Por: Fortino Cisneros Calzada
“La escuela debe tener dos funciones complementarias: educar e instruir. Yo pienso que es más importante educar, porque así se crean los buenos hábitos que permiten a una persona tener éxito en cualquier actividad que desempeñe; la educación tiene que recibirse en la escuela como la mayor prioridad, desde que los niños son pequeños. La instrucción puede darse en cualquier etapa de la vida, como en mi caso, que termine la primaria a los 20 años”.
Así lo señaló el maestro Gumersindo Guerrero García, educador eminente y notable promotor de la educación en el estado de Tamaulipas, en entrevista. Explicó que la sed enfermiza de dinero ha corrompido todo: la educación, el gobierno, la política, la justicia. “Los valores se han tergiversado por el enorme poder del dinero, que todo lo contamina. Los cargos públicos ya no se utilizan para servir, sino para hacer dinero; la violencia se ha desatado por el ansia de riqueza; el problema de las drogas no se resuelve por la corrupción que genera el dinero en grandes cantidades; los potentados no tienen otro interés que acumular dinero”.
Luego de realizar una colosal obra educativa en Reynosa, la región y el estado, considera que la educación es una tarea que corresponde a la escuela, contrario al argumento de algunos maestros que aseguran que la educación debe darse en el hogar. “Si los padres tuvieran un adecuado nivel intelectual y si dispusieran de tiempo para ello, sí podría decirse que la educación les corresponde; pero, la realidad es muy diferente: son pocos, muy pocos los padres que tienen formación cultural y que disponen de dos o tres horas para dedicarlas a sus hijos, el resto debe dedicar su tiempo a ganar el sustento de la casa, con salarios bajos y jornadas cada vez mayores”.
Ante esa realidad, desde los albores de la educación con Rafael Ramírez, se estableció que la educación corresponde a la escuela, donde los niños y jóvenes deben pasar la mayor parte de su tiempo, en un ambiente propicio para la formación de buenos hábitos. Los maestros son profesionales bien preparados en las ciencias sociales que tienen que ver con la educación y a ellos compete la formación de las nuevas generaciones y, desde luego, la instrucción en conocimientos; pero, llega el momento en que por políticas mal entendidas, la escuela pierde el carácter educativo, y ahora imparte sólo conocimientos.
La educación en crisis
Reconoció que la educación está en crisis y que la reforma educativa del presidente Enrique Peña Nieto, avanzó en el sentido correcto, sobre todo, luego de haber quitado al sindicato el poder que tenía sobre el sistema educativo, que fue la causa de que la escuela mexicana reconocida universalmente, haya caído en las malas prácticas de “chambismo”, la venta de plazas, las plazas heredadas y los demás formas en que fueron desbancados los educadores para dar paso a varias generaciones de maestros sin vocación, que atentan contra los niños.
Los problemas en educación comenzaron cuando los gobiernos cedieron a la presión del sindicato a fin de que este se convirtiera en un instrumento de control político. La educación se ha pervertido. Rafael Ramírez, fundador de la educación primaria, tuvo una frase muy importante: “ya tenemos a la escuela, ahora necesitamos que sea eficaz”; entonces, la escuela mexicana se creó con dos objetivos, educar e instruir, y así se vino desarrollando. La educación fue perdiendo espacio a partir de que el gobierno comenzó a cobijar al sindicato; a cambio de votos, los líderes absorbieron todo, hasta el aspecto administrativo. Obtuvieron el control administrativo y han hecho horrores: se perdió la educación. Ahí comenzó el desastre y el gobierno entregó al sindicato millones y millones para que hicieran lo que quisieran.
Cuando estuvo Jonguitud, empezó a mandar en la cosa administrativa; llegó a nombrar a los directores de educación en los estados; fueron abarcando todo. Dentro de las cosas absurdas de Jonguitud, fue que implantó lo que llamó Juegos Deportivos y Culturales de los maestros; que los maestros participarán en deportes, en oratoria. Los profesores no obedecían a los directores, menos a los inspectores. En lugar de que concursen los alumnos, concursan los maestros, para que los señores estén contentos. Pura pachanga y millonadas de pesos que les daban, y las escuelas sin maestros ahí se desbarrancó la educación. La debacle de la escuela; la escuela ya no educa, nomás instruye.
