Por Francisco Ramos Aguirre:
Músico y director de orquesta. Nació en Güémez, Tamaulipas y falleció en Ciudad Victoria (27 diciembre 1924-22 de diciembre de 2012). Hijo de Francisco Lerma Porras y Olinda Mancilla Zepeda. Cursó cuatro años de primaria en la Escuela General Ascención Gómez de su solar natal. A partir de 1935 radicó en Ciudad Victoria, donde ingresó a la Escuela Industrial Álvaro Obregón y concluye su educación elemental. En esa época y a temprana edad colaboró en la Banda de Música del mencionado plantel escolar, dirigida por Aurelio Varela.
La vocación musical proviene de la herencia de su madre, ex alumna del Instituto Penn y Juárez donde cursó clases de armonía musical y canto. En los años veinte ejercían sus servicios de maestros de música en Victoria la pianista Margarita Porras, Ernesto de Llano y Joel García, quien tuvo a su cargo una de las primeras orquestas de baile en la localidad. Otro de los grupos musicales de aquella época era la Orquesta de Jazz Cárdenas, la cual en 1931 amenizaba bailes en la Sociedad Mutualista Pedro J. Méndez.
Mientras tanto el joven Lerma practicaba el altletismo, particularmente -salto de altura, salto con garrocha y salto triple-; además de pertenecer taller escolar de carpintería. En el campo artístico del mencionado plantel escolar, inició la ejecución del clarinete gracias a las enseñanzas de Aurelio Varela, entonces sub-director de la Banda de Música del Estado.
El 18 de marzo de 1938, con motivo de la expropiación petrolera decretada por el presidente de México Lázaro Cárdenas, visitó el puerto de Tampico junto a un grupo de alumnos de la Escuela Industrial. Durante varios días se trasladaron al puerto a pie, casminando a lo largo de las vías del ferrocarril. Ese mismo año ingresó a la Banda de Música del Estado dirigida por Salvador Morraz y Ortega. Bajo esas circunstancias, el 15 de julio de 1939 recibió su primer nombramiento como integrante de la agrupacion filarmónica.
Entonces experimentó los momentos más felices de su vida, cuando sus condiscípulos lo escucharon tocar actuar en las plazas locales. Su destino musical se formalizó cuando el profesor Varela lo condujo a las oficinas del maestro José Martínez y Martínez, director de la Escuela Industrial para que le concediera un permiso de trabajar en la Banda de Música, gracias a la recomendación de Salvador Morraz. En ese período decidió dedicarse exclusivamente a la actividad filarmónica, dejando a un lado el taller de carpintería y el atletismo a pesar de haber sido campeón local de salto con garrocha y altura; además de representante de Tamaulipas en certámenes nacionales celebrados en Querétaro donde obtuvo el sexto lugar en altura y octavo en garrocha.
Se primer clarinente se lo facilitó la escuela en calidad de préstamo. Posteriormente una secretaria del plantel le prestó dinero para adquirir uno propio. A partir de este momento, desarrolló su exitosa carrera artística iniciándose de cuarto clarinete; luego ascendió a clarinete solista, sub director y director de la Banda de Música del Gobierno del Estado de Tamulipas.
Para lograr escalar estos cargos, influyó su adiestramiento de “copista”. Es decir, la transcripción a mano nota por nota de cientos de partituras averiadas por el uso. Esta actividad la realizaba solitario durante horas, encerrado en el Salón de Estudio. Como él mismo reconocía, de esa manera aprendió a conocer y analizar los valores de las notas del pentagrama, para el aprendizaje y conocimiento de la música.
Se desarrolló en el ambiente musical victorense, influenciado por las Big Bands norteamericanas de Glenn Miller, Stan Kenton, Benny Goodman, Count Basie y otras. Rápidamente el joven Lerma se incorporó a varias orquestas locales. Su debut tuvo lugar durante un baile celebrado en Güémez. En ese tiempo la mayoría de los grupos musicales victorenses de baile estaban integrados por violín, saxofón, trompeta, guitarra, batería y otros instrumentos llamados en el argot filarmónico de “aumento”, según el contrato, pago de honorarios y trascendencia del acontecimiento.
El joven Francisco Lerma, participó en la mayoría de las orquestas de baile victorenses en aquella época. Una de ellas de nombre Escartín y sus Estrellas, dirigida por Felipe Escartín un baterista integrante de la Banda de Música, quien llegó a Victoria procedente de la capital del país. En 1944 viajó a Brownsville, Texas, donde actuó en las Fiestas del Charro. El 20 de enero de 1947, diez años después del fallecimiento de su madre, contrajo matrimonio con María del Refugio Alvizo Porras. La fiesta fue amenizada por las orquestas Rudy Varela y Los Príncipes del Swing. La pareja procreó seis hijos: Blanca Olinda, Juan Francisco, Martha Elva, María del Refugio, Cecilia Eugenia, Karla Valeria y Sergio Edurado.
