por Fortino Cisneros Calzada
Las declaraciones del gobernador de Texas, Greg Abott, que no es una perita en dulce: “Lo que hace falta es que Joe Biden deje de dar dinero a Ucrania y empiece a dárselo a Carolina del Norte, en este caso a California, y a ayudar a nuestros compatriotas…”, son las primeras manifestaciones de cordura en un país que parece de fantasía, porque se patrocina y alienta la destrucción inmisericorde de pueblos enteros y se descuidan las más elementales medidas de protección para su gente.
Precisamente, Carolina del Norte, donde según reportes del viernes 10, a medida que la tormenta avance, se anticipa una mezcla de nieve, aguanieve y lluvia helada, la cual causará impactos en el tránsito vehícular y posibles cortes de electricidad, desde la región montañosa hasta las regiones densamente pobladas. Aunque se ha instado a los residentes a estar alertas y permanecer dentro de sus hogares, los daños que se esperan son imprevisibles.
Por otra parte, en California se habla de un verdadero infierno. De acuerdo a las declaraciones de Janisse Quiñones, directora general e ingeniera jefa del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles, los tres tanques de almacenamiento de agua de los que dependen los hidrantes en la zona afectada, cada uno con capacidad aproximada de un millón de galones, se habían “secado” a las tres de la madrugada del miércoles. Ya nada se pudo hacer.
¿Son estos eventos casos aislados y fortuitos? Obviamente, ¡no! Hace un buen rato que la Organización de las Naciones Unidas señaló textualmente: “A medida que las emisiones de gases de efecto invernadero cubren la Tierra, atrapan el calor del sol, lo que conduce al calentamiento global y al cambio climático. El mundo se calienta ahora más rápido que en cualquier otro momento de la historia del que haya registros. Con el tiempo, las temperaturas más cálidas están cambiando los patrones climáticos y alterando el equilibrio normal de la naturaleza. Esto plantea muchos riesgos para los seres humanos y todas las demás formas de vida de la Tierra”.
Pero, ¿qué hacen los gobernantes de la nación más desarrollada del planeta? Simplemente, echar en saco roto las advertencias y seguir con la carrera armamentista que contribuye enormemente a elevar la temperatura. Muchos millones de seres humanos padecen el abandono de sus líderes, más empeñados en promover la industria de la muerte que en salvar vidas y garantizarles una forma de existencia útil y productiva para sí mismo y para los demás. A ello hay que agregar las amenazas absurdas.
Datos provenientes de un estudio publicado por la Universidad de Chicago, señala que al menos 4.2 millones de niños y jóvenes se encuentran viviendo en las calles, refugios o en casa de terceras personas, por no poseer una vivienda propia en los Estados Unidos. Los datos que arroja el documento, indican que se trata de 700 mil adolescentes (entre 13 y 17 años) y 3.5 millones de adultos jóvenes (entre 18 y 25 años) en situación de calle.
Por su parte, Jeff Olivet, director ejecutivo del Consejo Interagencial para Personas sin Vivienda de EU, asegura: “En estos momentos, hay un aumento drástico en la cantidad de personas mayores que no tienen vivienda. Los adultos mayores de 55 años probablemente sean el grupo de personas sin hogar que más aumenta… y para muchos de ellos, es algo que les sucede por primera vez. Los motivos son complejos. A medida que envejece la población, son más las personas que corren el riesgo de vivir en la pobreza.
Vale recordar las palabras del Papa Francisco: “Cada vida humana, “es única e irrepetible, es un valor inestimable en sí misma. Esto siempre debe ser anunciado de nuevo, con la parresía (decir todo sin miedo) de la palabra y el coraje de las acciones. Esto requiere solidaridad y amor fraternal para la gran familia humana y para cada uno de sus miembros. La vida que estamos llamados a promover y defender no es un concepto abstracto, sino que se manifiesta siempre en una persona de carne y hueso: un niño recién concebido, un pobre marginado, un enfermo solo y desanimado o en estado terminal, uno que ha perdido su trabajo o no puede encontrarlo, un emigrante rechazado o en un gueto… La vida se manifiesta concretamente en las personas”.
Con estas palabras en mente, bien vale definirse en favor de la cordura, que permita la recomposición del poder, del que dijo Andrés Manuel López Obrador, debe ser, simple y sencillamente, una oportunidad de servir a los demás.