Lo malo de andar norteados entre tanto chapulín, y tanto ruido pagado y de gratis, es concebir que existe dignidad en la neutralidad; cuando tanto peca el que mata la Vaca como el que es cómplice con su silencio. Está la Derecha, que del lado americano no necesariamente están sólo en el Partido Republicano, sólo hay que recordar que Obama tiene el récord de deportaciones de mexicanos; y en el lado mexicano son indudablemente los del PRIAN, los derechistas, que subsisten como los cucarachos, y que están comprobablemente definidos por lo que hicieron para sostener privilegios y despojos, no sólo ilegítimos, sino de plano inmorales, ya ni que decir de su carácter inconstitucional, como cuando votaron para traspasar deuda privada a cargo de todos nosotros o cuando lo hicieron para dilapidar las empresas de la nación en la Reforma energética del 2013; ahí están publicados los votos para la Historia; y está del lado opuesto la izquierda, que viene abriéndose camino desde que se reconocieron los derechos humanos en la Revolución Francesa, y que rechaza los privilegios basados en el engañoso derecho de quienes se sienten elegidos por la selección natural para negar el de los oprimidos. Cualquier cosa entremedio es una ilegitimidad ideológica; es campo de chapulines, oportunistas, chaqueteros o simples mercachifles que igual venden muebles, como Salinas Pliego, que políticas hechas a su medida. Lo legítimo, es lo verdadero; ya sea por intereses o abolengo por un lado, o por decoro o ética humana por el otro; definir dónde se pone el corazón y la firma es sagrado, así como lo dijo Juan Cortina en su manifiesto de 1859; y no hay vuelta de hoja.