La columna rota
Por Verónica Villalvazo (FridaGuerrera)
«Los hombres tienen miedo a la mujer sin miedo»
Eduardo Galeano
Ana Hassel Sánchez Castro, nació en la Ciudad de México, el 06 de diciembre
de 1987, hija de Hassel Margarita del Carmen Castro García y Marco Aurelio
Sánchez Rizo, una pareja que hoy tienen claro, únicamente sé casarón para
ser el conducto y Ana Hassel, llegará a hacer brillar a este mundo. “Pesó 2.5
kilos, midió 53 centímetros, una niña saludable, amada”. “Parecía —Blanca
Nieves— muy blanca y sus labios y mejillas siempre se veían rojizos” Recuerda
emocionada Margarita.
Ana es descrita por su familia como una mujer siempre feliz, extrovertida,
amorosa, “un alma libre” comenta Fernando, su hermano menor. A pesar de
que Marco y Margarita se divorciaron cuando Ana era pequeña, la relación a
jalones y estirones se mantuvo solamente como padres. Marco se unió hace
más de 20 años a Sandra, quien también aprendió a amar y cómo no, también
orientar a Anita. Quién siempre estaba inquieta, buscando qué hacer, cómo
innovar o aprender algo que la llevara a concretar sus sueños. Marco, su papá,
la recuerda deseosa de saber, “todo el tiempo preguntaba qué era esto o
aquello, todo quería aprender”.
A los 15 años, esta alma libre, fue diagnosticada con Trastorno Límite de la
Personalidad, “ella veía las cosas diferentes a todos nosotros, por eso para
algunas personas era difícil de tratar” recuerda Margarita.
Fue tratada y medicada por especialistas, por lo que en medio de todo ello era
un ser funcional tratando de salir adelante.
Cuando conoció a Paul, entre noviembre y diciembre de 2016, a los 3 meses
se fue a vivir con él, creía haber encontrado al amor de su vida. El 20 de
agosto de 2017, nació el pequeño hijo de Ana y Paul, prematuro, y quien
presentó problemas para respirar, estuvo internado un mes y el pequeño salió
adelante.
Desde ese momento Ana se volcó en atención para su pequeño, lo llevaba a
estimulación temprana, a sus citas médicas, a terapia, todo lo que el pequeño
necesitara, su mamá vivía para protegerlo, cuidarlo, amarlo.
A Margarita desde que conoció al que era la pareja de Anita, no le gustó, le
parecía un hombre falso, violento, él tampoco tenía buena relación con la
madre de Anita, por lo que, como buen narcisista, alejó a Margarita de Ana, sin
embargo, aunque no la veía mucho, si mantenían comunicación vía WhatsApp.
“Ellos constantemente tenían discusiones, dónde Paul siempre le decía que
estaba loca, que era una histérica, aunque Ana, tratara de arreglar las cosas,
siempre era descalificada por él”, acusa Margarita.
Marco y Sandra, también fueron testigos de innumerables peleas, que casi
siempre eran presenciadas por el pequeño, situación que preocupaba de sobre
manera a la pareja, por lo que el pequeño era rescatado de dichas discusiones,
cada ocho días visitaba a su abuelo y a Sandi.
El 14 de julio de 2024, Sandra recibió una llamada, aproximadamente a las 14
horas con 30 minutos, de la madre de Paul, quien vivía con la joven pareja.
“Sandra, Ana se suicidó”, la mujer, sorprendida, empezó a cuestionarla, la
suegra de Anita le pidió acudieran al domicilio en Atizapán de Zaragoza,
Estado de México. “En ese momento el pequeño y mi nietecito estaban con
nosotros, no pude decirle a su papá, porque tenía que manejar y ahí estaban
los niños, le indiqué que lleváramos a los niños con mi hijo mayor y que nos
dirigiéramos a casa de su hija, porque habían peleado otra vez”.
A Margarita le llamó Paul, aproximadamente a las 16 horas, con 15 minutos de
la tarde, para informarle lo mismo, “que mi hija se suicidó, me lo dijo frío,
cortante, en ningún momento lo escuché mal, de inmediato me colgó”.
