Francisco Ramos Aguirre
A lo largo de muchas décadas, la construcción de la identidad tamaulipeca y conocimiento histórico, han sido posibles gracias a los investigadores y cronistas. Sería difícil referirnos nuestro pasado, sin evocar las aportaciones de algunos de ellos. En el marco del 196 aniversario de Ciudad Victoria como capital de Tamaulipas según el decreto emitido por el Congreso del Estado el 20 de abril de 1825, deseo evocar la memoria del ingeniero Candelario Reyes Flores, prolífico historiador y primer cronista de esta población.
Hace algunos años, mientras revisaba periódicos viejos en búsqueda de fuentes para la historia y crónica de nuestra capital, llamó mi atención una breve noticia de El Gallito en los años treinta, donde aparece el nombre de Candelario Reyes. Hasta el momento de la consulta, tenía la idea que el primer cronista de la capital tamaulipeca fue nuestro bien recordado profesor Vidal Efrén Covián Martínez. Sin embargo, al leer aquella nota me enteré que las autoridades del ayuntamiento, -ignoro si por asignación directa del alcalde- le habían conferido dicho nombramiento.
En este sentido me parece que su encargo debió ser breve o probablemente accidentada por las circunstancias de sus actividades profesionales, pero sin duda alguna los resultados fueron muy fructíferos. Vale recordar que mientras desempeñaba de cronista, el presidente Lázaro Cárdenas le encomendó tareas agrarias en Yucatán. Después realizó funciones propias de su profesión de ingeniero civil en Matamoros, Ciudad Victoria, Guanajuato y Tlaxcala, donde intervino en importantes encomiendas sobre política, docencia, conferencias, historia y rescate de documentos antiguos de estos lugares.
En el cruce de fuentes sobre noticias que confirman su calidad de primer cronista victorense, localizamos un reportaje periodístico en el semanario Atalaya (1945) dirigido por Alfonso Pesil Tamez, acerca del hallazgo del testamento de José de Escandón y Helguera, donde menciona textualmente: «El ingeniero Candelario Reyes culto historiador tamaulipeco y cronista de Ciudad Victoria, se encuentra de lleno entregado a importantes investigaciones, ya que está preparando un nuevo libro La Vida del General Pedro José Méndez, una historia de Tamaulipas y otras obras…El ingeniero Reyes ha logrado entre sus vastas investigaciones, encontrar el testamento original de don José de Escandón Conde de la Sierra Gorda y el Archivo del General Pedro José Méndez.»
Precisamente en 1944, publica su interesante libro Apuntes Para la Historia de Tamaulipas en los Siglos XVI y XVII, que puso en venta en la librería de la profesora Demetria Zúñiga y el Estanquillo Idolina. A través de este volumen los lectores descubren las interesantes aportaciones que nos remontan a nuestro pasado indígena. Sus dotes de investigador nato, lo colocan en esos momentos como uno de los más acuciosos del noreste mexicano. De personalidad modesta y estilo narrativo es claro en cada capítulo del texto, donde se deje entrever su talento. Es admirable la vocación de Reyes, porque sin ser historiador profesional su mérito radica en el esfuerzo autodidacta. Además, en esa época existían pocas oportunidades de formarse en escuelas especializadas.
En sus ratos libres, mientras realizaba comisiones oficiales agrarias en distintos lugares del estado, aprovechaba su estancia para hurgar en archivos municipales, dialogar con ancianos, recolectar objetos prehispánicos para su museo personal y recoger leyendas, historias y tradiciones regionales. En el periódico Atalaya de marzo de 1945, el ingeniero Reyes firma en su calidad de Cronista de Victoria un extenso articulo sobre el descubrimiento de una pirámide en los terrenos del ejidatario Tomás Domínguez del municipio de Ocampo, en plena Sierra Madre Oriental. Específicamente en un sector de la Antigua Misión de San Salvador de Canoas, Tanguanchín fundada en el último tercio del siglo XVII, donde excavaron hasta localizar los vestigios del pasado prehispánico.
Apasionado lector de Alfonso Reyes, nuestro Reyes tamaulipeco originario de un rancho de San Fernando, fue un hombre entregado a la cultura, reforma agraria y la investigación histórica. Otro de sus logros es la trascripción del manuscrito de la Crónica del Nuevo Santander de Hermenegildo Sánchez, editado por la Universidad Autónoma de Tamaulipas; lo mismo el hallazgo del decreto sobre fundación de Miquihuana, localizado en 1952. En el caso del archivo y prendas personales del general Pedro J. Méndez, dicho acervo le fue entregado por su hija adoptiva Dalila de Alba y Moncayo, quien lo donó al gobierno del estado en 1954 para instalar un museo.
El ingeniero Reyes, se enfocó al apoyo y creación de organismos culturales, antecedente de los que ahora operan en nuestra entidad. Hablamos de la fundación del Instituto Cultural Tamaulipeco en 1945, con ayuda del licenciado Francisco Hernández García. Las sesiones de este organismo se realizaban en la Escuela Normal, con asistencia de un grupo de inquietos intelectuales la mayoría maestros y licenciados, quienes daban lectura a poesías, ensayos históricos, discursos y cualquier tipo de trabajo literario.
Según la crónica de uno de sus asistentes, se trataba de un: «…auditorio selecto que vivía momentos de gran intensidad, alejado de un mundo de miserias y bajas pasiones. En una palabra allí se vivía para el espíritu.» Eventualmente también se reunían en uno de los salones de Congreso del Estado, donde planearon una Excursión Arqueológica a la ciudad de Tula, Hidalgo, con más de 200 elementos de la capital del país. El instituto se relacionó con el Ateneo de Ciencias y Artes de México, con posibilidades de publicar los trabajos de sus agremiados.
Y sobre la equidad de género, para Candelario Reyes la historia de Tamaulipas no sólo fue escrita o protagonizada por los hombres. En ella también participaron importantes mujeres como la maestra Estefanía Castañeda, personaje clave en el desarrollo educativo preescolar de México, Centroamérica y Estados Unidos. Reyes le consagró dos libros, fundamentales para entender la obra de esta singular educadora originaria de esta capital.
Pienso que Ciudad Victoria y Tamaulipas tienen una deuda con este hombre inteligente y de fina narrativa que se refleja en sus valiosas aportaciones a la historiografía del estado. Candelario Reyes fue profeta en su tierra y otros lugares como Tlaxcala, donde se localiza su archivo personal. Como dice el capitán M. Reyes García uno de sus primeros biógrafos, era de esos hombres: «…que saben honrar y hacer grande a una patria.»