Ciudad Victoria, la capital de Tamaulipas, ha pasado por una de sus etapas más críticas bajo la administración del alcalde Eduardo Gattás Báez. Entre escándalos, negligencia y decisiones erráticas, la ciudad quedó atrapada en el abandono institucional tanto que el gobierno estatal ha tenido que intervenir para frenar el deterioro.
Desde el inicio de su gestión, una de las primeras señales de alarma fue la decisión unilateral del alcalde de nombrar a su gabinete sin la aprobación del Cabildo, violando flagrantemente la normativa municipal. Esta acción provocó que regidores y síndicos presentaran denuncias ante la Fiscalía Anticorrupción y solicitaran su remoción del cargo por ejercicio ilícito del servicio público.
La configuración de su equipo de trabajo se basó en un gabinete integrado por políticos de la vieja escuela, figuras recicladas de un sistema que ya había demostrado estar agotado. Lejos de incorporar nuevas voces, perfiles ciudadanos o ideas frescas, Gattás armó una administración que parecía sacada de un manual de los años noventa, formas autoritarias, clientelismo político y una total desconexión con la realidad actual de los ciudadanos. Una política vieja enfrentando retos nuevos, y el resultado ya lo conocemos.
Pese a haber llegado al poder bajo las siglas del mismo partido que gobierna el Estado de Tamaulipas, Eduardo Gattás eligió siempre el camino de la confrontación en lugar de la colaboración. Lejos de sumar esfuerzos con el gobierno estatal para enfrentar los desafíos comunes, optó por gobernar de manera aislada, dejando en evidencia una visión política centrada en el control personal y no en el bienestar colectivo.
Esta falta de coordinación hoy sigue debilitando proyectos estratégicos, frenando inversiones conjuntas y acentúa los problemas urbanos. En lugar de aprovechar una oportunidad histórica para trabajar en equipo con el gobernador Américo Villarreal Anaya, el Alcalde de Victoria convirtió la relación con el estado en una serie de desencuentros políticos que terminaron afectando directamente a la ciudadanía.
A esto se suma la opacidad en el manejo del presupuesto municipal. La Auditoría Superior de la Federación detectó irregularidades por 47 millones de pesos en el ejercicio fiscal 2023, sin que hasta el momento se hayan ofrecido explicaciones claras.
Los servicios públicos se encuentran en un estado crítico. El 80% de las colonias no cuenta con abasto regular de agua, mientras que la recolección de basura apenas cubre la mitad de las toneladas que genera la ciudad. Las vialidades están llenas de baches, los espacios públicos descuidados y la percepción ciudadana es de hartazgo e impotencia.
En medio de este colapso, y como un paliativo necesario, el gobierno estatal ha tenido que tomar cartas en el asunto y empezó desde hace algunos meses a implementar programas de apoyo para la capital de Tamaulipas, además de acciones emergentes de infraestructura urbana con programas de modernización vial que incluye la semaforización que también estaba sumamente deteriorada. Simplemente el Gobierno Estatal ha buscado responder donde el gobierno municipal ha fallado sistemáticamente.
Ciudad Victoria ha comenzado a beneficiarse del liderazgo moderno del gobernador Américo Villarreal Anaya, quien ha demostrado un firme compromiso con la capital al implementar ideas innovadoras y acciones concretas que ofrecen soluciones efectivas a las necesidades de la población.
La política evoluciona y es esencial que quienes ocupan cargos públicos se actualicen y adapten continuamente a las expectativas y realidades de la ciudadanía.
Nos leemos la próxima.