Por Oscar Díaz Salazar
Me sorprende, me decepciona y me disgusta que me respondan con el argumento de la Ley del Talión, cuando escribo sobre la intervención de sujetos que forman parte del crimen organizado (mañosos, muchachos, «amigos», de la compañía, del cartel) en los procesos electorales… O en cualquier otra actividad.
Nunca me he dedicado a la nota policiaca, pero cada vez con mayor frecuencia, -al grado de que muchos lo quieren «normalizar»-, la política se ha contaminado con la intervención de los delincuentes, lo mismo con dinero, con amenazas, con acciones para inhibir la participación en las elecciones de votantes y de candidatos, etc,
En mi caso, escribo sobre la participación de sujetos que pertenecen a organizaciones criminales, siempre señalando y reprobando su actuación, conforme tengo acceso a la información o atestiguo los hechos.
Los simpatizantes de los partidos y/o candidatos que son beneficiarios de la operación de los mañosos, suelen minimizar el hecho afirmando que siempre ocurre, que así pasó antes o que en otra parte o en otro tiempo los mañosos actuaron en contra de sus intereses.
Sostengo que lo que pasa en Nuevo Laredo (hoy) no se justifica ni se compensa con lo que puedan decir los que YA quieren llegar al gobierno, aunque le vendan su alma al diablo
No debemos pensar que se hace justicia cuando los carniceros de hoy se convierten en las reses de mañana. Lo correcto es que la política no sea de carniceros ni de reses y por eso debemos condenar en todo momento a los que actúan como carniceros y/o a los que convocan a los carniceros para ganar por la fuerza lo que los ciudadanos no les confiaron por la buena.
Comparto con ustedes estas reflexiones (convicciones) a manera de contexto para alertar sobre lo que ocurre en Nuevo Laredo, a pocas horas de concluir la sesión de escrutinio y cómputo de votos, en un ambiente tenso que puede terminar con violencia.
Las actas consignan que no les alcanzó a los mañosos
¡YA perdieron!