Por: Francisco Ramos Aguirre
En la historia musical de México, existen numerosos cantantes y compositores destacados que alternaron su carrera artística con el ejercicio de la medicina. Uno de ellos fue el ginecólogo y pediatra Aniceto Ortega, “Padre del Nacionalismo Musical” autor de valses, polkas, mazurcas y óperas. Posteriormente alcanzó enorme fama el tenor sonorense Alfonso Ortiz Tirado, especialista en Ortopedia por la Universidad Nacional de México donde fue catedrático y médico de cabecera de la pintora Frida Kahlo.
En cuanto a Tamaulipas, sobresale el doctor tampiqueño José Sierra Flores autor de El Maderense, El Navegante y Mi Lindo Tampico entre otras composiciones. Recordemos también al especialista en Patología Ruy Pérez Tamayo que deseaba dedicarse a la música, como sus ancestros yucatecos autores de importantes piezas musicales, entre ellas el Himno a Tamaulipas.
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El doctor Fidel Zepeda Maldonado representa un caso excepcional porque se decidió por la medicina, a cambio de sacrificar su carrera artística. Probablemente, gracias a su extraordinaria voz hubiera pasado a la historia como un cantante internacional. Zepeda pertenece a una generación de jóvenes artistas victorenses que a partir de los años cuarenta, actuaron en programas musicales que se transmitían en vivo desde el teatro estudio de la radiodifusora XEBJ.
Fidel nació en Ciudad Victoria, Tamaulipas el 20 de enero de 1933, hijo de Fidel Zepeda Medina (1903) y Clotilde Maldonado Aguirre originarios de Cruillas, Tamaulipas. Durante varios años ella radicó en el Rancho de La Rosita. En cambio, quien sería su esposo vivió una temporada en Linares, Nuevo León donde laboró en un comercio de Luis Rodríguez. Gracias a su recomendación, se trasladó a la Estación de Santa Engracia de Hidalgo, Tamaulipas, donde administró un negocio de productos regionales. En 1930 contrajeron matrimonio en Cruillas y fijaron su residencia en la región naranjera.
Santa Engracia y Presencia en la Radio
Entre aromas de azahares y el tránsito cotidiano del ferrocarril Monterrey- Tampico, Fidel pasó los primeros años de su infancia en aquel vergel considerado cuna del agrarismo. Ahí mismo cursó la educación primaria en la Escuela Josefa Ortiz de Domínguez, bajo las enseñanzas de las maestras Elvia Marmolejo -Sonidos o sonajas-, Paulita Rodríguez, Victoriana López, Erasmo Camacho y Carlota Manríquez Flores.
Desde entonces, participó en programas de baile y canto interpretando composiciones, propias de los festivales artísticos escolares y fiestas familiares. En ese tiempo estaban de moda La Chinita (En un Bosque de la China), El Barrilito Cervecero, La Cucaracha y La Casita que cautivaron al público por la calidad de su voz, timbre excepcional, potencia y sorprendente entonación.
A principios de los años cincuenta realizó estudios en la Escuela Secundaria, Normal y Preparatoria de Tamaulipas. Constantemente las autoridades educativas de la localidad lo invitaban a festivales artísticos y ceremonias de clausura de cursos, donde interpretaba las canciones Ella y El Jinete de José Alfredo Jiménez y otras como La Malagueña y Flor Silvestre, con sus respectivos falsetes.
La fama de este versátil y carismático joven cantante, se propagó rápidamente en la capital tamaulipeca. Para entonces existía la radiodifusora XEBJ de Fernando Elizalde, un escenario mágico donde los artistas locales se introducían con su voz a los hogares victorenses. Uno de los locutores más populares era David Núñez Villasana, que con su voz profunda anunciaba al cuarteto integrado por Baldomero Sánchez, Adolfo González, Fidel Cepeda y Rafael Crespo. En dicha emisora, recibió el apoyo de la maestra de música Sarita Peña.
Parte del elenco artístico de la XEBJ lo conformaban Carmen Núñez Villasana, Dalila Villafaña, Chelo Cantú, Paco Ordorica, Betty y Socorrito Garza, Rafael Portillo, Ofelia Ramos, Sebastián Bonet, Asunción Carrizales La Alondra Tamaulipeca, egresada de los talleres de música de Bellas Artes, Goyo Pérez y trío Victoria y el Mariachi Embajadores entre otros artistas locales. En esa época Zepeda fue uno de los fundadores del Conjunto Típico Tamaulipeco al lado de Chelo Cantú, Gloria Lerma, Moisés Rodríguez, Bibi Arreola, Francisco Flores, Los Hermanos Calderón, Juan Franco y otros.
