La historia del cine sonoro en México sería incompleta, sin referirnos a Lupita Tovar, la legendaria protagonista de la película Santa (1931). Desde joven incursionó en Hollywood donde filmó un par de cintas sin menor trascendencia, entre ellas Carne de Cabaret (Ten Cents a Dance), basada en una exitosa canción de Ruth Etting, donde intervienen Ramón Pereda y René Cardona En aquel entonces, una de las maneras más eficaces de actores y cantantes para promover su carrera profesional, consistía en anunciar personalmente sus obras en radiodifusoras, cines, plazas y teatros del interior del país. En una de tantas giras, el martes 11 de agosto de 1931 llegó a Ciudad Victoria la famosa actriz Lupita Tovar, con motivo del estreno de la película Carne de Cabaret en el Cine Terraza Obrero. El semanario El Heraldo un modesto periódico de Victoria dirigido por E. Moreno Flores, estaba atento a los grandes acontecimientos y publicó la noticia sobre la diva oaxaqueña, hija de un trabajador de Ferrocarriles Nacionales de México. Ese año filmaría con Carlos Orellana y Mimí Derbá la célebre película Santa, protagonizando la prostituta de la novela de Federico Gamboa, que la hizo trascender trascender a nivel internacional. Definitivamente el Cine Obrero, se vistió de gala al recibir: «La Escultural y Novia de México, Lupita Tovar en Persona. La Empresa cumple una vez más su ofrecimiento al presentar a los artistas latinos más notables de la cinematografía moderna. Toca ahora a los Gremios Estudiantiles y Ferrocarrileros a cuyos gremios pertenece Lupita, darle la bienvenida que merece preparándole una recepción que honre a nuestra guapísima huésped, a quien también admiramos en su nueva producción marca COLUMBIA, hablada totalmente en Español. Esperando que el Culto Público Victorense no Faltará el Martes 11 a Este Gran Acontecimiento.» Por el sugestivo nombre, el estreno de Mujer de Cabaret en Victoria generó un escándalo entre las buenas conciencias. Más todavía si consideramos que la zona de tolerancia, donde operaban numerosos prostíbulos estaba en el primer cuadro de la ciudad. Por lo demás, probablemente nos encontramos frente a ante la primera película sonora en Ciudad Victoria, incluso anterior a Santa estrenada en 1932. Meses atrás, el periódico El Jicote hablaba de la instalación de un Vitáfono -«proyector de películas sincronizado don discos gramofónicos»- en el Teatro Juárez. Al final el reportero agrega la próxima visita de Delia Magaña, quien para entonces se estaba dedicada exclusivamente al género teatral de revista. Si bien con menor éxito que Lupita Tovar, la actriz y bailarina Magaña pisó en ese tiempo, los escenarios cinematográficos de Hollywood. Semanas después de la visita de Tovar, el cine fue clausurado por las autoridades de salud por irregularidades higiénicas. Corregidas las deficiencias, en noviembre abrió de nuevo las puertas bajo el patrocinio de la Empresa Sierra y Hno., probablemente propiedad de José Sierra Torres. Menciona el semanario El Gallito (11/22/1931), que dichas mejoras eran importantes para que este centro de espectáculos continuara funcionando: «…con lo cual saldrá grandemente beneficiado el numeroso público cinéfilo, pues es de todos sabido que la empresa…siempre se ha preocupado por exhibir películas de gran mérito a costa de fuertes desembolsos que originan al conseguirlas.» Conforme pasaba el tiempo, el teatro, cine, corridas de toros y otros espectáculos de variada calidad, adquirieron carta de naturalización en Victoria, una ciudad que sobrevivía gracias a la política, sueldos de la burocracia, comercio y actividades agropecuarias entre ellas el henequén. De esta manera, entre los años veinte y cuarenta a pesar de las épocas de recesión económica, desfilaron por los escenarios disponibles numerosas artistas, declamadores, titiriteros, conferencistas, cómicos y cancioneros de renombre.