Por *Hilario Ledezma Loredo
Se han difundido declaraciones de opinadores autodenominados, algunos periodistas, otros con mayor autoestima y/o ceguera, que se hacen llamar “analistas políticos” o “asesores políticos”, y un tercer sector que se hace llamar “abogados especialistas”, en las que insisten que la elección no se ha acabado, y cierto es, pero no por las razones que ellos dicen.
La razón correcta y procesal es que apenas acaban de terminar los cómputos distritales, por lo que se requiere posteriormente realizarse el cómputo estatal, la constancia de mayoría en favor del candidato Américo Villarreal Anaya, quien obtuvo alrededor de 100 mil votos más que su más cercano competidor.
La historia es esta, primero se contaron los votos en cada una de las casillas, posteriormente se contaron todos los votos de un distrito, obteniéndose como resultado los cómputos distritales, y la suma de los 22 cómputos distritales da como resultado el cómputo estatal.
El PREP es una suma de números contenidos en Actas digitalizadas, los cómputos distritales son la suma en vivo con papeles y paquetes en mano, con posibilidad de recuento y reasignación o reconsideración de votos (pataleo), por lo que existe la posibilidad de existan modificaciones, mínimas la mayoría de las veces, a los resultados de las Actas de Escrutinio y Cómputo elaboradas por los funcionarios de la Mesa Directiva de Casilla, sí, los resultados que se publican en lonas afuera de los centros de votación.
Redondeando números, hay una diferencia de 100 mil votos entre el primer y el segundo lugar.
Los personajes a quienes se hizo referencia al inicio del texto, replican que puede haber cambios en el sentido de los resultados.
Jurídicamente solo hay tres escenarios como resultado de las impugnaciones que pudieran interponer los partidos perdedores, como lo son, el desechamiento o la catalogación de infundada de la demanda, la nulidad de casillas o la nulidad de la elección.
No existen condiciones de nulidad de la elección, no hubo violencia generalizada ni violaciones que, más que ameriten, que justifiquen una determinación de esa magnitud, sobre todo porque la tendencia de los tribunales electorales es a validar las elecciones y anularlas solo en casos extremos y excepcionales, donde la diferencia entre el primero y segundo lugar es mínima, cosa que no ocurre en la elección de Tamaulipas, con los casi 100 mil votos de diferencia (17 de 22 distritos, por si prefieren el método gringo).
El escenario inútil, la victoria pírrica y lo más que pueden aspirar los perdedores es lograr la anulación de casillas.
Ahí las matemáticas juegan en su contra.
No se puede anular más del 20% de las casillas, ya que esa cantidad obliga a anular la elección, y no, no hay elementos para anular la elección.
Entonces se necesita utilizar la estrategia didáctica utilizada por el diputado Fernández Noroña para explicar los resultados electorales: el uso de manzanitas.
La diferencia es de 100 mil manzanas, los que sacaron el segundo lugar necesitan hacer que se le pudran 100 mil manzanas al ganador.
Pero hay un problema, la autoridad no puede echar a perder manzanas de un contendiente, lo que pueden hacer los tribunales es echar a perder canastas completas (casillas), y cuando se echa a perder una canasta, se echan a perder todas las manzanas de esa canasta, o sea, los votos de todos, no solo del ganador.
Por ejemplo, si se anula una canasta de 1000 manzanas, no significa que se le quiten 1000 votos al ganador, sino que le quitan 500 al ganador, 450 al segundo y 50 al tercero, por poner un ejemplo en cuanto a resultados, por lo que el segundo lugar no se acercaría 1000 votos, sino 50.
Otro dato, nunca se anulan tantas casillas, no pasan de 30 por elección.
¿Cuántas canastas se necesitan echar a perder para poder cerrar una diferencia de 1000 votos?
Muchas más de las que van a poder lograr echar a perder.
Esta elección se gana con un voto y el porcentaje es relevante solo para alcanzar prerrogativas, dinero público pues, pero no para modificar el resultado de la elección.
Así que las matemáticas nos dicen que hay gobernador electo y se llama Américo Villarreal Anaya, que no importan las fases que falten o las vicisitudes que ocurran en el trayecto, la conclusión y punto de llegada será el mismo, el candidato Américo Villarreal Anaya obtuvo por lo menos un voto más que sus contrincantes y la elección “haiga sido como haiga sido” es y será una elección válida y los candidatos cumplen con los requisitos para ocupar el cargo de gobernador.
*Abogado, especialista en Derecho Electoral.