Obtener su propio conocimiento
“Yo nací el 13 de enero de 1929, en el rancho Los Añejos del municipio de Abasolo, acabo de cumplir 86 años. Mi infancia fue muy contenta; de chiquillo no se da uno cuenta de las necesidades; el contacto con la naturaleza lo hace a uno muy feliz; aunque carece de todo, no extraña nada. Esa etapa de mi niñez en el rancho fue muy bonita, aprendimos lo que la naturaleza nos enseñó. Nuestros juguetes los hacíamos nosotros imitando lo que veíamos. Yo aprendí a nadar en un arroyo en el que nos bañábamos desnudos. Mi hermano y un amigo construyeron un violín de carrizo que sonaba como un violín profesional. Habría que ver cómo idearon la caja, los puentes, las cuerdas, que eran de crin de caballo y que debían dar determinado sonido. Fue un invento notable.
De mi hermano aprendí a tocar el bajo sexto, el violín, la mandolina, la bandurria, nomás de oídas. No había radio, televisión, cine o discos, así que con una vez que escucháramos una tonada, bastaba para sacarla en nuestros instrumentos. Cuando cumplí los ocho años ya tocábamos en los bailes, mi hermano tocando el violín y yo el bajo sexto. En el rancho los bailes duraban toda la noche, así que era muy duro, sobre todo porque mis dedos debían soportar la presión sobre las cuerdas de acero. Para descansar, le pedía que me dejara tocar el violín.
En el campo, los niños empiezan a trabajar desde muy chicos, yo a los ocho o nueve años ya era jornalero, pastor; teníamos que ganar nuestra comida. La inquietud de estudiar surge de la necesidad de trabajar. En el rancho había una escuelita primaria que tenía hasta tercer año, con un buen profesor que nos orientó y nos educó con un sentido de ambición por ser alguien y hacer algo. En la escuela nos sentábamos en troncos, un palo atravesado colocado sobre horcones, la paleta eran nuestras propias piernas; aprendíamos, con el profesor y un pizarrón; la casita nomás tenía techo, sin paredes; pero, de esa escuelita, salieron, en mi generación, cinco profesores, dos médicos y dos ingenieros. Uno de ellos, que salió del rancho a pie descalzo, llegó a ser diputado federal.
En tercero, a los 18 años, el profesor nos informó que el presidente Cárdenas había fundado escuelas para hijos de campesinos. Allí me fui a terminar mi primaria, que concluí a los 20 años. Al principio le lloraba mucho al rancho; sufrí mucho, porque yo era un muchacho de 18 años, muy alto, que apenas estaba en primaria, mientras que había niños más pequeños en secundaria o en normal. La música me ayudó a ambientarme, comencé a tomar sabor al internado, donde nos daban alojamiento, comida y alguna ropita, y fui progresando; ocupé algunos cargos en la sociedad de alumnos y llegue hasta director de la escuela una vez que hubo huelga y yo debí hacerme cargo del plantel. Fui muy respetado, tanto que a mí nunca me pusieron un apodo, como es costumbre en las escuela”.
Sembrador de escuelas
“Después de ocho años vistiendo el uniforme que nos daba la escuela, salí como profesor a servir en el medio rural. Ahí duré cuatro años, porque, luego de graduarme de maestro de educación secundaria en la Normal Superior de Saltillo, fui comisionado para fundar la escuela secundaria de Díaz Ordaz. Ahí duré ocho años, ahí me casé con la Profra. María Luisa Guerrero, con la cual tuve cuatro hijas: Iris, doctora en medicina; María Luisa, licenciada con gusto por la política; Rocío, arquitecta y Marisol licenciada en Comunicación. Todas estudiaron fuera de Reynosa. Ninguna de ellas siguió el magisterio, pero tampoco les hubiéramos heredado una plaza; la herencia de las plazas mermó la calidad de la educación.
