que la proporción de opiniones (pro ó anti obradoristas) de la mesa no era representativa de la sociedad. En ForoTV los anti-obradoristas dominaban dos a uno; mientras que la marcha del 27 de Noviembre de 2022 mostraba que en la sociedad los pro-obradoristas somos dos a uno.
Dos días después de la mesa de análisis, el tuitero @ChetoCervantes comentó: “Violeta: / Vi el programa completo. Fuiste muy generosa al señalar que @leozuckermann hizo muy buen trabajo como moderador, cuando el desequilibrio que señalas de 2 a 1, fue en realidad de 3 a1…!!! / Montoneros ! / Felicidades por tu participación!” (Liga 2.)
De allí mi referencia bíblica. Violeta fue firme entre duros adversarios como lo fue el profeta Daniel cuando los cortesanos de Darío conspiraron para echarlo en un foso de leones hambrientos (Daniel 6, 1-28). Ahora bien, Violeta no era fiel a una religión sino a tres principios de un conocimiento científico: (1) que todas las mujeres y todos hombres nacen iguales; (2) que libremente se unen como ciudadanas y ciudadanos para formar la República; y (3) que todas y todos juntos, fraterna-sororalmente, luchamos por mejorar la vida colectiva.
Entre los leones que rodearon a la valiente Violeta, la más fuerte y articulada fue –sin duda– Denise Dresser. Una y otra vez la académica del ITAM criticó a las y los obradoristas por tribales, primitivos, irracionales. Ante la evidencia del poderoso afecto que genera Andrés Manuel López Obrador en el movimiento la politóloga afirmó:
“Max Weber nos lo ha recordado, el liderazgo en una democracia se funda en la legitimidad legal-racional, no en la legitimidad carismática. El amor a una persona, a un personaje, es lo que une a un clan, a una tribu. Las viejas formas de organización política antes de que existiera el Estado. En una democracia el poder se ejerce a través de reglas y lineamientos. Reglas acordadas por todos los actores. Y no se basa en ese amor incondicional a un personaje. Porque en la medida en la que se ama al personaje se pierde la capacidad de discutir y deliberar de manera racional la política pública, o analizar un fenómeno como esta marcha desde muchas perspectivas. Porque entonces la verdad es substituida por la creencia, por la fe o por la justificación acrítica de todo lo que hace el presidente” (minutos 27:50-28:55).
Te adelanto, lectora, que la lectura de Dresser sobre Max Weber es muy deficiente –en términos de sociología y ciencia política serias. Pero de esto comentaré la semana próxima. Hoy te dejo la respuesta puntual y claridosa de Violeta: “se le está negando racionalidad a la base obradorista diciendo que son solamente expresiones de amor” (minuto 30:39). Violeta explicó que el componente afectivo no hace irracional el apoyo al presidente.
De hecho –y este un inmenso triunfo civilizatorio– las masas aplican los elementos básicos del análisis científico occidental al tratar de discernir –desde abajo, hogar por hogar, barrio por barrio– lo que está ocurriendo en el escenario político. En engrose a lo que argumentó Violeta entre los leones, quiero aportar un ejemplo concreto.
El pasado 18 de Noviembre de 2022, en la capital potosina, tomé un taxi de mi hotel al aeropuerto. Pregunté al taxista (un hombre de unos sesenta años) si el 13 de Noviembre de 2022 había habido marcha en su ciudad. Me dijo que sí, que habían marchado sobre Carranza y que no le pareció que fueran muchos. Me aclaró: “—¡Son los afectados!” Explicó que se trataba de las personas a quienes el gobierno de López Obrador “les quitó” cosas.
El hombre me aclaró: —“Yo no soy lecturado” y me refirió que eso que me transmitía lo había oído decir a Rafael Aguilar Fuentes (El Chiquilín). Aguilar es un activista local plebeyo é irrespetuoso. El Chiquilín tiene sus seguidores fieles, quienes se ven representados por él en la esfera pública por sus “malos modos” –que son orgulloso signo de identidad de los “no lecturados”.
Pero en lo que me dijo el taxista esa mañana había algo más que re-gusto en el “soy ignorante y qué” del discurso plebeyo de Aguilar. Mi taxista potosino me proveyó con un ejemplo de lo que está mal:
En el cabildo de Gallardo Senior (2015-2018) hubo un regidor (¿del PRD?) a quien, como era pariente de Gallardo, le dieron oportunidad de traer dos asesores pagados “que no hacían nada”, y esto lo sabía mi taxista porque él conoce a la mamá de uno de esos asesores… “quien se ostenta como licenciado pero no acabó la carrera (de Derecho)”.
En otras palabras, el plebeyo no habla sólo desde el “coraje” de la marginalidad, ó desde la “envidia” sino con un conocimiento de causa práctico.
Lo anterior explica-que y es corroborado-por el modo en que mi taxista introdujo a El Chiquilín en nuestra conversación: “—¿Conoce Usté a Rafael Aguilar Fuentes? Le dicen El Chiquilín. Y ya aclaró que lo de la reforma no tiene que ver con quitar al INE. Lo que pasa” –dijo mi taxista– “es que esos afectados creen que, porque ya los eligieron diputados ellos tienen derecho a decidir quién está en el INE, y pues no. Más bien se trata que todos decidamos eso.”
Notemos el alto nivel de complejidad que me mostró el taxista –en tremendo contraste con la falta de claridad y abstracción irresponsable de muchos de los entrevistados por Ernesto Ledesma y Violeta Núñez en la marcha del 13 de Noviembre en la capital federal.
Mi taxista me dijo entonces que esas gentes (“los lecturados, los afectados”) están enojados porque López Obrador le da su pensión a los viejitos. “—¿Cuándo se había visto eso? Nunca había habido un presidente así”. Entonces me explicó algo más acerca de las razones del enojo de “los afectados”.
Dijo que él tiene un conocido que trabajaba en PEMEX hasta que se jubiló por un accidente de trabajo. (Quedó manco, al parecer.) Esto ocurrió en Salamanca. Cuando fue la crisis de escasez de gasolina en 2019, mi taxista le preguntó a ese conocido que qué ocurría. Y el pensionado de PEMEX le explicó a mi taxista que el verdadero robo de combustible se hacía “por la puerta grande”, pues muchas gasolineras compraban a la refinería, digamos, 3mil litros “derechos” por semana, pero vendían 10mil. Es decir, las autoridades de PEMEX les pasaban 7mil litros robados. Por eso, cuando se puso orden, esos expendedores ya no tenían combustible. “—Aparte” –me dijo– “les cayó Hacienda porque de los 7mil semanales chuecos que vendían, obviamente no pagaban impuestos”.
Notar el amarre en la realidad de los argumentos del taxista potosino. Nuestros plebeyos saben que el rico afectado se comporta mal y por ello es que aplauden que –por una vez– el gobierno ponga a los ricos en orden.
Los elementos de discernimiento de este taxista potosino provenían de un entorno personal en el cual varias voces le aportaron información. Podría haberme rollado todo “de su ronco pecho”, pero se preocupó de decirme sus fuentes. Le importaba no hablar de balde ni superficialmente. Hablar con elementos, con pruebas, a partir de la experiencia propia ó de los demás. Esa es la fibra concreta de la esfera pública moderna. Por supuesto, también hay sentimiento (y ello es relevantísimo).
Como sea, lectora, te dejo con la valiente Violeta y el taxista que ejemplifica que la nueva política obradorista es moderna y es racional –pese a los temores de la ciudadana Dresser.