LO OSCURO. En un mundo cada vez más tecnológico, la inteligencia artificial IA se está convirtiendo en una herramienta revolucionaria en diferentes sectores, incluyendo el sistema judicial. A medida que enfrentamos desafíos como la impunidad y la complejidad de los juicios, surge la propuesta de que la impartición de justicia pudiera realizarse -al menos en parte-, mediante sistemas de IA. Esta posibilidad debe considerar tanto los beneficios como las implicaciones éticas y prácticas de un enfoque basado en tecnología, especialmente en el contexto del sistema judicial mexicano.
La idea de sustituir o complementar a los humanos en la impartición de justicia con IA no es más una fantasía futurista, sino una realidad en desarrollo. En México, el sistema judicial enfrentará retos como la corrupción y el lento procesamiento de casos. Se estima que hay aproximadamente más de 10 millones de expedientes que permanecen sin resolver en el sistema judicial. Esta alarmante cifra subraya la necesidad de un cambio radical en la gestión de casos y la conciliación de un real Estado de Derecho.
Algunas iniciativas ya están utilizando algoritmos para predecir tasas de reincidencia delictiva y para analizar grandes volúmenes de datos judiciales, proporcionando recomendaciones en decisiones procesales.
Herramientas como el Sistema de Justicia Penal Acusatorio en México han comenzado a implementar tecnologías digitales que se verían beneficiados con la incorporación de IA. Al analizar datos históricos sobre delitos y decisiones judiciales, estos sistemas deben mejorar la eficiencia y efectividad en la resolución de casos y reducir el tiempo promedio de resolución, que ronda los 480 días.
La inteligencia artificial puede ofrecer una respuesta a los visibles sesgos que afectan la toma de decisiones en el sistema judicial mexicano. La utilización de sistemas impulsados por IA pone en posibilidad de ayudar a garantizar decisiones más objetivas, basadas en datos y hechos, minimizando la influencia de prejuicios personales.
También en sus habilidades, puede contribuir a identificar patrones de desigualdad en la aplicación de la ley, permitiendo a los responsables de la política judicial tomar medidas para solucionarlos. Esto resulta ser especialmente útil en un país donde las disparidades socioeconómicas y geográficas impactan en el acceso a la justicia.
A pesar de los beneficios potenciales, la incorporación de inteligencia artificial en el sistema judicial plantea desafíos éticos y prácticos.
La transparencia. Los algoritmos utilizados deben ser comprensibles y auditables para evitar decisiones opacas que pueden afectar los derechos de los ciudadanos. Los sesgos inherentes en los datos históricos utilizados para entrenar a los sistemas de IA podrían agravar la discriminación, en lugar de eliminarla.
¿Quién debe ser responsable si una decisión tomada por un sistema de IA resulta en un error que afecta la vida de una persona? La línea entre la responsabilidad humana y la de la máquina necesita ser claramente definida para garantizar la justicia.
Un enfoque que combina lo mejor de la tecnología y el criterio humano suena a ser el procedimiento más efectivo.
La IA puede servir como una herramienta de soporte para jueces y abogados, proporcionando análisis y recomendaciones, pero la decisión final debe ser tomada por humanos que consideren el contexto y las circunstancias individuales de cada caso.
El modelo híbrido aprovecharía la eficiencia y el análisis de datos de la IA, manteniendo al mismo tiempo la empatía y el juicio crítico que solo los humanos pueden proporcionar.
La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar la impartición de justicia en México, abordando problemas fundamentales como la impunidad, la corrupción y los sesgos en las decisiones judiciales. Con más de 10 millones de expedientes sin resolver y plazos de resolución que rozan los 480 días, es evidente que el sistema necesita una modernización urgente.
No obstante, es de analizar con escrutinio los desafíos éticos y prácticos que acompañan esta transformación para garantizar que la implementación de la tecnología beneficie a todos y fortalezca el sistema judicial en su totalidad.
Es urgente y viable un planteamiento en este sentido, a fin de avanzar hacia un futuro donde la justicia sea no solo más eficiente, sino también más equitativa y accesible para todos los mexicanos. Lo que en términos políticos pudiera llamarse justicia democrática. Más que a conveniencia de quien pueda pagarla.
COLOFÓN: las circunstancias actuales y la inmediata elección hacia un golpe de timón del sistema de justica actual y anquilosado, nos llevaría a preguntas al aire…
Los proponentes ‘de los que se colaron’ hacia la inminente elección de impartidores de justicia, hoy involucran en las boletas INE a candidatos relacionados con violentos, con acosadores sexuales e inclusive con extravagancias en atuendos sensuales o con aspectos extraños. De “Dora la transformadora” a “el perreo de la justicia”. Más allá de colores partidistas involucrados en las candidaturas.
Quizá, en el futuro sólo debíamos escoger entre una ‘Mac’, o una Android para generar buenos resultados en la generación de datos y resultados cuantitativos en una justicia realmente igualitaria.
(AA/AM)