Vale recordar que una de las clásicas bandas de la época eran Los Príncipes del Swing, inicialmente dirigida por el maestro saxofonista Marciano Chano Cárdenas, acompañado por Antonio Hernández Galarza, Francisco Varela saxofones), Benjamín S. Peña (violín), Heriberto Reyes Turrubates, Rogelio Mendoza, Enrique “Colilla” Ortiz (trompetas), Alberto Becerra Dávila (trombón), Crisanto Chanto Hernández (guitarra), Rufino Linares (contrabajo) y Baltazar La Calmacha Armendáriz (batería).
En este sentido, nos encontramos ante una de las orquestas más famosas de Victoria, considerada una escuela formadora de grandes y prestigiosos filarmónicos, representantes de una época, cuando existía entre el gremio una enorme rigidez en cuanto a ejecución de instrumentos musicales.
A esta agrupación pertenecieron varios filarmónicos importantes de Linares, Nuevo León, por ejemplo Alfonso “Poncho” Guerra Pérez y José Isabel “Chaplin” Medina. Lo mismo podemos mencionarl al ocampense Isidro Vela Meléndez, Miguel Ángel Varela, Miguel Ortiz Zavala, Juan Francisco Lerma Mancilla, Ignacio, Andrés y Julio Zamora Miranda, Adolfo Villalobos, Hortencia Sánchez, José Lunar, Daminán, Primnitivo y Severino Zapata Tovar, José Pepe Maldonado, José Guadalupe Múcura Pérez, Rafael Céspedes, Raúl Varela Gutiérrez, Margarito Zapata Sosa, José Becerra Dávila, Daniel Céspedes, Pablo Martínez, Francisco Varela Zárate, Rodolfo Varela Sánchez, José Ángel “La Güera” y otros.
Sobre la diversidad de orquestas en las cuales participó destacan la Norteña y Los Caballeros Musicales dirigida por Rodolfo Rudy Varela Gutiérrez; Orquesta Victoria de Nacho Zamora; Orquesta de Lupe Pérez; Orquesta Casino de Antonio Hernández Galarza; Conjunto Musical Palmeras de José Guadalupe Dorantes; Orquesta de Isaac Flores de Monterrey, Nuevo León y otras originarias de Matamoros, Reynosa y Xicoténcatl.
En 1989 recibió su jubilación del Gobierno de Tamaulipas, después de más sde cuarenta años de trayectoria. En 1984, por invitación del profesor Arturo Lerma Anaya ingresó de maestro de música y director de la banda de música del ITACE (Instituto Tamaulipepco de Capacitación para el Empleo). Para este proyecto contó con el apoyo de los músicos profesionales Hortencia Sánchez Sánchez, Cipriana Reyes Acuña, Alfredo Ortiz Mata y Constantino Olvera Bustos.
Entre los años cuarenta y setenta del siglo pasado, la actividad del baile era muy socorrida como parte sustancial del entretenimiento de los victorenses, quienes lanzaban una cana al aire en los salones Alianza, Mainero, El Peñón, Casino Victorense, Hotel San Antonio, Casino de Tamatán, Hotel Sierra Gorda, Terraza Santa Cecilia, Salón de Filarmónicos y otros. En tanto las orquestas locales, alternaban con similares regionales entre ellas Casino de Monterrey dirigida por Porfirio M. Díaz; Orquesta de Gustavo Rubio Caballero; Montecarlo de Monterrey; Montecarlo Inn de Reynosa; Club 45 de Lorenzo Hernández de Saltillo; Los Gatos Negros de Enrique Cerda; Tampico de Claudio Rosas y otras.
Francisco Lerma Mancilla, se convirtió en uno de los músicos más emblemáticos y profesional de la localidad. Sus ejecuciones de diversos géneros en el saxofón estuvieron a la altura de los integrantes de las mejores agrupaciones orquestales de México. Sus enseñanzas, pueden constatarse en numerosos músicos contemporáneos quienes supieron aprovechar sus valiosas enseñanzas.
(Periódico Tamaulipas/febrero 17/1924; El Heraldo/7 de junio de 1931; Entrevista Cecilia Lerma Alvizo/Ciudad Victora, Tam.)