Clara García Sáenz
Toda investigación comienza con una pregunta, cuando nos preguntamos sobre algo que queremos saber y no hay respuesta, o las que hay no nos satisfacen ni nos convencen lo suficiente. Preguntar nos lleva a indagar, a buscar respuestas que para nosotros resulten verdaderas.
El trabajo de escribir una tesis para obtener un grado académico es un ejercicio que no solo nos ayuda a responder nuestras preguntas, también pone a prueba nuestros conocimientos para desarrollar habilidades intelectuales de análisis y crítica. Es una búsqueda que inicia con una duda y a través de un ejercicio epistemológico podemos trazar las rutas que nos llevarán a buscar las respuestas que para nosotros son verdaderas y convincentes.
Hace algunos años emprendí un viaje que consideraba corto y fácil, se trataba de indagar que había sucedido en Ciudad del Maíz, San Luis Potosí en 1882 con un cura que se había levantado en armas y había redactado algunas proclamas a favor de los campesinos y en contra del modelo liberal que el porfirismo intentaba poner en marcha en México. El asunto era sencillo, consistía en encontrar y analizar algunos documentos a través de una búsqueda de archivo, que con un poco de suerte los localizaría rápido.
En la ciudad de San Luis Potosí estaba el archivo histórico del estado, ahí empecé la búsqueda, pero no me di cuenta que el archivo succionó toda mi atención, a tal grado que pasé muchas horas leyendo toda clase de papeles que al terminar mi búsqueda exitosa, los hallazgos desbordaron mis expectativas y de pronto estaba indagando otros temas.
Así, de las revueltas pasé a investigar las haciendas agrícolas y de éstas al patrimonio tangible, los museos y la teoría de la cultura, fue entonces cuando mi compañero de viaje me preguntó por qué no me interesaba por Tamaulipas, comencé recorriendo los caminos del análisis de la cultura y las artes, la política cultural del Estado, las formas de promoción cultural y llegué nuevamente al patrimonio cultural.
¿Dónde está? ¿Cómo es? ¿De qué manera nos relacionamos con nuestro patrimonio? Fueron las preguntas que me hice cuando empecé a indagar sobre el asunto. Recorrí Tamaulipas; uno de los viajes más interesantes fue a la frontera chica: vieja ciudad Guerrero, Nuevo Guerrero, Mier, Camargo y Díaz Ordaz, Reynosa Díaz y El Charco. En Ciudad Victoria diariamente en el camino entre mi casa y la universidad me alimentan dos cosas: el rio San Marcos y la ex hacienda de Tamatán, disfrutaba ver ese patrimonio; entonces tuve la necesidad de responder estas preguntas e iniciar la travesía de una tesis doctoral.
Decía mi amiga Carmen Olivares que cuando uno decide estudiar un posgrado es para disfrutarlo y creo que nunca me había divertido tanto en la escuela como al momento de cursar el Doctorado en Ciencias Sociales en el Colegio de Tamaulipas, donde el estudio del patrimonio cultural se convirtió en la ruta principal de un viaje que no ha terminado. Hacer una tesis es sin duda un asunto académico, intentar comprender el patrimonio cultural es una tarea diaria, porque forma parte de nuestras vidas, de lo cotidiano, de nuestra forma de convivir con la memoria.
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