El jardín de la libertad
Por Libertad García Cabriales:
La diplomacia es la política en traje de etiqueta
Napoleón
En la historia de la diplomacia mexicana, fue un tamaulipeco quien tuvo el honor de ser el primer Embajador cuando la batalla por la independencia apenas iniciaba y recibió el encargo de Don Miguel Hidalgo y Costilla de viajar a Washington a pedir apoyo. Y aunque muy pocos recuerden sus méritos, Don Bernardo Gutiérrez de Lara, que bien puede ser llamado Padre de la Independencia en Tamaulipas, fue el primer enviado en ser recibido entonces por James Monroe, después de un largo viaje pagado con su propio peculio. Al término de la guerra libertaria, fue además el primer Gobernador del Estado de las Tamaulipas.
Y no sólo contamos con el primer Embajador, sino también con la primera Embajadora, pues Doña Amalia González Caballero recibió el rango en 1956 para Suiza y Austria, después de haber estado ya como Enviada Extraordinaria y Ministra Plenipotenciaria en Suecia y Finlandia desde 1953, destacando por sus aportes culturales. Reconocidos también como embajadores los tamaulipecos Emilio Portes Gil y Marte R Gómez. Después de ellos, pocos son los representantes diplomáticos nacidos en Tamaulipas, algunos también con carrera política como Norberto Treviño Zapata y Cruz López Aguilar, otros con carrera diplomática como Armando G. Álvarez.
De la diplomacia se dicen muchas cosas, que si es un oficio fascinante, una casta divina, un encargo cual premio de lotería y demás lindezas. México cuenta con una tradición diplomática de prestigio y en su historia hay grandes embajadores como Alfonso García Robles, Premio Nobel de la Paz 1982. En la viña diplomática, tanto dentro como fuera, la historia es vasta y diversa. Embajadores mexicanos viviendo como príncipes fuera del país y otros tantos con honda huella por su hacer discreto, conciliador y efectivo. Con todo, nadie puede negar la importancia de la diplomacia para el mundo, especialmente como agentes de concordia, cuando la guerra es la constante en la historia de la humanidad.
Porque más allá del glamour y las estancias en bellos países, está la capacidad de entendimiento, persuasión y consenso de un buen embajador. Y muchas otras virtudes. Conocimientos de economía y amplia cultura por ejemplo. Se dice que en la antigua Grecia se elegían a los embajadores entre los mejores oradores, pues la palabra se consideraba la mejor herramienta para la representación entre los pueblos. En ese contexto, en las relaciones exteriores de cualquier país, saber representar dignamente y generar intercambios para el bienestar de las naciones, es sin duda un enorme desafío para los diplomáticos.
En lo personal, como servidora pública me ha tocado tratar de cerca a varios embajadores del país y en el país. Excelente recuerdo tengo del Embajador Rafael Tovar y de Teresa, un maestro de la diplomacia en muchos sentidos, a quien admiré como funcionario de la cultura por su capacidad, elegancia y buen carácter. En los festivales internacionales de arte y cultura, fue un honor compartir conversación, eventos y recorridos con diplomáticos, quienes además de poseer talento, tienen un don de gentes incuestionable, algunos todavía mis amigos.
Todo ello viene a mi mente, después de presenciar la extraordinaria visita de más de 15 embajadores de la Unión Europea en nuestra heroica Tamaulipas, quienes recientemente sostuvieron reuniones con el Gobernador, algunos alcaldes, empresarios y sociedad civil. Anteriormente me había tocado ser invitada por el Gobierno Municipal de Victoria, a dos cenas donde conversé con el Embajador de Polonia, quien me impresionó por su conocimiento de historia y literatura mexicana y después con Gautier Mignot, Jefe de la Delegación, con quien intercambié impresiones de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, de la cual muy pronto serán anfitriones. Del Embajador Mignot también me impactó su manejo del idioma español, su capacidad para articular discursos improvisados, justo como pedían los griegos.
Una visita histórica sin duda. Nunca antes se había visto en Tamaulipas un grupo diplomático con tal relevancia. El recuento se muestra prometedor. Aun cuando les tocó la peor ola de calor en mucho tiempo (tuvieron que dejar los trajes y ponerse la guayabera), siempre se mantuvieron atentos, dispuestos a conocer las ventajas del territorio y enlazar proyectos. Los mensajes de parte del Gobernador Villarreal fueron esperanzadores y conceptuosos. Ninfa Deándar, Secretaria de Desarrollo Económico, lucía una sonrisa de amplia satisfacción por el gran logro. Y no es para menos. Ahora falta ver concretados los proyectos en los diversos rubros. Pero sin duda hay muchas razones para sentirnos optimistas, la gran historia que nos une con el viejo continente y la posibilidad de vincularnos muy pronto con procesos para el bienestar, parece viable.
En lo personal pienso que economía y cultura son dos grandes componentes para el florecimiento de una relación sólida y con resultados a corto y mediano plazo, no sólo porque la Unión Europea cuenta con una de las economías más potentes del mundo, sino porque también, es cuna de una gran cultura favorecedora de paz; y ambos factores pueden generar notables intercambios para el desarrollo social de los tamaulipecos.
En suma. Mis respetos para el acontecimiento. Y desde aquí con el permiso de mis queridos lectores, mi abrazo hoy con amor infinito a mi hija Libby en su cumpleaños, quien por cierto estudió Relaciones Internacionales.