En 1966, Reynosa tenía 27 años con una sola secundaria. Yo llegué a fundar la escuela número dos, la Mario González Aguirre; después, en 1968, me ubican como director de la secundaria Escandón, que tenía once grupos; yo la hice crecer a 32 grupos. Fue tanta la demanda que debimos trasladarla a la colonia Aztlán. En la Aztlán construimos el edificio y logré que la escuela creciera a 36 grupos. En el edificio antiguo quedó la prepa, y logré, en una entrevista con el presidente Echeverría, en Nuevo Laredo, que el edificio se le diera a la preparatoria. Entonces, la prepa tenía 4 grupos con 160 alumnos en un turno. Fundamos los turnos vespertino y nocturno, de tal manera que la escuela funcionaba todo el día, con 32 grupos y un total de 2,500 alumnos. Además le agregue una preparatoria abierta, que también funcionó con mucho éxito.
Me ascendieron a inspector general de secundarias en el norte de Tamaulipas, de Laredo a Matamoros y hasta Ciudad Victoria, en 1975. Normalmente trabajaba 17 horas diarias, con el mismo sueldito. Le di crecimiento a las secundarias en Reynosa, funde la 4, la 5, la 6 en Loma Linda, donde mi esposa fue la primera directora, la 7 en Casabella, la 8 en la colonia Del Prado, luego la 9 en la Longoria y hasta la 10, cerca del aeropuerto, además de tres secundarias técnicas. Ahí me retiré de esa función.
Me jubilé en 1992, pero, luego me pidieron que me hiciera cargo de los Colegios de Bachilleres en el Estado y me tocó fundar los Cobat de Mier, Camargo, Díaz Ordaz, Reynosa, Río Bravo y Matamoros, que actualmente son planteles muy grandes. Mi estancia en Colegio de Bachilleres fue muy fructífera porque llevé la educación media superior a todo el estado principalmente el medio rural.
La obra social
Cuando era presidente municipal Meme Garza González, nos citó para nombrar un patronato ProTelevision en Español. Me nombraron presidente y, de inmediato, me fui a ver al diputado federal Filiberto Bernal Mares, hombre muy interesado en la región; fuimos a SCT que operaba plantas repetidoras de Televisión Cultural de México. El secretario era Eugenio Méndez Docurro, y el subsecretario Miguel Alvares Acosta, quien me prometió que enviaría una planta. A los quince días, llegaron dos personas diciendo que traían una planta repetidora y a mí se me ocurrió que se instalara en la torre de Correos; ahí quedó y desde entonces Reynosa vio televisión en español, aunque con horarios específicos, con servicios de mucha calidad, pues era un canal cultural; hubo auge en la venta de televisores.
Con esa señal que llegó a Reynosa, también se transmitía una señal de secundaria del sistema de Telesecundarias, dirigido fundamentalmente al campo. Me enteré de ese beneficio y lo gestioné. Me dijo el encargado: “Le autorizo una y si funciona le doy más”. Puse la primera Telesecundaria en el edificio de la Escandón, con un grupo de 40 muchachos. Romeo Flores, quien era el alcalde, me dio la televisión. En ese sistema las clases se dan en México, con maestros muy especializados; sistema muy económico, traído de Inglaterra; una clase la captan en todo el país. Monitoreamos que era un servicio de calidad, el muchacho mientras más sentidos intervengan en la educación aprende más.
Al segundo año, ya teníamos 8, en los ejidos Benito Juárez, el Guerreño, Cavazos, Rancho Grande, La escondida y en el parque López Mateos. Me vuelve a decir el encargado: “si le funcionan bien, el año que entra le doy más”. Al tercer año me dieron 20 y las envié al centro y sur del estado, ya no las podía atender. Se fundó en la SET el Departamento de Telesecundarias. Orita hay más de 300 en el medio rural, con lo que quedó resuelto el problema de educación secundaria en el campo.
