Alicia Caballero Galindo
«Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.» Emily Dickinson.
«Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma». Marco Tulio Cicerón.
«No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir
y decirlo.» Óscar Wilde.
Cada doce de noviembre se celebra en México el Día Nacional del Libro, instituido por decreto presidencial, el 6 d noviembre 1979, en el marco del nacimiento de la poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (1651). Esta ilustre mexicana es un paradigma, tanto por su dedicación a la literatura, como por su férrea voluntad para defender su derecho de SER. En su tiempo, fue muy atrevida al luchar por sus inclinaciones culturales y el derecho de escribir. Las letras y los libros fueron su pasión, el calificativo de la Décima Musa le fue otorgado en España al conocer su obra. Nació y vivió en el siglo XVII, en esa época, era un sacrilegio que una mujer incursionara en el mundo de la cultura. Sobre las razones que la orillaron a tomar los hábitos, existe gran controversia, pero el hecho fehaciente es que, buscó el aislamiento del claustro para desarrollar sus dote y escribir con un poco de paz y mas libertad, aunque fue necesario que venciera muchos obstáculos en su camino.
Cada doce de noviembre se celebra en México el Dia del Libro, pero por desgracia el índice de lectores mexicanos, en la actualidad, deja mucho qué desear, porque no existe una cultura lectora. El promedio de lectura por cada mexicano es 3.4 libros por año. México ocupa el lugar 24 en el ranking mundial de los países que más leen, reveló la agencia NOP World. El 40% de los mexicanos jamás ha pisado una librería, el 13% nunca ha leído un libro y el 70% de los mexicanos lee lo mismo que antes o menos, según cifras de la Encuesta Nacional de Lectura del Conaculta.
De acuerdo a estadísticas mundiales los países con más horas semanales de lectura son India Tailandia y China, así mismo, ha mejorado sus sistemas educativos y como reflejo sus economías, han mostrado en consecuencia un alza considerable.
Es indudable que el progreso sólido de una nación, se genera cuando la mayoría de sus habitantes tienen un justo equilibrio entre cuerpo mente y espíritu. Los países que se han disparado económicamente a nivel mundial, son producto de una cultura sólida y un sistema educativo eficiente.
México, es una nación joven; el sistema educativo intenta cubrir el mayor número de mexicanos a través de la Educación Pública, por desgracia se cae en grandes fallas y una de ellas, la más grave, es bajar el nivel curricular de los estudiantes en todos los niveles, saturar de actividades que restan tiempo del aspecto académico y ver la lectura como una tarea tediosa y no como una actividad placentera. Leer, es “obligación” y a parir de esta premisa, el rechazo del estudiante por efectuarla es inmediata.
El incremento de los medios electrónicos para acceder al conocimiento aunado con la pandemia en los últimos dos años, y la degeneración de la lectura y escritura, han alejado aún más a las nuevas generaciones del placer de tomar un libro, oler sus hojas. Un libro nuevo tiene diferente olor de un libro añoso… Si bien es indispensable el uso de la tecnología, para mantener a la sociedad actualizada, el mal uso del idioma es algo que debe combatirse a base de atraer sabiamente a los jóvenes hacia una lectura recreativa primero y poco a poco, ellos mismos, subirán el nivel lector a medida que encuentren placer en dicha actividad. Un lector asiduo abre su horizonte léxico, encuentra en cada libro una ventana al mundo, habla y escribe con mayor propiedad y afianza su personalidad.
Un lector, no nace siéndolo; se forja en el hogar y la escuela mediante el ejemplo y la práctica. Qué sencillo será dedicar media hora diaria a leer en familia algo agradable de acuerdo a la edad de los hijos, pero no como tarea, sino como placer, un momento de intercambiar ideas, inquietudes con ellos y estar más enterados de su vida social y escolar. La vida actual es complicada pero la lectura placentera, debiera ser una actividad cotidiana en cada hogar.
Festejemos este Día Nacional del Libro, reflexionando, haciendo conciencia e intentando enseñas a los jóvenes a ver os libros, como maravillosas puertas abiertas al universo, mediante la lectura recreativa. ¡Nunca impongan como castigo a un hijo o alumno leer un libro! eso es un insulto a la cultura.
Leer es crece, volar sin alas, navegar en el universo desde su rincón de lectura, soñar.