Esta historia para quien escribe es un poco más difícil, Hassel Margarita es una
de las seguidoras de nuestra labor, en cada una de las marchas del 3 de
noviembre (Día de muertas), ha acompañado a las familias de las Voces de la
Ausencia. Justo redactaba la historia de María del Carmen, cuando a las 16
horas, con 25 minutos, recibo la llamada de Margarita. “Frida, mi hija”, escuché
del otro lado de la línea, al escucharla tan alterada traté de tranquilizarle un
poco para qué me explicara qué pasaba. “Frida, me acaba de llamar su pareja,
para decirme que se suicidó, pero no, ella no pudo hacerlo”. Me lo dijo
claramente y convencida de que su hija no dejaría en el desamparo a su
pequeño.
Luego de pedirle los datos del lugar, me comuniqué de inmediato con la
maestra Dilcya Samantha García Espinoza de los Monteros, Fiscal Central de
Género del Estado de México, y, con el Doctor Erik Solís Salgado, Fiscal
Especial de Feminicidios de la Fiscalía General de Justicia de la entidad.
Quienes de inmediato respondieron y enviaron personal de la Institución al
lugar. Nos trasladamos hacía la Fiscalía como lo hacemos siempre que las
familias solicitan nuestro acompañamiento; sin embargo, Margarita me hace
saber que ya estaba en casa de su hija y que aún no levantaban su cuerpo, por
lo que aproximadamente a las 19 horas con treinta minutos llegamos al
domicilio de Ana Hassel y Paul. Marco, Sandra y Margarita, ya estaban ahí: no
podían pasar porque obviamente se estaba haciendo el levantamiento del
cuerpo, así como de los indicios que se encontraron. La versión de Paul.
“Llegamos del antro, como a las seis de la mañana, ella quería pelear, yo la
ignoré, y solo escuché que se metió a la bañera, me quedé dormido, a las 13
horas me despertó el sonido del agua, fui al baño y ahí estaba en la bañera, ya
muerta”.
Fueron momentos muy dolorosos para los padres de Ana Hassel, escuchar
todo lo que ahí se decía, que Ana “estaba loca”, “que tomaba pastillas como
chocolates”, “que era borracha” y un sinfín de comentarios, los vecinos del
lujoso fraccionamiento estaban consternados por el evento, donde la versión
del “suicidio” ya la conocían todos.
Al llegar a la Fiscalía, iniciaron los testimonios; solicitamos la intervención de la
asesoría jurídica de la Comisión de Atención a Víctimas del Estado, quienes
acudieron a asistir a la familia. Lo único que nosotros le expresábamos a los
padres y hermano de Ana, era que esperaran el resultado de la necropsia que
sería la que determinaría y sacaría la verdad. Pasamos largas horas en medio
de los testimonios y escuchando la versión de Paul, quien además le hacía
saber a los padres; “que la iba a cremar, que la velaría en una de las mejores
funerarias del país porque ella merecía lo mejor”.
Nos retiramos del lugar a las tres de la mañana más o menos, porque teníamos
que regresar a las diez de la mañana ya del 15 de julio, para el reconocimiento
y entrega del cuerpo. Al llegar a la Institución nos hicieron saber luego de un
par de horas que la necropsia ya había salido. La causa de muerte. Asfixia por
estrangulamiento.
Paul, fue detenido y vinculado a proceso por ser el presunto feminicida de Ana
Hassel, quien todo señala no, no se suicidó, los abogados y un amigo del
sujeto acudieron agresivos a la Fiscalía, amedrentando a la Ministerio Público
que se encontraba de guardia, a los policías de investigación y a la familia.
Como siempre les hacemos saber, nosotros solo somos la extensión de las
Voces de la Ausencia, el grito de los padres de Ana Hassel, que son los únicos
que pueden hablar y exigir justicia para ella, y el pequeño que ahora quedó en
la orfandad. Aquí las cartas dirigidas a su hija.
Hola, mi adorada hija Ana Hassel Sánchez Castro (mi sirenita)
No sé, cómo empezar a escribir esta carta, han sido los días más difíciles
y dolorosos de mi vida desde que te arrebataron la vida de esa manera,
tan ruin, que, todavía me cuesta y me costará toda mi vida, recuperarme
de tu partida, mi alma y mi corazón están desechos.
Recuerdo que ese primer día 6 de diciembre de 1987, que llegaste a mi
vida, desde que estabas en mi panza; ya te amaba y te esperaba con amor
y alegría, solo esperaba ese gran día para conocerte y estrecharte en mis
brazos, y, darte muchos besos, llenaste las vidas de todos tus seres
queridos, de tu bisabuela, abuelas y demás familiares de alegría.
Para mi fuiste la bebé más linda y bella cuando te mire.
