Claroscuro
Por Alejandro de Anda
LO OSCURO. Las nochebuenas, las luces de navidad de los pinos y los pollitos de colores son las cosas más efímeras que existen en el planeta.
Así de igual es la permanencia y lealtad a la política mexicana.
No existe bajo ningún juramento, una pertenencia con honorabilidad a un proyecto de plataforma política.
Con el mismo desparpajo quien se considere político de la vieja escuela emanado de la izquierda con pensamientos libertarios e igualitarios, hoy se postula -habiendo nacido en el PRD- con la tranquilidad de enarbolar las causas del extremismo conservador representado por el PAN (valgan los ejemplos).
Hay incluso políticos que afirman. “Estoy esperando a ver por cuál partido me postulo” de cara a los comicios en todo el territorio nacional 2024.
En el pasado reciente para lograr adeptos, los partidos buscaban figuras que les atrajeran masas.
De esa manera personajes como Cuauhtémoc Blanco destacaron para ser ahora políticos de raigambre. Nacidos para el servicio público. Sí, también es ironía.
Las encuestadoras más serias no reúnen elementos válidos para medir resultados que cuantifiquen con certidumbre la calidad y la cantidad de un partido por sus siglas y por su plataforma y estatutos. Los números de preferencias que vea usted hoy sobre partidos específicamente, no son verdad.
Hoy son los personajes los que hacen la política. Y las preferencias.
Si el exponente de mayor arrastre en el escenario político hoy decidiera abandonar a su partido, éste sucumbiría ante un desconcertado electorado que le seguiría a donde aquél fuera. Aunque cambie de color de piel. Dejando lo moreno –reiterando: de piel- de lado.
Hace apenas unos pocos años, un dirigente del que se envanecía de ser el partido de las mayorías (de tres colores) explicaba que, por las siglas, ya tenía como partido franquicia la significativa cantidad no menor al 30% en sufragios en su poder. Eso lo advertía el dirigente en 2015.
Equivocado estaba.
Las encuestadoras tienen un trabajo difícil de justificar, en base a la numerología que debía ser la constante y emitir resultados medibles
Pero la lealtad partidaria dura lo mismo que las luces de los arbolitos, que la posteridad de las matas de noche buena y que la efímera vida de los pollitos de colores.
El resultado a las masas es uno solo. La política a la sociedad le viene exactamente igual. No hay una inclinación por una fuerza ideológica que sea la representatividad social.
Hoy Ebrard es de izquierda y mañana… sólo Dios.
COLOFÓN: Unos advierten “la sonrisa ya volvió”, cuando esa sonrisa era de un color adverso al que hoy enarbola. Así las cosas, en Tamaulipas.
¿Consejo no pedido? La sociedad no debemos ‘tomar partido’ de las afrentas entre los personajes que hacen ‘política’. Más tarde que temprano, los intereses los hace de nuevo ser socios. Y la comunidad… confrontada.
Dura más un pollito de colores…
[email protected] @deandaalejandro