Cena de negros
Por Marco Antonio Vázquez Villanueva
La reforma al poder judicial que se cocina por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum, pudiera poner en riesgo la gobernabilidad en el país, los giros que ha dado la propuesta obligarían a mantener una estructura electoral fuerte, un partido activo y, como consecuencia, con poder real ya que le deberían nombramientos de jueces y magistrados, vaya pues, les pueden crecer los enanos.
De acuerdo con la información filtrada, la intención es garantizar la capacidad de magistrados y jueces lo que obligaría a mantener en una etapa inicial los procesos de selección como hasta hoy, es decir, se realizarán los trabajos primeramente en el poder legislativo o en el ejecutivo para terminar en ternas de las cuales la ciudadanía elegirá a uno de ellos o ellas qué, huelga decirlo, invariablemente será a quien les indiquen sus liderazgos.
Pero bueno, el proceso apenas comenzará con la nueva legislatura y, aunque importante, no es parte de las razones del miedo que se tiene en Tamaulipas por parte de la estructura judicial heredada por el prófugo Cabeza N, el temor es que se haga realidad “información” que dolosamente les están filtrando sin conocer su certeza, por ello la intención de los titulares de magistraturas y juzgados es ir instrumentando un proceso legal para defenderse hasta donde les sea posible y mantener sus cargos, también hasta donde les sea posible.
¿Qué se les ha dicho a magistrados y jueces tamaulipecos?, en resumen, que con la reforma al poder judicial prácticamente desaparecerá el Poder Judicial de Tamaulipas, el Supremo Tribunal de Justicia de Estado, para dar paso a otro organismo que tenga las mismas características que se pretenden del nacional, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o como vaya a llamarse que es, en esencia, Magistrados y jueces electos por la ciudadanía, por el pueblo, exacto, se les ha dicho que no tardan mucho en perder la chamba ya que aún siendo incluidos en las ternas quienes los respaldaban políticamente no tendrán recursos para ganar probables elecciones a sus cargos.
¿Por qué se las están creyendo?, por una razón, saben de su origen, conocen que este poder de siempre ha sido un brazo ejecutor y afín al cien de los gobernantes en turno, porque a nivel nacional es lo que vislumbran, sobre todo, porque saben que sería la forma políticamente más sana de limpiar la estructura judicial a favor de la transformación o, por lo menos, limpiarla de ellos que difícilmente tienen acercamiento con la sociedad, con electores.
Vaya pues, magistrados y jueces no tienen roce alguno con el pueblo, ellos de siempre (al nivel que guste) se han sentido de la burocracia dorada, de esos que comen en restaurantes exclusivos en sus edificios o de los muy caros.
Ese es el origen del miedo de los magistrados y jueces, muchos no tendrán forma de solicitar apoyos a la ciudadanía, no tendrán suficiente respaldo social porque nunca la han tomado en cuenta y sí, es probable que muchos sean duchos en sus trabajos, los mejores quizá, pero no será suficiente conforme a las primeras intenciones de la reforma para permanecer en ellos.
Esas son las razones del miedo de jueces y magistrados tamaulipecos, del poder judicial local, esas son las razones por las que se pretende a toda costa pensarle para encontrar la solución y darle largas a las reformas judiciales, son las razones que los han llevado a atrincherarse y luego quizá cabildear para que no se lleve a cabo o, si se decide aprobarla, que sea en condiciones ventajosas para los que ahora ya ocupan esos cargos, eso prefieren, desean como mal menor que la reforma solo afecte a futuro, a los que vayan llegando cuando se les acaben sus periodos qué, en algunos casos, sobre todo de jueces, son indefinidos o les quedan muchos años por lo menos…