Por Concepción Delgado Parra
A pocos días de celebrarse las elecciones del 2 de junio, más de doscientos intelectuales del bloque opositor publicaron un desplegado para llamar a votar por la coalición del PRIANRD y en favor de su candidata Xóchitl Gálvez. Se trata de dos grupos encabezados por Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín.
Los “abajo firmantes” no representan a toda la comunidad intelectual del país, sólo configuran la parte vinculada a los partidos del PRI y PAN. Aunque el manifiesto no será relevante para modificar la opinión de la ciudadanía en los próximos días, marca un punto de inflexión en el nacimiento de un nuevo sistema de partidos. Este grupo se apuntala como germen de un partido político antagónico al gobierno de Claudia Sheinbaum, en caso de que la candidata morenista llegue a la Presidencia.
La declaración pública expresada en el manifiesto por este grupo de intelectuales es histórica. En el pasado declaraban “neutralidad” y ahora se inclinan por la candidata conservadora para supuestamente detener la “deriva autoritaria”. Durante los últimos cuarenta años se habían decantado por el poder hegemónico. Pero, ahora, por primera vez, exhiben sin ningún disimulo su apoyo a los partidos de derecha que impulsan a Xóchitl Gálvez.
Los mismos personajes que en las elecciones de 2006 no observaron ningún comportamiento antidemocrático, en 2020 publicaron un manifiesto “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, haciendo un llamado a formar “una amplia alianza ciudadana”, de cara a las elecciones que se celebrarían en 2021.
Desde 2020, estos intelectuales se convirtieron en ideólogos de la coalición PRI-PAN-PRD. A partir de ese momento, crearon la narrativa de que la supuesta sociedad civil y los partidos de oposición debían caminar juntos para expulsar del gobierno a la 4T.
Lo novedoso del desplegado publicado el pasado 20 de mayo es que, finalmente, se quitaron la máscara. En entrevista con la periodista Montserrat Antúnez de SinEmbargo, Héctor Aguilar Camín reclamó “la oportunidad de devolver a la comunidad cultural la atención y el cuidado. A veces hasta el apapacho que tenía el gobierno”.
Durante los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto, tan sólo las revistas Letras Libres y Nexos dirigidas por Krauze y Aguilar Camín, respectivamente, recibieron 537 millones de pesos por concepto de publicidad, según información de Transparencia.
Con el actual gobierno estas y otras prerrogativas desaparecieron. La intelectualidad que en el pasado gozó de “derecho de picaporte” para entrar a Los Pinos, hoy no tienen acceso a Palacio Nacional. Lejos de buscar su apoyo, al viejo estilo de los expresidentes, Andrés Manuel López Obrador los desprecia por actuar en contra del pueblo y en favor de una minoría.
Con la 4T, este grupo de intelectuales no sólo dejó de ser parte del poder, sino que se sabe rechazado por el poder. Ante este escenario es natural que se sientan agraviados.
Enclavados en un escenario anterior a 2018, no entienden que las cosas cambiaron. Estos intelectuales están más lejos que nunca de la gente y no se dan cuenta que perdieron el poder de influencia sobre el imaginario colectivo de los mexicanos.