Alicia Caballero Galindo
“Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás”. Renato Descartes(1596 – 1650)
Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros, o ir por el buen camino”. Renato Descartes
La Edad media fue una etapa de oscurantismo y dogmatismo, donde los pueblos eran dominados por la conveniente alianza de los grupos en el poder, asociados con La Iglesia. La forma de pensamiento de las mayorías, estaba encausada al pensamiento dogmático impuesto por la religión y al poder de los gobernantes, a base del miedo a la autoridad, era la forma de “manejar” a las mayorías y dirigirlas convenientemente, para beneficio de los poderosos. Ha sido una forma de dominio que, hasta la fecha, produce su efecto en los grupos vulnerables de todo el mundo.
Tomé como título de esta reflexión la locución latina acuñada por el filósofo francés Renato Descartes, quien, estudiando el pensamiento aristotélico, abrió la puerta con el Discurso del Método, a una forma de reavivar la chispa del instinto humano natural, reprimido por el miedo y el instinto de supervivencia: reflexionar, cuestionarse, investigar, experimentar para llegar al conocimiento, en lugar de seguir mecánicamente pensamientos impuestos y aceptados por temor a ser vulnerados. René Descartes, ? también llamado Renatus Cartesius, fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la filosofía moderna, ?? así como uno de los protagonistas con luz propia en el umbral de la Revolución Científica.? Sin duda un fuerte pilar del Siglo de las Luces, que estimuló la inquietud de las mentes pensantes para que decidieran arrancarse la venda del dogmatismo y surgieran de nuevo a explorar su entorno y el universo mismo. Fue una lucha encarnizada entre el racionalismo y el escolasticismo.
A partir de ese tiempo, se rompen tabúes impuestos por La Iglesia y surge el desarrollo de las ciencias que ofrece al mundo la oportunidad de crecer, revalorarse e iniciar la marcha hacia el futuro, facilitado por el gran invento de la imprenta que permitió la multiplicación de libros de diversas índoles. En consecuencia, las artes también toman nuevos derroteros desbocándose la creatividad.
El principio “pienso, luego existo”, revolucionó a todo el mundo europeo y lo indujo a despertar de su letargo. Con el tiempo y la rápida evolución del mundo moderno, poco a poco se ha perdido la capacidad de asombro ante el avance acelerado actual, sin embargo, los gobiernos de los pueblos subdesarrollados, limitan el crecimiento de sus habitantes con sistemas educativos deficientes que preparan a las mayorías para la maquila, o la burocracia, ya que, entre mayor sea la preparación de un pueblo, se torna complicado manejarlo, alguien que piensa, con conocimiento de causa sobre un tópico, es difícil que sea engañado o envuelto en sofismas tendenciosos y dirigirlo por derroteros “convenientes” para los intereses de grupos poderosos. Si en las elecciones para gobernantes, las mayorías tuvieran la preparación para no equivocarse a la hora de votar, el mundo sería distinto.
A mediados del siglo pasado, empezaron a agobiar al planeta problemas como la explosión demográfica, las libertades no controladas que rayan en libertinaje, la contaminación producto de la irresponsabilidad, el consumo de sustancias nocivas para la salud, el manejo inadecuado de los hogares y sus consabidas consecuencias , la inequidad en el reparto de las riquezas, el consumismo… la automatización que genera deshumanización y la inconciencia de los grupos de poder creyéndose “dueños” del planeta olvidando que somos parte de él, destruyendo sistemáticamente el hábitat. Son diversos factores que están produciendo en la actualidad generaciones que, tal vez, al verse en el espejo, no se dimensionan solo ven defectos físicos y necesidades creadas artificialmente. Ignoran su propia mirada, pensando en maquillaje, tratamientos estéticos, necesidades creadas por el consumismo, dietas, ejercicio en un gimnasio, y todo tipo de superficialidades. No miran en su propia imagen lo que son, lo que valen como seres humanos, la profundidad de su propia mirada que revela soledad, insatisfacción creada por el consumismo y los falsos prototipos de imagen. Han olvidado ver en sus propios ojos, su valor único e irrepetible, el potencial que implica un cerebro trabajando, la necesidad de mover su cuerpo sanamente, caminar, observar, apreciar su entorno, disfrutarlo. ¿Qué no puede pagar el gimnasio? ¡caminar es lo mejor! pensar por sí mismo, sentirse una maravilla de la naturaleza. Cuando un espejo devuelve la imagen, se debe ver el infinito hacia afuera, sentir el poder de sí mismo al desnudo sin adornos de ningún tipo, el cuerpo humano es una de las más bellas creaciones de la naturaleza, y el intelecto desarrollado nos coloca como especie en la cúspide de la escala zoológica, con la capacidad de hacer y deshacer, crecer, por ello, la maravillosa y profunda frase “cogito ergo sum” es necesario volver los ojos hacia el mundo natural que nos rodea y la desgracia que, con la propia inconciencia del género humano, lo estamos destruyendo. La tendencia actual en la alimentación ante tantas enfermedades mortales, es volver a lo natural, lo orgánico, libre de contaminantes creados por la raza humana misma. La próxima vez que usted se mire en el espejo, recuerde ¡Pienso! Luego existo.
Concluyo con una frase de Renato Descartes:
“Conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo incluso un orden entre ellos que no se parecen naturalmente unos a otros“.