Por Carla Huidobro
La obesidad infantil es un problema creciente que afecta a millones de niños en todo el mundo, y América Latina no es la excepción. Conscientes de esta realidad, el proyecto ERASMUS+ CIELO ha emprendido un camino que no solo busca entender las raíces de este problema, sino también proponer soluciones tangibles y sostenibles. Este proyecto, que ya ha comenzado a generar resultados, se desarrolla en colaboración con universidades de Chile, Costa Rica y México, entre otras.
En los últimos meses, he tenido la oportunidad de observar de cerca cómo se implementan estas iniciativas. Me ha recordado a un documental, donde cada escena captura el esfuerzo conjunto de académicos, profesionales de la salud y comunidades enteras que buscan un cambio real. En Chile, por ejemplo, se han implementado programas piloto en escuelas para fomentar una alimentación saludable desde la niñez, combinando tecnología educativa con la intervención directa en los hábitos diarios de los niños.
En México, el enfoque se ha centrado en capacitar a los profesionales de la salud para identificar y abordar los primeros signos de obesidad en la infancia. Este enfoque temprano es crucial, ya que la prevención es siempre más eficaz que el tratamiento. En Costa Rica, la colaboración se ha traducido en el desarrollo de aplicaciones móviles que promueven la actividad física a través de juegos interactivos, integrando la tecnología en la vida cotidiana de los niños de manera lúdica y educativa.
Estas son solo algunas de las estrategias que están emergiendo del proyecto CIELO. El éxito de este enfoque radica en su carácter transdisciplinario, que no se limita a una única solución, sino que abarca una variedad de enfoques adaptados a las necesidades locales de cada país. A medida que el proyecto avanza, es evidente que la colaboración internacional es fundamental para combatir un problema tan complejo como la obesidad infantil.
Los resultados preliminares son prometedores, y es emocionante pensar en el impacto a largo plazo que este proyecto puede tener en la salud de las futuras generaciones. Seguiremos atentos al desarrollo de estas iniciativas, conscientes de que cada pequeño avance es un paso más hacia una niñez más saludable en América Latina.