Luis Torre Aliyán
Tamaulipas tocó fondo. La imagen que circula en redes sociales donde aparece “Chuma” candidato del PAN en Reynosa tomando fajos, fajos y más fajos de billetes, exhibe de cuerpo entero el régimen de descarada corrupción que impera en Tamaulipas.
Creo que no es casualidad que ni el (ex) gobernador García Cabeza de Vaca ni sus hermanos digan que son inocentes. El primero se defiende en lo legal y en lo político respecto del desafuero pero no se le ha oído que no se enriqueció. El silencio de su hermano el Senador habla por sí solo. El mayor también calla y otorga.
Hay quienes niegan crisis institucional, como el Presidente del Congreso, que más bien parece Abogado particular del inculpado. Pobre “representación popular”, la extinguió esta legislatura.
Xico es Subsecretario de Salud. Xico es Subsecretario de Salud. Xico es Subsecretario de Salud. No me equivoqué ni el autocorrector hizo que se escribiera tres veces. Es solo tratar de hacer énfasis para que Usted, estimado lector, recuerde la magnitud de indiferencia del PAN al grito de auxilio ciudadano.
Ya hace rato que quienes en 2016 me (nos) convencieron, terminaron peor que el PRI. Bueno, tanto que fueron por ellos. Primero los cosificaron. Los persiguieron. Los humillaron. Luego fueron por ellos para pedirles ayuda. Esa foto, para mi, habla incluso más que el video de “Chuma”; están perdidos, y pronto se irán, antes de concluir el sexenio, como ya se ve.
Les ganó el dinero. Los venció lo material. Los vientos de cambio se convirtieron en una horrible tormenta para el pueblo tamaulipeco. En serio, de arriba a abajo se ha resentido. Los empresarios son ellos. De pronto casi ni necesitaron pedir moche: ellos mismos surtieron de productos y servicios las adquisiciones y ellos mismos realizaban las obras que demandaban las diversas dependencias.
Me cae que, el gobierno de Tamaulipas y quienes lo encabezan se convirtieron en lo más representativo de lo que el Presidente de México denomina “viejo régimen”. Muy corruptos, ¡muy! El cabecismo pudrió al PAN, y eso ya no tiene punto de retorno.
Ahora, para dar cuenta de la objetividad que pretendo hacer patente en este texto (sin dejar de lado mi conocida simpatía por el combate a la corrupción que se emprende desde Palacio Nacional), lo cierto es que Morena en Tamaulipas es, por decir lo menos, un vil desorden.
Quien hasta hace unos días era su dirigente estatal no fue capaz de señalar una sola cosa negativa del gobierno panista; sus principales liderazgos estatales han permanecido callados en momentos que, desde mi punto de vista no debieron.
Y entre egos y falta de consensos, ha reinado la incapacidad para orientar y encausar el gran descontento social que hay en Tamaulipas, hacia Morena. Una prueba, además de que no haya una sola foto de todos juntos, lo es el desaseado proceso de selección de candidatos, a espaldas de la gente.
Dicho de otra manera, si hay Movimiento (como lo hay), es por el ADN lopezobradorista; por el ánimo de castigar al PAN; y por las ganas, que comparto, de que llegue una transformación a Tamaulipas, pero no porque haya relucido una voz, lamentablemente. Prevaleció el silencio, y eso confunde.
En fin, más allá de que pueda configurarse la desaparición de poderes en unas semanas, y pase lo que tenga que pasar, estamos justo a un año de la elección para Gobernador, y después de mañana 6 de junio, venga como venga el resultado sería apropiado que liderazgos morales del movimiento como González Valderrama tuvieran la oportunidad de contagiar a más tamaulipecos. Se necesita solvencia moral para que germine la semilla de la transformación real en el Estado.
Después de estas líneas, donde intenté imprimir la mayor sensatez, estimado lector, estoy seguro que lo mejor para Tamaulipas es: Expulsar al PAN, y resetear a Morena.
Castiguemos la corrupción, y construyamos el futuro del Estado.