LO CLARO. La razón del crecimiento económico de cualquier país, es en base a la inversión que destina a la investigación científica que le permita innovar y generar mejoras a la productividad.
Encabezan en el mundo a quienes invierten al menos el 3% de su PIB a este rubro, Japón, Estados Unidos, China y Alemania. Según fuentes para la Investigación y el Desarrollo Sostenido, organismo de la ONU, esas cifras garantizan que el mismo producto interno bruto crezca en manera exponencial.
América Latina tiene pobres números en investigación, donde el mejor posicionado es Chile con 1.2% y México destina el 0.5% a desarrollar tecnología propia.
Lo que nos convierte en un país de productos primarios y maquiladores, esencialmente.
Sin embargo, la academia toma su papel y defiende el interés de generar más investigaciones pertinentes y mejores profesionistas que contribuyan a generar desarrollo.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas consolida a sus cuerpos académicos, promoviendo más docentes dentro del Sistema Nacional de Investigadores SNI cuya meta se enfoca en entregar investigación que promueve a variados sectores productivos del estado de Tamaulipas.
En producción agrícola y ganadera, que facultan a la economía nacional para continuar hacia el camino del progreso en exportaciones y consumo doméstico.
Falta aún mayor aplicabilidad, pero los resultados deberán garantizar que la investigación aplicada al desarrollo, es el camino adecuado.
LO OSCURO. Desde los debates presidenciales hemos escuchado asuntos que tienen razón de fondo; que demandan puntualización y en su caso, apoyo ciudadano.
Sí, dijo el hoy mandatario “Al diablo las instituciones”. Como también señaló –en los debates- que no creía en los organismos autónomos. Que los pesos y contrapesos se dan únicamente entre los poderes legítimamente conformados y que son los que dan la gobernabilidad. Punto a favor –más o menos-.
También ha quedado en claro el enorme poder de la sociedad, cuando no está de acuerdo con sus gobiernos y con la recolección de 600 mil firmas promueve una iniciativa que obliga a sus gobernantes a transparentar su situación patrimonial y de intereses.
De aquí surge nuestra charla de hoy.
Vilipendiado, señalado y objetado de muchas maneras, el Instituto Nacional Electoral INE es acaso el único organismo garante de la existencia de las instituciones, de naturaleza ciudadana.
Que por años lucha por su autonomía y control de los procesos democráticos.
Hace ya algo de tiempo, el presidente del órgano Lorenzo Córdova habría señalado que el INE estaba listo para realizar elecciones de manera electrónica. Sin la necesidad del uso de papel impreso. Al estilo de naciones como Estados Unidos o Inglaterra.
¿Se imagina la enorme cantidad de ahorro?
Desde los 80 centavos de peso que cuesta el papel impreso, hasta la tinta indeleble, urna, mampara, crayón, perforadora, que en la resultante le arroja una inversión por persona de 2.30 pesos por voto más ‘gastillos extras’, como la instalación de las casillas. Vote usted o no, el gobierno gasta en 95 millones de mexicanos enlistados una cantidad igual a los 350 millones de pesos.
Que se pudieran ahorrar, si el voto electrónico no causara la desconfianza entre partidos, como hasta hoy impera.
Pero la profundidad del tema estriba en que también el poder ejecutivo pretendió tomar control del Instituto, al solicitar ser el guardián de datos biométricos de cada ciudadano del país. Vigilancia absoluta…
A lo que rotundamente rechazaron la intromisión, los miembros del consejo del INE.
La secretaria de gobernación Olga Sánchez hubo de desandar la petición ante la negativa contumaz del organismo autónomo. “No es tema prioritario” Señala.
Parece que los días del INE penden de un alfiler. Ojalá los ciudadanos empoderemos la legitimidad de la democracia a través de la independencia que le hemos otorgado.
COLOFÓN: es tiempo que todos los colores de partidos entiendan que no se necesitan contrapesos, sino ‘jalar para el mismo lado’. El único contrapeso de facto, es Jorge Ramos en ‘las mañaneras’…
@deandaalejandro