La alcaldesa de Los Ángeles, California, Karen Bass, levantó el pasado martes 17 de junio el toque de queda nocturno que regía desde la semana pasada en la ciudad, por las protestas que se habían presentado contra la política migratoria de Donald Trump y las constantes redadas contra personas migrantes.
Karen Bass explicó que este toque de queda, que abarcó una sección de 2.5 kilómetros cuadrados del centro de Los Ángeles, se debió porque se «alcanzó un punto de inflexión» después de que 23 negocios fueran saqueados y robados en el marco de las protestas contra la política antimigrante, lo cual se atribuyó a agitadores que buscaban causar problemas.
La alcaldesa californiana calificó la medida del toque de queda, que incluía una restricción de tránsito de las personas en la vía pública 20:00 horas a las 6:00 horas del otro día, como un éxito por su protección de “tiendas, restaurantes, negocios y comunidades residenciales de malos actores que no se preocupan por la comunidad inmigrante”.
El pasado domingo 15 de junio, el presidente Donald Trump ordenó intensificar los operativos contra migrantes en Los Ángeles, Chicago y Nueva York, ciudades gobernadas por demócratas con una importante proporción de población migrante, con el fin de lograr “el mayor programa de deportación masiva en la historia”, una de sus principales promesas de campaña.