Médico por Vocación y XEW
En 1955 continuó sus estudios en la Escuela de Medicina en el antiguo edificio de Santo Domingo del centro de la capital del país, donde fue condiscípulo de Javier Mauricio Aguayo, Armando Rojas Bernal, Irmgard Monfort, Irga García Ollervides y otros. Al cambiarse el plantel a Ciudad Universitaria, Fidel actuó en un teatro estudiantil acompañado del Mariachi México y Vargas de Tecalitlán. En ese mismo sitio alternó con Lola Beltrán y Olga Guillot.
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Animado por uno de sus compañeros, en septiembre de 1958 acudió ante Juan S. Garrido director artístico de la XEW donde fue seleccionado para participar en el programa La Hora de Los Aficionados Mejoral. Luego de triunfar en cinco certámenes consecutivos, al siguiente mes el jurado calificador integrado por José Sabre Marroquín y Nicolás Urcelay, entre otros le otorgó el primer lugar por su destacada interpretación de los temas La Piedra, La Noche de mi Mal, Rogaciano El Huapanguero y Flor Silvestre.
Ganar un certamen en la emisora La Voz de la América Latina desde México, significaba la apertura de las puertas al éxito y la fortuna. Vale decir que La Prieta Linda, Amparo Montes, Eva Garza y Chelo Vidal fueron sus madrinas en el ambiente artístico de la XEW. Ahí conoció a Emilio Tuero, quien lo invitó a participar en el programa musical patrocinado por Mueblería Nueva acompañado por el Mariachi de Pepe Villa. Luego entabló relación con Felipe Valdez Leal director artístico de la disquera Columbia. El saltillense lo invitó a grabar un disco, pero era necesario realizar varias giras y actuaciones promocionales en diferentes escenarios de México. En aquellos años alternó con las estrellas femeninas de la canción mexicana, por ejemplo Avelina Landín, Toña la Negra, Las Hermanas Malibrán y Lola Beltrán.
Amigo de María Luisa Landín
Zepeda tampoco aceptó la propuesta de Valdez Leal, y continuó sus actividades como Jefe de Servicios Médicos de Pepsi Cola. Sin abandonar su carrera artística actuó en varios festivales que la empresa organizaba a sus empleados. Ahí conoció un hijo del compositor Gilberto Parra, nuevo director artístico de discos Columbia donde aprobó varias audiciones en el estudio de grabaciones. Sin embargo, nuevamente rechazó los contratos de los directivos. En tanto el joven Vicente Fernández, realizaba en la disquera sus primeros esfuerzos que lo llevaron al estrellato.
En ese tiempo se hizo amigo de la bolerista María Luisa Landín, amiga del empresario de espectáculos de Fairmont Internacional. De inmediato le asignaron un convenio para una temporada en el Salón Camichín del Hotel Camino Real de Guadalajara, Jalisco donde alternó con la cantante sonorense Linda Arce.
Se Aleja de la Farándula
A mediados de los sesenta luego de varias giras por la República Mexicana, el victorense decidió alejarse definitivamente de los escenarios profesionales. Finalmente, gracias a sus trabajos como Jefe de Servicios Médicos de Pepsi Cola “La embotelladora más grande del mundo” y el Instituto Nacional de Protección a la Infancia, tenía asegurada su subsistencia en la capital del país.
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Para 2004 laboraba en la Secretaría de Salud, encargado del programa de planificación familiar México. Finalmente abandonó la Ciudad de México donde radicó varias décadas y retornó a Ciudad Victoria, atendido por familiares, amigos y grandes recuerdos. Próximamente publicará un libro donde narra lo más relevante de sus experiencias profesionales y artísticas.
La trayectoria de vida de Fidel Zepeda, no muestra que el cultivo del arte en sus diferentes facetas -música, teatro, literatura, pintura, cine y escultura-, es compatible con diversas profesiones y oficios. Además, representa un elemento fundamental en la formación y entretenimiento de la sociedad donde estamos inmersos.