Por Carla Huidobro
No es de ahuevo caer bien, no es ley ser del agrado,
en este teatro de máscaras, donde a veces el ser queda olvidado.
Cada quien con su esencia, su peculiar melodía,
en un mundo que a veces aplaude, pero otras tantas, desvía.
La autenticidad se vuelve moneda de dos caras,
en una sociedad que premia sonrisas, aunque sean raras.
Pero no es de ahuevo, no, caer bien a toda costa,
cuando el precio a pagar es que tu alma se agosta.
Ser uno mismo, en un mar de expectativas y roles,
es navegar contra corriente.
No es de ahuevo ser el favorito, el alma de la fiesta,
cuando el ser verdadero pide a gritos, desde su celda, ser liberado de esta puesta.
Hay belleza en la diferencia, en el contraste de caracteres,
en el vasto mosaico humano, en sus múltiples matices.
No es de ahuevo caer bien, no, cuando ser tú mismo es la elección,
en un mundo que a menudo olvida, que en la diversidad está la verdadera unión.