El jardín de la libertad
Por Libertad García Cabriales
Para una persona no violenta, todo mundo es su familia
Gandhi
Esto de la canícula siempre ha sido complicado para mí. Aunque mi abuela me lo explicaba con manzanitas, nunca he entendido a cabalidad lo que implica. Ni siquiera su inicio y fin los tengo claro Y luego un mundo de recomendaciones respecto a la vida cotidiana: no sembrar ni podar, cuidar las heridas, los partos. Días perros, decían los romanos, por algo se llama canícula. Además de estar relacionada con la constelación del Can Mayor. Los días más calientes del año, pero también días donde la crueldad, la violencia, la maldad aumentan. No lo digo yo. Los científicos lo han comprobado con estadísticas y luego están las noticias para comprobar los ánimos encendidos.
Ha sido muy difícil la canícula en nuestra región. Sin lluvias, sin agua en el grifo y con calores extremos. Olas también de violencia y desgracias lamentables. Días perros. Hace unos días, el trágico suicidio de un joven frente a su pareja en una conocida avenida, consternó a nuestra ciudad, aunque por desgracia hay gente que ya no se sorprende ante la tragedia. Y no sólo aquí. Basta abrir los medios para enterarse de crímenes en todas partes. Lo recientemente sucedido en Jalisco es en extremo desolador. El llamado ecosistema criminal parece más vigente que nunca en todo el mundo. La noticia de una posible tercera guerra, es para ponerse a llorar. La confrontación en Ucrania ya ha durado demasiado y los augurios son espeluznantes. Peor aún las pérdidas de tantas vidas inocentes.
Días perros. Conflictos no sólo entre países, también entre familias, entre parejas, entre personas. En España por ejemplo un brutal asesinato está ahora en todos los medios. Un apuesto hijo y nieto de famosos artistas, chef de profesión, mató a un cirujano, lo degolló, lo destazó y puso en bolsas de plástico las partes de su cuerpo. Hasta escribirlo me produce escalofrío. Daniel, un joven que parecía tenerlo todo, enloqueció hasta matar y descuartizar a quien era presuntamente su pareja, después de asistir a las fiestas de la luna llena en Tailandia. Condición humana. ¡Ay! La vida es un continuo campo de batalla entre el bien y el mal decía Jung. Y a veces pareciera que el mal lleva la delantera.
Y no solamente violencia física. Hay otras muchas formas que refieren terribles desencuentros. En estos días también el escándalo de Máximo Segre, un multimillonario banquero italiano, quien preparó a detalle una gran fiesta en el jardín de una de las villas más hermosas de Turín, para celebrar el cumpleaños de su novia. Todo parecía perfecto: la música, las flores, el banquete, el mejor ambiente. Pero el añoso banquero pidió el micrófono y se aventó al ruedo con un discurso para exhibir las infidelidades de la joven Cristina, enumerando los nombres de varios de sus amantes. Además la culpó de ponerle en contra de sus hijos y no haber cumplido el pacto de fidelidad cuando le puso el zafiro de su madre. Todo un culebrón. Trapos sucios ventilados ante “tutta” la alta sociedad de la región italiana, donde el millonario se autonombra “cornudo”. Tanto ha sido el escándalo que el mismísimo periódico Corriere de la Sera, acaba de publicar una entrevista con Cristina, quien piensa irse a tribunales por violencia de género. El banquero argumenta sólo haber dicho la verdad. Días perros para la pareja. Pero más allá de la vendetta, el chisme, el morbo y los vídeos vistos por miles en redes sociales, está la sombra de la naturaleza humana; sin importar el dinero, la educación, ni la cuna. Y el caso de la pareja italiana está siendo analizado hasta por antropólogos y sicólogos.
Días perros. Y la sucesión presidencial en nuestro país se enciende también como la temperatura canicular. Basta ver los gestos y las miradas de los suspirantes punteros para inferir las pasiones en torno. Con septiembre encima, los ánimos parecen caldeados, algunos presagian rupturas y el fuego amigo y enemigo refleja los días perros en la disputa por la Silla del Águila. Un proceso siempre apasionante para quienes estudiamos historia, pues también nos muestra lo mejor y lo peor de la condición humana. Con todo, la elección de las candidaturas parece ya definida, aunque nunca podemos soslayar los insólitos giros de la realidad, para decirlo a la manera de Paul Auster. El azar y sus sorpresas.
En fin. Sigo sin saber cuándo termina la canícula. Los meteorólogos dicen que su duración es variable. Mientras escribo, escucho una horrible noticia acerca de un hombre que mató a balazos a una empleada de una carnicería en Sonora después de una discusión. Ay. Qué ya acaben los días perros. A Dios le pido. Y qué ya fluya el agua en nuestra ciudad.