La elección de los integrantes del Poder Judicial, que tendrá lugar el próximo domingo, estará bajo una mirada acuciosa de buena parte del mundo. De hecho, es un evento inédito, pues, aunque hay países en los que se elige a jueces, como en Estados Unidos, eso no aplica para el resto del entramado de administración de justicia. Cierto que en el Congreso Constituyente de 1824, cuando Victoria creó la república federal, representativa y popular, campeó la idea de la elección del PJ, pero, no.
Es hasta ahora, 200 años después, que, por mandato popular, se elige a ministros, magistrados y jueces a fin de acabar con la terrible corrupción que durante décadas se ahijó en las entrañas del poder sancionador de las conductas antisociales, ilegales y anticonstitucionales. Por inédita, ha suscitado el interés de todos aquellos que tienen apego en el devenir de las estructuras sociales y políticas que han venido a garantizar la paz, el progreso y el desarrollo humano.
Según el Instituto Nacional Electoral, un total de 375 personas originarias de 40 países han sido acreditadas como visitantes extranjeros para observar el desarrollo del Proceso Electoral Extraordinario para la elección de cargos del Poder Judicial de la Federación 2024-2025, un ejercicio sin precedentes en la historia democrática del país. De acuerdo con el corte más reciente, el 42.9 por ciento de estas personas son mujeres y el 57.1 por ciento son hombres.
Pero, además, desde el pasado 26 de mayo el Instituto Nacional Electoral recibió la visita de la misión de personas visitantes extranjeras de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que vino al país para observar la Jornada Electoral del Proceso Electoral Extraordinario para la elección de diversos cargos del Poder Judicial de la Federación. El 28 de mayo, el grupo se reunió con la consejera presidenta y las Consejerías Electorales del INE para conocer los retos de la primera elección del Poder Judicial.
De acuerdo a la evolución de la participación electoral del pueblo en la toma de decisiones importantes, que inició con la consulta popular para juzgar a expresidentes, que alcanzó apenas un siete por ciento de sufragantes, y luego la de revocación de mandato, que ya fue de 17 por ciento, sin alcanzar el nivel de vinculante; ahora, se estima que una votación del 20 % resultaría muy buena por el grado de dificultad que implica este primer ejercicio de su género en México y en el mundo.
Seguramente que, con el paso del tiempo, la elección de juzgadores será mejor y con mayor participación. Por lo pronto, hay que acudir a las urnas con los elementos a mano. Por lo que hace a la Suprema Corte, no hay lugar a dudas; tampoco en cuanto al Tribunal de Disciplina Judicial y el TRIFE, pues en ellas se proponen personas conocidas y con excelente desempeño en su vida personal, profesional y pública.
El quid estará en la elección de magistrados de circuito y jueces de distrito. Corre por ahí una recomendación que dice que, ante la imposibilidad de conocer a las personas propuestas, se acuda a ver quien las sugiere y optar por aquellas que cuentan con el aval del Poder Ejecutivo (PE), pues seguramente que su actuación es conocida dentro de los ámbitos de gobierno; si no fuese suficiente, entonces ver las propuestas del Poder Legislativo (PL).
Lo importante es afianzar en México el ejercicio democrático.
(FC/AM)