Discriminar es violar el derecho a la igualdad. Discriminamos cuando despreciamos a otro. Discriminamos por diferencias de clase social, por ideas políticas, religión, color de piel, raza, modo de vestir, nivel de educación, modales, costumbres, condición de debilidad física o mental.
Nos explotó el odio de clase. Los que perdieron la presidencia de la república desataron su odio clasista. Son verbalmente violentos y difunden mentiras. Les responden igual, los defensores incondicionales del presidente.
La discriminación es un problema mundial. Por eso la ONU declaró los días 1º y 21 de marzo promovamos la no discriminación. El 1º de marzo debe promoverse la lucha contra todas las formas de discriminación y el 21 de marzo la lucha contra la discriminación racial. Pero generalmente poco o nada se hace. Todo queda en buenas intenciones.
Para eliminar la discriminación hemos legislado mucho, pero educamos mal. La ONU presume la declaración universal de los derechos humanos, el pacto internacional de derechos civiles y políticos y diversas convenciones internacionales que protegen a las personas o grupos vulnerables. En ellas se prohíbe la discriminación por raza, color de piel, sexo, religión, clase social, nivel educativo, opinión política o de cualquier otra índole. En México, presumimos la constitución federal que prohíbe cualquier forma de discriminación en sus artículos 1 y 3. Presumimos el consejo nacional para prevenir la discriminación y la ley federal para prevenir y eliminar la discriminación.
En México subsisten todas las formas de discriminación. Tenemos palabras que demuestran que consciente o inconscientemente, discriminamos, por ejemplo: eres un naco. Indio pata rajada. Pirrurris. Fifí. Chairo. Chilango. Mira, esta prietito como su padre. A la trabajadora doméstica le llamamos, la criada o la sirvienta.
Falta mucho para eliminar la discriminación y esto impide que tengamos una sociedad realmente democrática y justa porque la discriminación fomenta el odio y la expulsión del contrario.