La detención del Delegado Estatal del IMSS en Tamaulipas, así como el operativo que hace semanas se implementó para ¿detener? el trasiego de líquidos, al parecer hidrocarburos, desde un buque tanque a decenas de pipas, en un muelle improvisado o pirata, de Altamira Tamaulipas, son dos señales de que el proceso de entrega recepción del gobierno federal, aún no concluye.
Los sacudimientos en las oficinas federales que existen en Tamaulipas, sobre todo las más lucrativas, en esas donde hay bussines al por mayor, son manifestaciones claras de que hay cambio de mandos, hay nuevos jefes, llegaron nuevos patrones.
Y en ese cambio del que hoy les escribo, no sólo me refiero a los funcionarios que tienen el nivel de Delegados Federales, Subdelegados, Directores y Jefes de Oficina, espacios que actualmente son ocupados por recomendados del Gobernador y de algunos políticos influyentes, que también quieren ser gobernadores.
Desde afuera y con escasa información, el proceso lo visualizo como el relevo de obradoristas por claudistas, que, en relación a los asuntos de centavos, pudiera interpretarse como un cambio de audomaristas por harfuchistas.
En el trasiego de hidrocarburos por vías no ortodoxas, necesariamente están y estuvieron involucrados, o por lo menos enterados, los ya citados Audomaro Martínez y García Harfuch.
Aunque en el caso del Delegado del IMSS en Tamaulipas, las versiones apuntan al padrinazgo de un hijo de Manuel Barttlet y por supuesto del propio ex director de la Comisión Federal de Electricidad, dependencia infiltrada por «aquellos batos», que sin embargo han corrido con la suerte de no ser muy exhibidos.
El pronóstico es que seguirán las escaramuzas como la detención del Delegado del IMSS, pues va para largo el destete de la presidenta respecto al señor que ya se fue a La Chingada.