Por Alejandro de Anda
LO OSCURO. Partiremos esta charla desde la perspectiva ‘razonable’ de la
desigualdad social en nuestro país.
La enorme brecha económica que prevalece en el territorio desde que éste
existe, ha dado pauta a numerosos movimientos sociales que claman a gritos
oportunidades para salir del hacinamiento y buscar –para los suyos- el camino
hacia la línea del bien-estar.
La concentración de poder y dinero en unos cuantos y la gran cantidad de
masa popular de pobres, fueron hierba seca del fuego que alienta el descrédito
a los gobiernos y gobernantes en turno.
Luego bien, entendieron (buscando primero el bien propio) los que estaban al
timón del poder que para mantener el control debían prometer (sic) “El
prometer no empobrece; dar es lo que aniquila” fue el recurso propagandístico
de mayor recurrencia entre los aspirantes a los puestos públicos.
Ya al mando, ganados, se les olvidaban las promesas. Hasta la nueva elección.
Así nacieron las promesas y la inversión en camisetas y gorras –sumados el
‘lonche’ y el frutsi’- para que el contingente de votantes sumara una asegurada
victoria al político en cuestión.
Esa es la constante principalmente en la Hispanoamérica, donde México se
manifiesta en la primerísima posición de clientela votante hacia las promesas y
apoyos con dineros públicos.
Sí, la brecha entre clase media, ricos y pobres sigue siendo aún distante para
considerar que ya emergieron los que no tienen nada que perder.
Pero el basar o tasar elecciones de cargos populares en la propuesta de dar y
dar y dar más, ha convertido a la política en una fiesta política chicharronera.
Nuestro país tiene el mayor porcentaje de América Latina de ciudadanos
sobornados a cambio de votos.
La intimidación electoral y la compra de sufragios es la base de los cimientos
de las elecciones en todo el territorio.
Encabeza las encuestas de referencia México (50%), seguido de República
Dominicana (46%); Brasil (40%) y el más lejano en esa lista es Chile (19%).
(Barómetro Global de la Corrupción en AL y el Caribe).
¿Eso no sucede?
El partido ambientalista señala “Que te paguen las pipas de agua”; el de tres
colores “que las casetas de peaje sean gratis”. Todos los partidos enseñan
programas asistencialistas, que apalancarían sus ofrecimientos –de llegar a
cumplirlos- en el dinero que se recauda por concepto de aportaciones que
hacemos todos. Hasta las afores.
Sí, es necesario mucha ayuda para paliar esa brecha de la que ya hablamos.
Pero acaso…
¿No sería más benéfico promover la creación anual de un millón de NUEVOS
EMPLEOS bajo certificación de esa promesa, donde el promitente debe ser un
gestor incansable de esta gran oportunidad que demandan los jóvenes
egresados?
¿Que se comprometa al Poder Judicial a resolver en plazo perentorio el
enorme rezago en materia de resolución de expedientes, donde la gran
mayoría suman muchos años sin resolver?
Y de no cumplirse en plazo del término del ejercicio (anual) la revocación de la
encomienda fuera su mayor aliciente.
COLOFÓN: Si lo vemos desde la óptica de donde aún hace el apalancamiento
económico nuestro país (remesas e inversión extranjera directa) esta nación
requiere: justicia pronta y expedita y mayores oportunidades de empleo. La
demagogia sigue ganando votos… hasta que vuelvan las temporadas de
playeras y gorras.
El que más prometa… y cumpla.
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@deandaalejandro