Tu piel de durazno con esas mejillas rosadas y tu boquita roja y esos
ojitos tan grandes que cuando fuiste creciendo eran muy expresivos,
muñequita linda, naciste pesando 2 kilos 500 gramos, mediste 53
centímetros. Y tuviste un Apgar de 8.8,9 una niña sana.
Tu abuela Norma, se puso tan alegre al saber que ya habías nacido que,
junto con tu papá, fueron a comprar chocolates y unos aretes. Mi mamá
en toda la sala de urgencias regalando chocolates y gritaba de felicidad
que había nacido su primera nieta.
Al otro día nos fuimos de alta, ambas llegamos a la casa de tu bisabuela
Maguitos, para que te conociera, ella estaba muy feliz, al igual que las
familias de ambas partes. Siempre fuiste una niña bienvenida y bien
amada. Sobre todo, por mí que te cuidaba, creo con exageración por ser
mamá primeriza y no quería que te pasara nada a lo largo de tu vida.
Siempre fuiste mi fuerza, mi luz, mi compañera de vida, nos divertimos
mucho en todas esas etapas de niña hasta ser una adulta. Y pues
también hubo diferencias como cualquier madre e hija, pero siempre
amándote, cuidando tus emociones, tus tristezas, alegrías, vigilando que
llegaras a tus metas deseadas.
Extraño en estos momentos esa música que llevabas por dentro, tu
simpatía y carisma, siempre una excelente amiga, compañera, hija,
hermana.
Recuerdo que te encantaba ir a la guardería y al curso de verano, ir a la
feria de Chapultepec, entrar a la casa de los espantos; cómo nos
divertimos cuando salíamos de vacaciones, tu abuela, hermano y yo,
pasábamos esos días divertidos, llenos de vivencias, y experiencias
extraordinarias
Cuando nos hacías meditar en el mar, salíamos llenos de paz y
tranquilidad.
Cómo me acuerdo de tu primer día de kínder, primaria y secundaria,
preparatoria, traviesa, eras una alumna promedio inteligente.
Tu fiesta de tu personaje favorito, la Sirenita, no te querías cambiar tu
disfraz, y todo querías de la sirenita, los disfraces y vestidos te los
elaboraba, tu tía bisabuela Carmelita; híjole, tantos recuerdos que me
llegan a la mente, que, creo que podría hacer un libro de todas esas
vivencias que compartimos. Y que hoy te prometo, con la mano en el
corazón.
Que voy a hacer justicia, que esa persona que te arrebató tu vida, tus
sueños, tus ilusiones, metas de criar a tu hijo, y que pague con todo el
peso de la ley y jamás vuelva a hacer daño a otras personas
Te prometo que cuidaré del amor de tu vida, tu hermoso hijo, mi niño
adorado, para que sea un gran ser humano, así como lo fuiste tú.
Y que nadie le haga más daño a mi nieto; que viva una vida de amor,
cariño, respeto. Y que sabes que cuando me comprometo, a hacer algo,
siempre lo hago con el corazón y esta no es la excepción. Cuidaré y
amaré, protegeré a tu hijo para que no le falte los valores, sus terapias y
todo lo que requiera para ser un niño independiente, y, un buen hombre
en la vida.
Tú, desde donde estés ilumíname, acompáñame para que seas mi guía;
para recuperar a mi niño adorado que es mi nieto. Sabes, siempre te
amaré hasta el último momento.
Estarás siempre en mi mente y corazón, y de tu hijo: nunca te
olvidaremos porque eres el amor de mis amores, al igual que de tu
pequeño, y tu hermano.
Gracias, querida hija amada, adorada por estos años que nos diste a tu
lado.
No te preocupes por tu hijo que estará en buenas manos. Y te hará
justicia.
Siempre te amaré. Hassel Margarita del Carmen Castro García.
