Ni la pasividad de AMLO, ni la guerra loca de Felipe, fueron la solución para frenar el crimen en México, al contrario, en ambos sexenios se observó como la delincuencia parecía burlarse de la autoridad al tiempo que el pueblo se cimbraba de terror al sentirse en estado de indefensión, tan mal nos iba a los de a pie que daba la impresión de que el combate a la delincuencia por parte de esos presidentes era de mentiritas, peor el caso, en algunos momentos hasta se percibía que los presuntamente buenos habían tomado bando en los pleitos entre cárteles.
No sirvieron de nada los gritos y sombrerazos, tampoco fueron muy alentadores los abrazos no balazos, ojo, todos sabemos que AMLO hablaba de abrazar el origen del problema, más dinero a los pobres y no a los delincuentes, pero hubo tan magros resultados que la narrativa de la oposición en un momento parecía real.
En los Estados el tema era peor, acá en Tamaulipas, por ejemplo, el prófugo Cabeza N presumía no tener miedo y enfrentar al crimen, la realidad era que hasta tenía un grupo policíaco de dudoso proceder, que muchos lo confundieron con un nuevo cártel, incluso acusaron que era el brazo armado con los que se pretendía arrebatar parte del dinero sucio.
Viene la breve historia a colación porque los resultados y las acciones en materia de seguridad pública por fin se notan, por fin parece que van dirigidas a proteger al pueblo.
Mire de que le hablo, ayer la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que envió al Congreso una iniciativa de Reforma Constitucional para incluir a la extorsión, léase aquí también el cobro de piso o chantaje, como un delito a perseguir de oficio, es decir, que a partir de la fecha el Estado será el ofendido cuando se cometa un delito de esa naturaleza y se atacará hasta sus últimas consecuencias sin necesidad de que el denunciante esté sobre el mismo o se presente a audiencias.
La ventaja es que la iniciativa incluirá como factible la denuncia anónima y el Estado actuará en consecuencia.
Claudia Sheinbaum por supuesto nos deja claro que no está en una guerra loca contra la delincuencia, pero tampoco en los abrazos, sino que la ataca de manera estratégica, de fondo, y responsabilizándose de todos los delitos.
Es claro que su estrategia es integral y de fondo, abarca el sentido social que Andrés Manuel instrumentó, pero además con inteligencia e investigación hace la otra parte, la de disuadir el delito o combatirlo de verdad.
En Tamaulipas las cosas también son diferentes al sexenio anterior, no es de gritos y fanfarronería, es de resultados, para darle un ejemplo, Marcela Figueroa Franco, titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, este martes en la mañanera expuso que en Tamaulipas bajó hasta en un 50 por ciento el delito de homicidio, menos del 0.8 por ciento de los asesinatos en México se cometen en esta Entidad muy contrario a lo que pasaba en los tiempos del prófugo, y estos son los resultados obtenidos de enero a junio del 2025, es decir, no le hablo del pasado, sino de hoy.
Vaya pues, Américo demostró que el combate a la delincuencia ha sido real, que la coordinación entre la federación y el Estado era necesaria, que para tener resultados hay que sacrificar egos y ambiciones personales, evadir los pleitos inútiles, pero además tener la voluntad y hacer el trabajo necesario para ello.
Tamaulipas ya es el Estado más seguro de la frontera con Estados Unidos y a nivel nacional, de ser el peor en materia de homicidios y diversos delitos, ahora está entre los ocho mejores.
Pero resalta aún más que esté Estado no se ha vuelto monotemático en seguridad, ni siquiera se ha estancado, al contrario, se siguen moviendo piezas para conservar la buena marcha y mejorarla, el cambio de mandos, por estrategia, el del Secretario de Seguridad Pública y del titular de la Guardia Nacional, así lo demuestran.
El caso es que, con las estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se puede afirmar que hay buenos resultados en materia de seguridad pública, más que eso, que en el gobierno de Américo Villarreal no hay conformismo y menos la intención de frenar el combate al crimen, al contrario, se refuerza la estrategia y, por supuesto, la presidenta Claudia es el ejemplo, el ariete de batalla, quien encabeza con su liderazgo todo el sistema y la prueba es, créalo, que con la propuesta de ley que ha enviado al Congreso, esa de perseguir de oficio el delito de extorsión, de hacerse más confiable la denuncia anónima, por fin, podrá decirse que la lucha es rea, ya no de mentiritas como la de Felipe o la de Cabeza N…
(MV/AM)
