por Fortino Cisneros Calzada
Las elecciones del ya tan próximo 2 de junio se dan en circunstancias inéditas, cuando menos en lo que va del siglo. Usando una licencia metafórica, se podría decir que el planeta estará parado de pestañas viendo lo que en México ocurra durante esa fecha. De ello deriva la importancia de que los mexicanos acudan a las urnas enterados de lo que pueden hacer con su voto, especialmente los tamaulipecos que han oscilado entre la transacción y la transición.
La transacción, ya sabemos, es un trato, un convenio, un negocio del que se obtiene un beneficio. Con FGCDV, cuyos estudios son de administración de empresas y mercadotecnia, Tamaulipas vivió esa terrible pesadilla: se convirtió en un colosal negocio para un grupo de personas ambiciosas y sin escrúpulos que aprovecharon la ola foxista del gran embaucador para montarse en la res pública.
Con los hijos de Martita como socios, de “propietario y administrador general de Productos Chamoyada S.A. de C.V.”, pasó a ser un magnate con propiedades en México y los Estados Unidos, donde nació. Con Calderón llegó a las alturas donde nunca fue aceptado por su naturaleza marrullera, conformándose con merodear por las esquinas en busca de una oportunidad. La tuvo cuando compitió con un barquito por la gubernatura. ¡El saqueo fue inaudito y permanece impune!
En cambio, la transición es una etapa de cambio, de advenimiento de un tiempo nuevo. Esta inició cuando los tamaulipecos dieron su voto y su confianza al Dr. Américo Villarreal Anaya para recuperar la gubernatura e iniciar el penoso proceso de la restauración de la vida pública mirando en todo por el bien de la gente. La tarea es harto difícil y se tiene que cumplir con los elementos disponibles; quizá su mayor acierto haya sido apostar por Claudia Sheinbaum Pardo.
Asegura un viejo y conocido refrán que al paso de la carreta se acomodan las calabazas; pero, en lo que hace a esta entidad en donde la patria comienza, han sido muchos los obstáculos. No hay que olvidar que los estados del noreste fueron el factor decisivo para el fraude electoral del 2006, cuando la Gordillo amenazó a los gobernadores para que alteraran las actas de casilla a fin de hacer ganar a Calderón (“O atente a las consecuencias”, le dijo a Geño).
Durango, Nuevo León. Coahuila y Tamaulipas volverán a ser escenarios de choque entre la oligarquía plutocrática que busca recuperar sus privilegios perdidos y la ciudadanía consciente que va en pos de sus derechos legítimos. Aquí no hay espacio perdido; por un lado, la propuesta humanista de la Cuarta Transformación y por el otro la sed de riqueza y de poder que esclaviza al hombre y daña al planeta. La transacción, para hacer crecer la riqueza de unos cuantos pillos, o la transición para beneficio de todos.
Se cuestionan algunas propuestas de la 4T. Quizá haya alguna razón para ello; pero, nada que sea más importante que cerrar el paso a los saqueadores. El PAN era el partido de la gente decente, ¿Por qué ahora patrocina bribones? El PRI, su nombre lo dice, era revolucionario, ¿Por qué ahora es reaccionario? En el momento de elegir, no hay que olvidar que el pueblo es toda la gente que vive en un lugar: pobres, clase media y ricos; la diferencia está en la decencia y la calidad humana.