Alejandro de Anda
LO OSCURO. Aquél gremio que incorporaba a los docentes en el país de inicios de los ‘70s, era una poderosísima agrupación que igual tenía el compromiso de estar frente a los grupos de educandos y formar alumnos disciplinados, que con el poder acumulado tenían potestad en ramificaciones diversas –como aquél profesor de ‘triste memoria’ Carlos Hank González, que soñó con ser presidente de México- y con esa fuerza multitudinaria se convirtieron a la postre en el sindicato de mayor fuerza en América Latina.
Los que fuimos párvulos setenteros dimos cuenta que los gerentes de agencias automovilísticas llegaban a las escuelas primarias (incluso rurales) con sendos vehículos del aparador a dejarles en custodia a los maestros para que se les fuesen descontando de su cheque de nómina.
Tras la caída de Carlos Jongitud Barrios, la maestra EEG terminó el desmantelamiento de la otrora poderosa organización.
El caudal de poder que tendrían en su momento cualquier funcionario público se demostraría incluso en las películas de corte ‘chusco’ en la pantalla grande. Como la inmortalizada por Cantinflas “Si yo fuera diputado” o la reciente “La Ley de Herodes” en la que un personaje menor en la ramificación burocrática (Daniel Alcázar) con la ley en la mano acumula poder y riquezas para escalar a la máxima magistratura.
La obsolescencia de los partidos políticos y la cantidad de fraudes y corruptelas que mantienen en un franco hartazgo a la sociedad, han dado por cerrar el paso y evidenciar cada acción que aquellos cometen. Las redes sociales, el uso de celulares y más accesorios han permitido que los secretos más oscuros y hasta la compra de la mínima joya por aquél que sea presidente del país o regidor de un pueblo, sea expuesto a la persecución y señalamiento social.
Aunque no deja de ser un buen negocio –la política- se encuentra en decadencia como una opción segura de enriquecimiento. Los que purgan condenas son testigos de primera mano.
Y aunque estas son cosas distintas, a un modelo de negocio exitoso en el mundo le ha llegado también su hora.
Con 78 años de existencia, TUPPERWARE dice… adiós.
La compañía fundada en 1946 por el ingeniero químico norteamericano Earl Silas Tupper que generase ganancias EBIT (antes de impuestos) de más de 300 millones de dólares anuales, con representación en 40 países incluido el nuestro.
Es la compañía que engloba lo que significaría ser ‘norteamericano’.
Especialista en la fabricación de envases plásticos recipiendarios para conservar alimentos ha sido derrotada por la evolución del mercado; por el incremento de materia prima en el valor de las resinas plásticas y por razonamientos extraños como el que la crisis del COVID dieron por que las familias regresaran a alimentarse en el hogar, desplazan hoy al gigante ícono por más de 70 años del consumismo americano. En septiembre de 2024 se declara en bancarrota.
¿Quién seguirá en caer?
COLOFÓN: Lo moderno es ser empresario ‘metido’ a la política. Mauricio Macri en Argentina; Vicente Fox en México; Sebastián Piñera en Chile; Piqué en España; Berlusconi en Italia y de nuevo al timón, Donald J. Trump en el imperio económico de Estados Unidos. Las tendencias irreversibles demuestran que la democracia y la economía probada no están reñidas.
Aún guardamos recalentados en tuppers algo del antiguo socialismo, casi de salida.
@deandaalejandro