Por Hilario Ledezma Loredo.
Algunos se espantan con el tapete del muerto y otros tratan de espantar.
Los abogados de los perdedores son los más activos difundiendo el borrego (chisme, rumor) de que se puede anular la elección por intervención del crimen organizado.
Pero los abogados de los ganadores también se hacen los importantes y dicen que por la falta de unas copias les pueden robar la elección.
Pero ¿Qué pasa que si en verdad los grandes abogados de los perdedores logran acreditar con pelos y señales (datos precisos pues) una mega compló en el que participaron todos los carteles de la droga, la mafia rusa, china, la CIA y la mamá del Chapo (la mamá del Sr. Guzmán Loera diría el presidente)?
¿Qué pasaría si por la falta de unas copias que de todas maneras estarán en poder de los tribunales la mafia en el poder se roba la elección?
Pues todos recibirían un golpe de realidad.
El mejor politólogo (14 años de estudio lo respaldan) se llama Andrés Manuel López Obrador y tiene una lectura clara a inobjetable: Américo Villarreal Anaya ganó por y gracias al pueblo de Tamaulipas.
No ganó por los servidores de la nación que si tenían la intención de intervenir debe destacarse su torpeza.
No se ganó en las mesas entre partidos y autoridades electorales.
El pueblo de Tamaulipas no fue derrotado por bingos, no fue comprado con despensas, soportó presiones y amenazas, venció su propio miedo y salió a votar.
Si anulan la elección, se tendría que repetir, y ¿sabe usted que pasaría?, exacto, el pueblo de Tamaulipas volvería a ganar.
Ya no habría códigos de 500 pesos, ya no habría miedo, ya se sabe que el verdadero poder está en las urnas, en las boletas, y que el espantajo es solo eso, que tiene un punto débil que se llama voto libre.
Volvería a ganar la simpatía por AMLO.
Volvería a ganar la simpatía por los programas sociales, no solo de los beneficiarios directos, sino todos los adultos jóvenes agradecidos porque el gobierno no solo de ocupa de condonar impuestos a los grandes, sino de cuidar de sus padres y abuelos.
Volvería a ganar la buena imagen de Américo Villarreal Guerra, que con errores y todo, no puede compararse con otros gobernadores recientes que son despreciados por el grueso de la población.
Volvería a ganar la imagen sobria y austera de Américo Villarreal Anaya, profesionista y funcionario público de nivel medio-alto. Y en Tamaulipas no se detesta al funcionario público mediano, es el buen vecino, el que vende “topers”, el que entra a las tandas y trabaja honradamente, el desprecio es hacia los nuevos ricos a costa del dinero público.
Pueden anular una y otra vez, el pueblo de Tamaulipas seguirá ganando, no los que quieren agenciarse la victoria como grades operadores, publicistas o abogados, el pueblo de Tamaulipas ya decidió y le pueden preguntar las veces que quieran, la respuesta seguirá siendo la misma.