Ana Hassel Sánchez Castro siempre fue una mujer feliz, extrovertida, amorosa, “un alma libre”. Conoció a Paul Audirac Guzmán, entre noviembre y diciembre de 2016. El 20 de agosto de 2017, nació su pequeño hijo. El 14 de julio de 2024, Sandra, pareja del papá de Ana Hassel, recibió una llamada de la madre de Paul diciendo que Ana se había suicidado.

La misma noticia recibió Margarita, mamá de Ana, pero de voz de su asesino. Desde aquel momento, gracias a la intervención de FridaGuerrera, se realizaron los peritajes correspondientes para honrar la memoria de aquella madre quien jamás pensaría en dejar a su hijo en el desamparo, una mujer que desde pequeña aprendió a sortear los obstáculos de la vida y no se detendría ante nada por el bienestar de su hijo. No fue suicidio, fue feminicidio.

El pasado 27 de junio, casi un año después de que Paul Audirac Guzmán le arrebató la vida, la justicia le da a la familia de Ana Hassel lo que toda mujer injustamente condenada al silencio eterno merece: justicia, verdad y reparación. Paul fue condenado a 43 años de prisión.
Las Voces de la Ausencia agradecemos a las autoridades que desde el primer momento dieron el debido acompañamiento de a la familia de Ana Hassel. En especial a nuestra querida FridaGuerrera, a la maestra Dilcya Samantha García Espinoza de los Monteros, Fiscal Central de Género del Estado de México y al Doctor Erik Solís Salgado, Fiscal Especial de Feminicidios de la Fiscalía General de Justicia de la entidad. Este es el claro ejemplo de cómo debe trabajar la justicia que verdaderamente está al servicio de las víctimas.

Conoce un poco más su historia #LaColumnaRota. Ana Hassel; no fue suicidio.
(VV/AM)