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Hola, hija Ana Hassel Sánchez Castro. Te escribo esta carta con tristeza
porque ya no estás aquí, tú sí querías seguir, pero no fue tu decisión. En
el año de 1987 me enteré de que vendrías a este mundo, cuando fuimos tu
mamá y yo a hacer los estudios para el embarazo, y tuve que ir a
recogerlos yo, y salió positivo. Ese día fue un día muy especial en mi
vida, la alegría más grande que pude haber sentido en el mundo; el saber
que vendría un bebé y que yo sería papá: y a la vez, tuve miedo porque
éramos muy jóvenes y queríamos lo mejor para ti. Después vino la mamá
de Margarita, mi suegra, a pedir mi mano, ja, ja, ja, a la casa de mis papás,
me regañaron y me preguntaron si me quería casar y dije que sí, nos
casamos y así fue como comenzó la historia. Naciste un domingo 6 de
diciembre de 1987, sana, dos kilos, 300 kg, 53 cm. En la noche fue una
gran noticia para las familias, mi suegra como era su primera nieta,
estaba loca de felicidad, compró chocolates y repartió a todas las
personas que estaban en la sala de espera del hospital. Así, comenzó tu
historia en este mundo; con una gran felicidad por parte de todas las
personas que te queríamos: Déjame decirte que al principio todos
pensaban que ibas a ser niño, casi nos lo aseguraban, pero fuiste niña, y
es una felicidad inmensa. Gracias a Dios caminaste y hablaste muy
rápido, tu mamá, te metió a una guardería que está en el hospital donde
ella trabajaba y avanzaste mucho, eras una niña con un gran carisma,
muchas personas te volteaban a ver y decían. ¡Que, niña tan bonita!
Yo estaba orgulloso porque eras mi niña. Todo mundo te veía con mucho
amor, en mi trabajo, en Navidad, mis compañeros del banco me regalaron
muchas cosas para ti; cosas para recién nacido; yo era muy feliz cuando
te tuve hija, fue un gran motivo en mí. En mi trabajo si tenía que repartir
algunas mensajerías, me daban dinero para ir a dejar esos papeles; el
recorrido más de 30 calles y me daban para taxi, pero yo me iba
caminando o a veces hasta corriendo para entregar los documentos, y,
ahorrarme ese dinero del taxi; para poder comprarte algo, mi niña eras mi
motor no había cansancio para trabajar. Y después, vino el divorcio, una
etapa muy difícil para los tres, pero más para ti, porque tú estabas entre
los dos: comenzó una mala racha para mí económicamente, y los días
que tenía que verte a veces no tenía dinero, para poder llevarte a algún
lugar y, te llevaba a alguna plaza comercial, y nomás, nos alcanzaba para
ti, yo no tenía hambre: tú me preguntabas papá, ¿no quieres algo? yo te
decía que ya había comido, que no tenía hambre.
Como estudiante, fuiste una niña muy lista, a veces flojita, no querías
hacer tarea, ja, ja, ja; pero siempre sacaste buenas calificaciones: ya de
adolescente te creías darketa, te vestías de negro y escuchabas música
de Metallica y demás grupos, pero cambiaste, y, aunque, siempre vas a
hacer metalera cambiaste, te aburriste de vestir de negro. Es una historia
muy larga que contar con muchas anécdotas entre tú y yo, mija, me
hiciste muy feliz, y a veces también me hiciste enojar, porque también
eras rebelde, tenías tu carácter, pero siempre fuiste humilde, y me
ofreciste disculpas, eres noble y de gran corazón hija, fuerte, audaz,
inteligente, sagaz etc. Siempre fuiste una persona solidaria con todas las
personas que están alrededor tuyo, si alguien necesitaba algo tuyo sin
dudarlo estabas ahí. En mi casa fuiste muy querida mija, por todos, por tu
amor, por tu sonrisa, por tu forma de ser: fuiste mi gran coach mental,
desde muy pequeña tu vocecita hacía, que yo me parara y volviera a
empezar otra vez, contigo me levantaba, eras un gran motivo para
trabajar, y emprender nuevos negocios, siempre me apoyaste. Recuerdo
que tú eras mi sirenita, te encantó esa película, cuando vivía yo solo en el
departamento y venías a verme; te quedabas dormida viendo la película
varias veces y yo muy feliz, viéndote, como te quedabas dormida, al lado
mío; como un angelito: siempre voy a admirar tu espíritu de lucha.
Quisiste trabajar a los 15 años en un restaurante haciendo sándwich no
tenías la necesidad, pero querías demostrar que podías hacer las cosas,
además, cuando querías estudiar en algún lado, me decías papá, quiero
estudiar en tal lado, yo te decía ve consíguelo y me dices; ibas y lo
hacías.