Cuando fui director general del Cobat, me entero del Telebachillerato y entendí que la telesecundaria necesitaba el paso siguiente. Fui a México y me autorizaron 5 Telebachilleratos que instalamos en Antiguo Morelos, Bustamante, Méndez, Villa de Casas y en Mainero. Ahí quedaron los primeros bachilleratos rurales; dejé funcionando 40 en todo el estado. Orita hay más preparatorias rurales; salen casi 3 mil bachilleres del campo; ahora hay muchos profesionistas del medio rural.
Me tocó ser pionero en la creación del Tecnológico. En una ceremonia a la que vino el gobernador del estado, Dr. Emilio Martínez Manautou, a poner la primera piedra de lo que iba a ser una secundaria donde actualmente está la PGR, le pedí que nos ayudara para un Instituto Tecnológico. Días después pidió la integración de un patronato protecnológico con Rigo Garza Cantú, como presidente, quien hizo muy buen trabajo; la idea fundamental fue mía.
Como secretario de Educación del Ayuntamiento con Ernesto Gómez Lira, logré la instalación del Itace, un centro grandísimo que ha dado muchos técnicos. En esa misma administración logramos la construcción de la Biblioteca federal Agapito Cepeda, en la colonia Longoria, que ha sido de mucha utilidad.
En este momento estoy pensando en gestionar una Escuela de Música de la Universidad Autónoma de Tamaulipas para Reynosa; la música hace mejores personas.
Como miembro del Club de Leones contribuí a la construcción del nuevo Cuartel de Bomberos y becar a 20 alumnos para su educación”.
Carrera política
Su primera incursión en la política se dio en el municipio de Díaz Ordaz, donde fue regidor del ayuntamiento. También fue regidor en el Ayuntamiento de Reynosa, durante la administración del Ing. Rafael Sierra de la Garza, tocándole ser el orador principal de la ceremonia de inauguración del edificio del Partido Revolucionario Institucional, en presencia del presidente de la República, Luis Echeverría, del expresidente Emilio Portes Gil, el senador Antonio García Rojas y relevantes personalidades de ese partido, siendo presidente del mismo el Lic. César Humberto Isassi.
En 1981, fue diputado federal suplente del diputado Bruno del Río. Al dejar la curul éste, asciende a diputado federal efectivo, integrado a la Comisión de Educación, desde la cual promovió una nueva ley para el Instituto Politécnico Nacional y tuvo varias intervenciones relacionadas con la promoción educativa.
Cuestionado acerca de la transformación que ha tenido el PRI en los últimos lustros, olvidando sus raíces y sus principios, señaló que últimamente los líderes del partido no han llegado para servir, sino para servirse. Les falta mística de servicio; creen que dirigir es mandar y obrar para su favor, sin entender que los partidos políticos son plataformas ideológicas que hacen propuestas para el desarrollo a los ciudadanos y que éstos deciden con su voto cuál es la mejor oferta.
Ese desencanto por los partidos ha dado lugar a que aparezcan los candidatos independientes. Seguramente el futuro será por ese rumbo. Son muchos los políticos que han defraudado a partido y a México, y todavía no se llenan, siguen con una insaciable sed de riqueza
Muchos de los que ahora están en la política es para hacer dinero aliados con empresarios que han hecho grandes fortunas, como se ha descubierto en los altos niveles.
Con respecto al problema de la violencia desatada por el combate al narcotráfico, señaló que: “El de las drogas es un problema muy serio, que también debe prevenirse en el hogar; pero, como no sucede, sigue creciendo. El problema de las drogas no se resuelve en parte por la corrupción, corrupción en el gobierno y la policía por dinero. La corrupción, es un problema muy fuerte en el que desgraciadamente estamos inmersos. El factor dinero crea una sensación insaciable por la acumulación; quién sabe para qué, porque tener dinero de más no hace feliz al hombre, ni lo hace mejor”.
Así concluyó la entrevista con el Profr. Gumersindo Guerrero García, quien sigue buscando la forma de servir a sus semejantes, luego de salir con los pies descalzos de Los Añejos para terminar la primaria en la Escuela Normal Rural de Tamatán, y que siendo músico por vocación innata, decidió ser maestros y sembrador de escuelas.