Por José Luis Aguilar Guajardo*
El próximo 26 de diciembre se llevará a cabo la celebración de los 272 años de la fundación de la villa de Santillana, hoy Abasolo Tamaulipas. La conmemoración de tan importante suceso se encuentra bien arraigada en dicho pueblo y es motivo de orgullo local ya que por dos días (el 25 por la noche y el 26 prácticamente todo el día) se llevan a cabo diversas actividades populares como la callejoneada que termina con el baile en la plaza vieja, y al día siguiente, la cabalgata desde el sitio de Santillana Viejo hasta el lienzo charro que concluye con un jaripeo. La fecha es ideal dado que han arribado al pueblo, con motivo de las fiestas decembrinas, los paisanos que radican en los Estados Unidos y otras entidades vecinas, principalmente de Nuevo León. Asimismo, es evidente la derrama económica que se suscita tanto por los aguinaldos, como por las remesas enviadas desde el país vecino.
Pero, más allá de la fiesta, del espectáculo visual, es evidente que han faltado en el pueblo actividades con contenido académico y cultural que fomenten la memoria histórica y los sentidos de identidad y pertenencia. Abasolo, es un municipio en el que el rubro cultural ha estado ausente por varios años. Se confundieron los bailes y las labores de los encargados del turismo con la importante labor social que representa el fomento a las artes y a las humanidades. Prueba de ello, es la costumbre de las administraciones locales de no considerar a la Dirección de Cultura dentro de su estructura de gobierno, lo que ha derivado en el cese de actividades dentro de la única Casa de la Cultura que existe en el municipio motivo por el cual se ha encontrado cerrada desde hace mucho tiempo.
Aun así, lo cierto es que el nuevo gobierno municipal replica, por lo menos en el discurso, la premisa humanista de los gobiernos estatal y federal en turno. Eso, desde luego, representa una esperanza y ojalá se llegue a la congruencia entre lo que se diga con lo que se haga y se tomen decisiones que logren progreso en materia de cultura y humanidades en el municipio. Ojalá así sea por el bien de las y los abasolenses, ya que de lo contrario el obscurantismo que hemos vivido por largo tiempo se continuará proyectando y tendremos que ser de nueva cuenta los ciudadanos de a pie los que con grandes esfuerzos tengamos que llevar algo de cultura al pueblo. Ojalá así sea, porque ello también demostrará el nivel académico y profesional de quien nos gobierna.
Daremos el beneficio de la duda al gobierno municipal entrante y por lo pronto nos dedicaremos a presentar, en vísperas de dicha celebración popular, un resumen de los antecedentes históricos de la fundación de Santillana con la finalidad de que los abasolenses comprendan mejor las circunstancias que hicieron posible la creación de aquel asentamiento colonial que posteriormente se convirtió en uno de los municipios de nuestro Estado. De igual manera, se espera que este breve texto ayude a resolver, desde una perspectiva historiográfica actual, una imprecisión histórica que ha surcado el tiempo por más de dos siglos y que se relaciona, como se verá en la segunda parte de este artículo, con la fecha fundacional de dicha villa.
Así pues, para hablar de los orígenes de Santillana se tendrá que presentar primero un contexto un poco más amplio lo que nos obliga a remontarnos un poco antes de su fundación, hasta el año de 1747, cuando el coronel José de Escandón por instrucciones del entonces virrey Juan Francisco de Güemes y Horcasitas, 1er. Conde de Revillagigedo, realizó el denominado Reconocimiento de la Costa del Seno Mexicano con miras a fundar en este territorio una nueva gubernatura que se denominaría del Nuevo Santander la cual con el tiempo se convirtió en el cimiento político-jurisdiccional del actual Estado de Tamaulipas.
Procedente de Querétaro, José de Escandón se trasladó hacia el noreste acompañado de un nutrido contingente de colonos que rápidamente se asentaron en los distintos parajes en donde habrían de fundarse las nuevas villas neosantanderinas. El recorrido de Escandón se hizo con relativa rapidez, aunque no sin contratiempos, ya que el territorio aún se encontraba dominado en gran medida por grupos o naciones indias que no siempre aceptaron de buena gana la presencia hispana. Aun así, dentro de los estudios cartográficos que se hicieron en aquel entonces sobre este territorio también llamado del Seno Mexicano, se determinó que el centro geográfico de todo aquel gran espacio era el denominado “Cerrito del Aire”, razón por la cual el coronel Escandón tomó la decisión estratégica de situar ahí la capital de la nueva gobernatura.