Siempre vas a ser mi vida. Fuiste una persona muy tenaz, y conseguiste
lo que tú querías, un día tuvimos una gran plática tú y yo hija; ese día te
dije que tenías que salir de la casa, que tenías que conocer el mundo,
otros países, y, que, tenías que triunfar; tú me dijiste si papá, y que
tendrías una familia y un hijo, lo cumpliste querida hija. Son muchas
cosas las que podría escribir, pero no me alcanzaría un cuaderno para
decirte que fui muy feliz al lado tuyo, hija, que es un hueco inmenso, que
dejaste en mi vida, que no volveré a sentir lo mismo nunca más. Dejaste
este hueco que solamente pudiste llenarlo tú, ahora la mitad de mi vida se
fue contigo. Me dejaste a mi nieto que es parte de ti, yo estaré al
pendiente de él. Te pido por favor, que no te despegues de tu hijo, y que
siempre lo acompañes como puedas, yo siempre estaré hablando lo
mejor de mi hija; el extraordinario ser humano que eras y que no fue tu
voluntad irte. Los días se me pasan rápido y muy tristes, a veces quisiera
gritar que me siento; de la chingada, pero no puedo; y me trago esta
tristeza yo solo.
Algún día estaremos juntos, hasta que Dios lo permita, y deje de latir mi
corazón, te pueda ver y abrazarte. Ana, no pude despedirme de ti, no
pude decirte lo agradecido que me sentía contigo por ser parte de mi
alegría, no pude decirte la enorme falta que me harías como dicen. Nunca
sabe uno lo que tiene hasta que lo pierde, pero ¿cómo puede saber uno
que es el último día que te iba a ver? Te amo hija, te amo desde el fondo
de mi corazón y de mi alma. Tu papá que siempre te va a querer hasta el
fin de los tiempos.
Marco Aurelio Sánchez Rizo.
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Hola Ana Hassel:
Yo empecé a salir con tu papá cuando tenías 16 años, los años más
difíciles de una adolescente. Sabes que, aunque al principio no te caía
bien, siempre te traté bien, procuré llevarme bien contigo, pero a veces
era imposible porque cuando te ibas con tu mamá regresabas muy
cambiada y grosera conmigo. Lo entendí porque eso era parte de tu
adolescencia, ya que conforme pasó el tiempo, te demostré que te quiero,
que podías confiar en mí. Como la vez que me fui a pelear a la
preparatoria, cuando la que empezó el desmadre fuiste tú, y eso no nos
dijiste, o como la vez que saliste volando del coche, qué, espectáculo;
pero bueno, son tantos momentos en nuestras vidas que para muchos
eran criticables, para nosotras eran bonitos.
Cuando me pelee con todos por defenderte. Y te dije que no quería que te
volvieras a juntar con Iliana, porque todos le creían a ella, y bueno, fueron
tantas cosas, pero lo mejor de todo fue cuando nació tu pequeño.
A pesar de que, yo, ya tenía una nieta, tu niño iba a ser como mi nieto y
así fue, no necesito decir mucho, mis hechos hablan por mí. Yo fui la que
te pedí que cada 8 días me trajeras a mi niño, siempre traté de estar al
pendiente de ustedes.
Para ti siempre fui una pendeja, pero para mí no, yo veía cómo le llorabas
a tu mamá, yo no era tu mamá, pero era tu amiga con la que siempre
contaste. Eso es lo que me llevó en mi corazón, no tengo remordimiento
alguno, siempre estuve contigo y con mi niño. Y me duele saber todo esto
que te pasó, sabes que aquí estaremos buscando justicia para ti, que ese
maldito pagué lo que te hizo y tratar de recuperar a nuestro niño. Te voy a
extrañar cabrona.
Sandi.
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El pequeño hijo de Ana fue entregado por su abuelo, a la abuela paterna, el
lunes 15 de julio antes de acudir a la Fiscalía y saber que su hija no se había
suicidado. Ahora iniciará la batalla para recuperarlo, para continuar buscando
justicia y verdad para Ana y su familia, y desde, Voces de la Ausencia y
FridaGuerrera, nos mantendremos cerca de nuestros nuevos integrantes de
está familia que llena de dolor, amor, y comprensión. Siguen abrazando a las
nuevas voces que, se suman a la infinita pandemia que es el feminicidio y sus
secuelas.
julio 2024
Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una mujer víctima de
feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a
visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia.
P.D. Cada uno de los textos expuestos en este espacio, son con autorización y
acompañamiento de las familias directas de las víctimas, que son las únicas
autorizadas para hacerlo. Porque solo somos la extensión de su grito de
justicia.
@FridaGuerrera
@vocesDLAusencia