¿Conoces a Gina Lerma? –preguntó en tono indiferente el jovial personaje a su amigo, simpatizante de Morena.
– Sí, claro. Es amiga- respondió.
– Pues la van a correr de su cargo en el PRI – dijo el victorense que estaba por la ciudad en asuntos de su profesión.
– Nombre, está bien apoyada por el dirigente del partido (Luis Gerardo Montes). No te creo -.
-Lo dudo, si el presidente del partido no acepta, también se va, la orden viene del CEN del partido y ni Melhem puede hacer nada.
La charla terminó tan pronto los documentos laborales fueron ordenados sobre el escritorio.
Y El Mante es pequeño. Aquí, por las calles de la ciudad los encuentros con amigos y familiares más que fortuitos son obligados. El Morenista halló a la entonces Secretaria General del PRI en la calle principal de la ciudad, y le detuvo para anticiparle: “Te van a echar de la Secretaría General, por órdenes de Alejandro (Guevara) y ni Montes podrá ayudarte. De hecho, tu líder y otros sectores deben saber ya de eso y no te han avisado”.
Gina Lerma, no creyó. Maestra de profesión, siempre ha sido leal a su partido; activa, dinámica, su cargo lo ganó por su trabajo. Estar ahí le ha costado tiempo, dinero y esfuerzo.
– “¿Cómo alguien ajeno al PRI puede saber que me van a quitar el cargo?” –quizá pensó.
Una semana después se desataría la tormenta. Había llegado la orden del nacional para dejarle la Secretaría General del PRI en El Mante a Erika Sandoval, de la línea del exdiputado federal, Alejandro Guevara Cobos, que de esta forma cobraba venganza por hacer sido ignorado en la designación de los Consejeros Estatales.
Gerardo Montes quedó endeble, exhibido. No pudo mantener a Gina, su aliada y sostén crediticio en el partido: “Si no lo aceptas te vas tú”, le respondió Edgar Melhem, el pusilánime presidente del PRI en Tamaulipas, cuyo mayor acto fue acomodar a la maestra Lerma en la Secretaría General adjunta del PRI estatal.
La barbarie política contra Gina no ha doblado sus ideales, no ha quebrantado su amor por el partido y mucho menos ha tocado el sentido de amistad y respeto hacia el propio Gerardo Montes.
Si Alejandro Guevara creía que, a la salida de Montes de la presidencia del partido para ir por la candidatura, su embajadora Ericka Sandoval asumiría la dirigencia y con ello, estaría en la órbita de las designaciones para las regidurías, se equivocó. La llegada de Víctor Espinoza vino a encarecer las posibilidades de los “Guevaristas” para llegar al cabildo por la vía del cariño fácil, del apapacho.
La Maestra GINA LERMA, con mayúsculas, merece ser reconocida como un elemento que se sacude las intrigas y malas vibras, lo suyo es demostrar que quiere a su partido y lo respeta, por más desaciertos que tenga. A ella, se le debe poner de ejemplo, para las nuevas camadas de priístas.
Lo menos que puede hacer el tricolor por Gina, es darle un espacio como regidora, porque se lo ha ganado a pulso, con mucha pasión y entusiasmo por el partido; sin golpear, atacar o chillar. De esas (esos) priístas, ya no hay.
¿ES EN SERIO, MARGGID?
¿Otro Doctor?
Marggid Rodríguez se subió a la política deseoso de figurar en ese ámbito.
Como profesional de la salud su andar ha sido de altibajos y de conflictos con su sindicato.
Marggid trepó al carro de las ilusiones a un grupo de trabajadores del Seguro Social en Tamaulipas, para encarar a la dirigencia de Pedro Luis Ramírez, con nulo éxito, tanto, que decidió mejor arreglar su problema y dejar abandonado al grupo de incrédulos que creyó en su palabra.
Marggid abandonó a su gente. ‘¿Cómo tomarle en serio ahora que pretende ser candidato independiente a la presidencia municipal de ciudad Victoria?
Si no supo defender a sus compañeros, si los abandonó y los dejó a la suerte de Dios cuando más apoyo requerían. Hoy, quienes lo endiosaron, están sancionados, o dados de baja. Marggid sigue haciendo su lastimoso show político. De tan solo pensar que se trata de otro Doctor, la gente le huye, y es que no saben que abandonó a los suyos, que no es leal y altamente bipolar. ¿Será algo de Xicoténcatl González Uresti?