Por Francisco Ramos Aguirre:
Las mujeres empresarias victorenses, representa un tema de estudio pendiente dentro de la historiografía y crónica local. Durante la década de los años cuarenta del siglo pasado, la actividad del comercio dentro de la sociedad victorense era considerada exclusiva para hombres. Definitivamente en el siglo XIX y principios del XX, el desarrollo del comercio local se mantuvo en manos de inversionistas migrantes españoles, italianos, chinos y libaneses.
Al referirnos a las oportunidades laborales, la mayoría de las mujeres eran consideradas en segundo y tercer plano, asumiendo un rol casi invisible. En este sentido su desempeño se concretaba a servir de empleadas de mostrador en las empresas de medianos y grandes capitalistas. El grueso de la población femenil adulta se ganaban la vida de meseras en fondas, restaurantes y cafés. Lo mismo despachaban en establecimientos de abarrotes, expendios de ropa y calzado. Otros espacios laborales exclusivos para ellas eran los salones de belleza, tortillerías, talleres de costura, papelerías y mercerías. En una categoría de mayor ascenso social estaban las maestras, enfermeras, secretarias, oficinistas y burócratas.
Respecto a las primeras empresarias de la capital tamaulipeca, vale recordar que una de las primeras empresarias en 1912 fue María de Jesús González, propietaria de una Agencia de Inhumaciones establecida en la calle Bravo número 8, donde ofrecían carrozas blancas, negras y servicio de entierros “…desde 15 hasta 35 pesos.” Respecto a la Cámara de Comercio de Ciudad en 1922, la Revista Anunciadora menciona únicamente una mujer dentro de los socios de dicho organismo. Se trata de Georgina B. de Jáquez, propietaria de una Botica establecida en la calle Hidalgo 6 y 7 Hidalgo.
Esto significa que la incorporación de las mujeres empresarias al comercio, fue un proceso lento. Otra emprendedora de ese década, aunque no afiliada a la Cámara de Comercio era Francisca Espinosa de Boijseaunean, propietaria de los Baños Primavera “Con Higiene Exquisita y Atención Delicada, Jabones al Gusto, Toallas Siempre Listas.” También era dueña de la Panadería Aurora donde se hacían “Panes Finos y Repostería al Gusto del Cliente.”
Durante la segunda década del siglo pasado, las principales casas comerciales y almacenes de abarrotes de Victoria eran propiedad de Benito Haces, los Hermanos Higuera, Ramón Alvite, Núñez de Cáceres, Juan Botello, Díez y Álvarez y el comisionista José Sierra Torres. También se anunciaban en la prensa El Puerto de Benito de la Garza y Cía., El Precio Fijo, La Francia Comercial y La Barata de José G. Ruiz.
La presencia de mujeres empresarias descendientes de extranjeros de Siria, Palestina y Líbano, se inició en la década de los treinta y cuarenta. Por ejemplo el matrimonio sirio formado por Isaac Elián Meida y Aída Yunán de Meida, establecieron en la calle Hidalgo la Tienda Nueva con venta de pantalones, calzado, cinturones y camisas vaqueras que funcionó durante más de 80 años. Después del fallecimiento del fundador, sus hijas Adela, María La Nena y Silvia Meida se hicieron cargo del negocio con la misma disciplina y perseverancia que les había inculcado su padre.
Respecto a la empresaria Aurora Charur de ascendencia palestina, en 1950 se anunciaba como comerciante de abarrotes en el 10 Juárez. Otras pioneras del comercio local fueron Margarita Assad de Torres, propietaria de una zapatería en la calle Hidalgo; Amira Amín de Mata “Flor de Lys” y más recientemente Olivia Saeb, quien abrió la Pastelería Olivia con varias sucursales.
En los años cuarenta, las principales organizaciones que aglutinaban las figuras más destacadas del comercio local, estaban conformadas exclusivamente por hombres miembros de la Cámara de Comercio y Unión de Comerciantes e Industriales Mexicanos de Ciudad Victoria. Incluso la Sociedad Médica Victorense, no incluía entre sus integrantes doctoras o enfermeras.
Definitivamente fueron muy pocas las mujeres pertenecientes a la Unión de Comerciantes. Entre ellas Concepción Viuda de Cárdenas, Josefina G. de Cárdenas, Juana González, María Teresa Muñoz, Crucita Montantes y Margarita Márquez, en calidad de locatarias del Mercado Argüelles.
Empresarias y Periodistas
Durante la década de los cuarenta, destacaron varias mujeres empresarias pioneras del ramo periodístico. En primer término la maestra, poeta y filántropa María Prisca Báez, quien junto a un selecto grupo de damas con enormes inquietudes intelectuales y literarias, se dedicaron a esta actividad. A mediados de los cuarenta, Báez fundó Rosas “La Revista de la Mujer Tamaulipeca.” Su competencia era AVANTE, dirigida por Félix R. Olvera quien a partir de 1945 editó mensualmente varios números. La única mujer colaboradora era la Agente de Anuncios Dora del Ángel.
Vale mencionar que en 1936 se editó en Victoria Unificación, primer periódico dirigido por María del Carmen García Acuña. En 1949, nuevamente aparece en escena la tulteca Prisca Báez quien asumió la dirección del semanario La Opinión, donde publicaba la columna Personajes, Personas y Personitas
La gerente de la empresa era Olga Villarreal de Porras, quien años más tarde destacaría en otros periódicos de la localidad. También colaboraron en La Opinión María Cruz Ruiz, Esteban Núñez y Elvia Villarreal. Báez también fue propietaria y directora de la Academia Amado Nervo donde se formaban jóvenes profesionales destinados a laborar en oficinas y comercios.
En febrero de 1952, al iniciarse el período de gobierno del licenciado Horacio Terán Zozaya nació Noticias «Diario Independiente» conducido por Natalia González de Joch con oficinas en la calle Matamoros 14 y 15. Su línea editorial era contraria a la política establecida por el mencionado gobernador, pronunciándose además en defensa de los derechos de los habitantes de Ciudad Victoria.
Como en otros partes del país, el ramo gastronómico representa la actividad donde mayormente han figurado las mujeres. Por considerarse en otros tiempos una labor exclusiva para las féminas, era común su presencia en negocios de comida -fondas, restaurantes, cafés y cocinas populares-. Al principio su función se concretaba a elaborar tacos, gorditas, tamales, flautas, guisos, tamales, menudo y gran variedad de alimentos.
En años recientes, la presencia de mujeres emprendedoras es cada día más abundante y sus logros se aprecian en el reconocimiento social de la ciudadanía. Hablamos de Ana María Torre con la Cafetería Don Mostachón, Lourdes de León Ayala impulsora de la franquicia de las Gorditas de Doña Tota y Lolys Galván reconocida diseñadora de vestuario de alta costura y atuendos típicos relacionados con la charrería de enorme prestigio internacional.
El horizonte de oportunidades para las mujeres empresarias, se ha extendido en los últimos lustros, gracias a su presencia en altos cargos administrativos en diversos gremios. Ana María Montero de Bergman fue presidenta de la CANIRAC; mientras en la Cámara Nacional de Comercio en Victoria han figurado de presidentas Amelia Rincón Tuexi, Patricia Araujo de la Torre, Elba Benavides de Guajardo y Greyci Ethel Robles Barajas.
(Fuentes: Periódico Tamaulipas/mayo 3/1912; Revista Anunciadora/Ciudad Victoria, Tam./17 de julio/1921; Alborada/9 de febrero/1919; La Opinión/junio 15/1950 y Laura Elena Hernández.)