Joel Balderas
Sin duda la política es un ejercicio constante de comunicación donde importan mucho las palabras, pero también cómo se dicen, el momento en el que se dicen y el contexto que las rodea.
Durante el inicio de su gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum ha mostrado una comunicación no verbal como un elemento clave para interpretar su estilo de liderazgo y la visión que proyecta para el país; sin duda que la presidenta tiene buenos asesores porque se nota su cambio respecto a los años inmediatos anteriores.
Desde su vestimenta hasta su postura en cada una de las tribunas donde ha aparecido, Sheinbaum envía mensajes muy claros sobre cómo quiere ser percibida y si hablamos de su forma de vestir, ha optado por un estilo sobrio, moderno y funcional. Sus trajes, generalmente de colores neutros o tonos que reflejan calma y confianza, como el azul y el gris, parecen cuidadosamente seleccionados para transmitir profesionalismo y cercanía a la vez. No recurre a excesos ni a tendencias ostentosas, lo que refuerza la idea de una presidenta bastante enfocada en el trabajo y no en el espectáculo y eso para México es bueno.
Su postura en la tribuna y frente al público también dice mucho. Siempre la vemos con los hombros erguidos, caminando con la frente en alto, casi siempre mostrando sus manos y los brazos abiertos comunicando seguridad y apertura, evitando cualquier rastro de intimidación o rigidez. Cuando habla, su expresión facial, generalmente acompañada de una sonrisa, combina firmeza con accesibilidad, lo que nos muestra a una líder que escucha pero que también tiene claridad en sus decisiones.
Por ejemplo un aspecto que ha destacado durante los últimos días es su postura enérgica y rígida frente a las constantes presiones del ahora presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Ella ha mostrado temple y determinación en un escenario internacional marcado por constantes tensiones con el país vecino y en las apariciones públicas relacionadas con este tema, sus gestos y tono de voz refuerzan un mensaje de defensa clara, siempre insiste en el tema de la soberanía nacional y ese es un tema que logra conectar justo en el orgullo de nosotros lo mexicanos. Su lenguaje corporal transmite que no está dispuesta a ceder ante intimidaciones.
Estos primeros días de su gobierno dejan entrever una estrategia clara: consolidar su imagen como una presidenta cercana, pero firme; moderna, pero apegada a valores tradicionales de trabajo y humildad. Su comunicación no verbal refuerza el mensaje que busca transmitir con sus palabras: un gobierno serio, pero humano, donde el poder no está peleado con la sensibilidad ni con la determinación frente a intereses foráneos.
Reflexionar sobre el significado de que una mujer como Claudia Sheinbaum esté al frente de la presidencia de México es indispensable. Su llegada al poder representa un hito histórico en la lucha por la igualdad de género en la que México avanza de a poco.
Hoy nuestro país tiene una presidenta vestida para el poder.
Nos leemos la próxima…