El futuro de México se antoja promisorio. La conducción del país a cargo de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, ha sido tersa; navega por los mares procelosos de la amenaza y la coacción con temple sereno y confiado. No podía ser de otra manera. Forjada en el seno de un hogar mexicano de clase media, acercó su convicción democrática y humanista en las lideres estudiantes, en la brega sindical, en los movimientos populares y, finalmente, en el proyecto de la Cuarta Transformación.
Por ello, respondió con aplomo y elegancia a todos los embates de dentro y de fuera. Tiene méritos y virtudes propias, que se echan de ver cuando maneja los asuntos del Estado mexicano con sencillez y certidumbre; pero, desde luego, su principal fortaleza es el apoyo mayoritario del pueblo mexicano, que ha sentido el pulso de la historia y sabe que es la hora de la recuperación de los valores que hacen del hombre el ser superior.
Su desempeño en la Presidencia de la República le ha valido el reconocimiento universal, y mientras su figura se agiganta, la de los maledicentes consuetudinarios se achica y comienza a ser repulsiva aún en sus propios mentideros. Con el vecino del norte ha sido condescendiente sin exponer ni un milímetro la soberanía nacional ni poner en riesgo el principio de la libre autodeterminación de los pueblos, incorporado a la Carta de la ONU por el presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Ya sentadas las bases de la convivencia armónica y pacífica, cuando menos en esta parte del planeta, México se apresta a recibir las cuantiosas inversiones que buscan acomodo para huir de los graves efectos derivados de la guerra arancelaria. Las más importantes empresas estadounidenses vendrán al país a establecer sus matrices a efecto de que sus exportaciones, esencialmente las que van a China y el Sudeste Asiático, digan “Made in México” y con ello eludan los aranceles.
Las que actualmente operan en China o países dentro de su órbita de influencia, también se vendrán a México para ingresar a los mercados estadounidenses sin los gravamenes irracionales que actualmente se están aplicando sin razón válida. En todos los casos, se espera un crecimiento exponencial de las inversiones extranjeras directas. Al momento, están confirmadas: México Pacific, con 15 mil mdd; Royal Caribbean Group, mil 500 mdd; Amazon, seis mil mdd; y Woodside Energy, 10 mil 400 mdd.
Por ello, el Gobierno de México proyecta un año de inversiones históricas, y el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha salido al frente para asegurar que las empresas no solo no se han ido del país, sino que mantienen firme su confianza en el mercado mexicano. En medio de un entorno global desafiante, el funcionario destacó que el fenómeno del nearshoring y las políticas de infraestructura están impulsando un panorama económico positivo para los próximos meses.
El propio Ebrard, aseguró que México se encuentra en una posición privilegiada en el comercio global gracias a los aranceles que Donald Trump impuso a múltiples países. Esto ha convertido a México en una alternativa más barata y competitiva para exportar productos. “Hoy es más barato exportar desde México que desde gran parte del mundo”. La situación, explicó, representa una oportunidad clave para consolidar al país como un centro manufacturero y logístico global.
Por todo ello, el futuro de México y, por ende, de los mexicanos, se espera venturoso, con el agregado de que el gobierno del segundo piso de la Cuarta Transformación, promotor del Humanismo Mexicano como forma de vida institucional, tiene como premisa: “Por el bien de todos, primero los pobres”, lo que debe entenderse como un desarrollo con justicia y oportunidad para todos. Habrá quien no lo entienda, pues allá ellos, porque México va de prisa.