Alicia Caballero Galindo
El amor establece las bases de todos los valores humanos -Milán Hollister
Procure no ser un hombre con éxito, sino un hombre con valores -Albert Einstein
Cuando hablamos del comportamiento humano en cualquiera de los ámbitos es importante remontarse al origen de las primeras sociedades humanas y su evolución. Entender la importancia de los valores humanos, es encontrar la llave mágica que abre la puerta de la sana convivencia. Cuando el ser humano empieza a sobresalir de los demás grupos de seres vivos, gracias la evolución de su intelecto, empiezan los requerimientos para pertenecer a una sociedad. En un principio no diferían en gran medida de los demás grupos animales, atendían sus necesidades primarias de alimento, supervivencia y reproducción. A partir del sedentarismo y la evolución de la especie, empiezan a forjarse normas necesarias para convivir en un grupo determinado con sus propias características, intereses, costumbres y credos. La adaptación de los individuos a sus grupos dependía de la aceptación a las normas establecidas y su valor. Existen sobre cualquier norma particular, los valores humanos que dimensionan a cada individuo.
Me parece muy interesante la frase con la que inicié esta reflexión: El amor establece las bases de todos los valores humanos. Una gran verdad, independientemente de las costumbres propias de cada grupo, existen valores universales que caben en todas las culturas: honestidad, amor, caridad, solidaridad, respeto, gratitud, paciencia, perdón humildad, lealtad etc.
La especie humana al nacer, posee solamente una vida instintiva originada en su código genético, su formación, se va esculpiendo poco a poco, con el devenir de su propia existencia y los factores externos que influirán en su desarrollo hasta convertirlo en un adulto dueño de su libre albedrío.
En la actualidad, vivimos una época llena de violencia y antivalores donde con frecuencia se mira a otros seres humanos con desconfianza y hasta con miedo. Se han perdido en gran medida esos valores universales en todo el planeta y la raíz de esa problemática radica en la despersonalización de la educación desde el hogar y la escuela. Poco conviven los padres con sus hijos porque trabajan fuera del hogar y los hijos buscan el contacto con jóvenes de su edad en las mismas circunstancias y crecen sin la sombra protectora de los consejos y la orientación de los padres, generando miedos y frustraciones, que se reflejan en la edad adulta. Los valores humanos, están pasando de moda poco a poco; el respeto a los adultos, el arraigo a la familia, los valores patrios, el orgullo de pertenecer a su tierra de origen, la solidaridad humana, la igualdad, humildad, conmiseración, etc.
Es importante hacer un alto en el camino, analizar el comportamiento de cada quién ante así mismo y recuperar, esa esencia mística, esa chispa de luz que todos poseemos. Al mirar en el espejo el reflejo de la imagen propia, aprender a observar esa realidad inversa que ofrece el reflejo. En lugar de analizar: “estoy más viejo (a), me veo gorda(o) Mi pelo es terrible, tengo vientre abultado, ¡qué feos se ven las brazos¡ y más…”, hay que aprender a ver y analizar las cosas desde otra perspectiva: ¡Estoy vivo(a)! tengo mis sentidos funcionando y puedo ver, sentir, oler y tratar de entender el mundo donde vivo. Soy un sobreviviente (sin importar la edad) la muere no tiene distingos. Tengo la capacidad de discernir, aprender, amar. Tengo intelecto para crecer, planear, modificar mi entorno, soy una maravilla de la naturaleza. Dimensionarse a sí mismo sin vanidades ni prejuicios, es el primer paso.
¿Si hay algún padecimiento? ¡Qué bueno que hay medicamentos para sobrellevarlo! Quien valora su vida y se respeta, será capaz de respetar y valorar a los demás y practicar las conductas que llevan a una vida con valores humanos.
Hace falta mucho amor para recuperar la moral y la ética universal que se van deteriorando en el mundo actual, donde el materialismo, la violencia, el miedo y la injusticia son un denominador común.
Lo que más daña el valor de un ser humano es el propio juicio crítico que puede llevarlo a subestimarse o sobreestimarse, en ambos casos el resultado es negativo. En las hogares y las escuelas hay que formar conciencias libres de las cadenas que arrastran los adultos. Una sociedad más humanitaria y progresista se forja con jóvenes que se valoren sin prejuicios, y aprendan a usar sus alas para alcanzar altas cumbres sin pisar sobre las cabezas de nadie.
La humanidad ha atravesado catástrofes terribles pero siempre la esperanza en el mañana es promisoria.
Jamás debe olvidarse el potencial de nuestra especie y siempre será posible rescatar los valores que hacen al ser humano único en el planeta.