Fue así, como el 17 de febrero de 1749, se fundó la villa de Santander (hoy Jiménez) en la falda occidental del mencionado cerro. Dicho asentamiento sería efímero dado que los pobladores constantemente se sentían amenazados por la gran cantidad de indios que habitaban dicha eminencia orográfica y por ello, decidieron trasladarse en dos ocasiones con rumbo al noroeste hasta llegar al lugar en el que actualmente se encuentra la villa.
Durante 1750 se fundaría la villa de Soto la Marina y puerto de Santander que se pretendía estuvieran directamente comunicados con la ya establecida capital de la Colonia la cual, como se ha dicho anteriormente, se encontraba contigua al Cerro del Aire. No obstante, con el cambio de la villa capital a su lugar actual, aún más distante de la Marina, se hizo indispensable establecer un asentamiento intermedio que sirviera como punto de aguaje y defensa para las caravanas de colonos que transitaban por aquellas tierras entonces dominadas principalmente por las naciones indias boca prieta y aracate.
Fue así como surgió la idea de fundar una nueva villa y para tal efecto el coronel Escandón nombró al capitán Tomás Conde, oriundo de Cadereyta del Nuevo Reino de León, como el encargado de aquella empresa. Dicho capitán se encargó de armar un contingente de colonos con algunos vecinos de Santander que decidieron desprenderse de la villa capital. Al frente del grupo de pobladores, y a nombre del gobernador de la colonia, Conde llevó a cabo la fundación de Santillana el día 26 de octubre de 1752 situando a los pobladores en un paraje muy cercano al sitio donde tres años antes se había fundado Santander y en donde cruzaba el arroyo hoy llamado de San Manuel.
}Fueron sus fundadores: CAPITÁN TOMÁS CONDE, casado con María Martínez, con tres hijos y dos sirvientes, DON JUAN MIGUEL DE ACOSTA, casado con doña María de la Garza, FRANCISCO ÁNGEL DE LOS RÍOS, casado con María Manuela Rodríguez, con cuatro hijos, JUAN ANTONIO DE ARIZPE, casado con Juana María de Acosta, con una hija, JOSÉ MIGUEL DE ACOSTA, casado con María Antonia Rodríguez, con tres hijos, (Ancestro en línea directa de quien esto escribe), FELIPE CONDE, casado con María Antonia de los Ríos, con tres hijos, DIMAS DE LA GARZA, casado con Teresa González, con tres hijos, ALEJANDRO CONDE, casado con Petra de la Garza, con tres hijos, ALEJANDRO COELLO, casado con Catarina Martín, con cuatro hijos, MIGUEL MARTÍNEZ, casado con Felipa Coello, con una hija.
Es de notarse que aquel nuevo asentamiento recibió el nombre de Santillana, en honor al noble y antiguo pueblo cántabro de Santillana del Mar que se encuentra al norte de España y que fue cuna de los ilustres marqueses de Altamira, coterráneos y patrocinadores de Escandón. Además, por haberse llevado a cabo aquel evento en el mes de octubre, se le otorgó a la villa la advocación de la virgen de Nuestra Señora del Rosario, la cual gozaba de una gran popularidad entre el mundo hispánico de la época.
Pronto se comenzaron a construir en el pueblo los primeros jacales y los cimientos de una iglesia que quedaría inconclusa por la traslación o cambio del asentamiento el cual se llevó a cabo en septiembre de 1779 justo en el lugar en que se encuentra actualmente el casco viejo del pueblo. La primera villa de Santillana tuvo entonces 27 de años de existencia en su puesto primitivo y su traslado fue ocasionado por la falta de agua en el caudal del arroyo San Manuel que era la principal fuente de recurso hídrico del asentamiento. Tal situación fue ocasionada por la construcción de una presa para irrigar las parcelas y huertas de los vecinos de Santander.
[Continuará…]
*Maestro en Historia y candidato a doctor en Ciencias Sociales por el El Colegio de Tamaulipas. Coordinador de la Zona Centro dentro de la Asociación de Cronistas de Ciudades y Villas de Tamaulipas.